—¿Y qué tal tu trabajo? 

—Hay mucho que decir sobre eso.  

—Te escucho —me hace un ademán con la mano para que le cuente.  

—Te vas a aburrir.  

—No lo creo.  

—Creo que sí —insisto, pero ella se niega rotundamente y vuelve a animarme a seguir. 

Suspiro y pienso.  

—¡Pero si no quieres no hay problema!. —dice de pronto, como disculpándose por haber cometido una ligereza.

No quiero que se sienta mal o que piense que cometió una imprudencia, así que respondo.  

—Mi trabajo está bien, pero a la vez también tiene algunas complicaciones que están perjudicándome más de lo que deberían. Ya no es tanto como antes, pero sigue habiendo mucha dificultad en quedar en un castin.  

—¿Por? —pregunta con las cejas fruncidas.  

—Los productores buscan actores que no tengan tanto drama en lo personal, prefieren a alguien con una imagen limpia y no a quien sea conocido como un agresor.  

Si tan solo hubiese abierto antes los ojos...  

Brisa me observa atenta. De vez en cuando, detalla el movimiento de mis labios y luego se va nuevamente a mi mirada. No parece sorprendida por lo que le digo, ella sabe por las noticias que estoy siendo pintado de malo desde hace un tiempo por Sofía. De hecho, Bri hizo una mención sobre ello anoche, cuando me vio.

—¿Tú qué crees? 

—¿Estás preguntándome si creo que tú la golpeabas? —pregunta, y una parte de mí siente miedo de oír su respuesta.

Pueden pasar dos cosas: que me diga que no, y que me sienta aliviado o que me diga que sí, y me sienta decepcionado.  

—No, para nada. Nunca le he creído ni una sola palabra a la víbora esa —responde con disgusto.  

Y pensar que a esa víbora yo la amaba con locura y estaba dispuesto a dar todo para seguir peleando la batalla más difícil: las adversidades de la vida.  

—No te molesta que le diga así, ¿verdad? 

—Ya no estoy con ella, Brisa. Antes no me hubiese agradado, pero ahora ya no es lo mismo... ha demostrado ser muy mala con todo lo que me hizo.  

Suelto un suspiro y aparto la mirada de Brisa. No quiero darle a entender que aún hay cosas que, a pesar de haberlas superado, siguen dando malas sensaciones al recordarlas.  

Anoche le había dicho que mejor no tocáramos ese tema, el de Sofía, y creo —más bien, estoy seguro— que Brisa no tenía intenciones de hablar de Sofía ahora, pero hablar de trabajo significa hablar de ella.  

—¿Tú cómo has estado con todo eso? A veces, veía en la televisión que te preguntaban cómo te encontrabas luego del divorcio, pero tú evitabas responder.  

No quería que la gente se diera cuenta de que estaba partido a la mitad. Evitaba la pregunta, porque si decía que estaba bien iba a quedar como mentiroso, mi voz temblorosa me dejaría en evidencia, y no quería que me viesen derrotado. Intentaba ser fuerte, pero siempre llegaban este tipo de inquisiciones y prefería irme a otro lado y encerrarme en el primer lugar que encontrara.  

—Ahora estoy bien —contesto parcamente. 

Ya no me acuesto en las noches pensando en todo lo que pudimos ser, si ella no hubiera dañado nuestra relación... Antes, cuando las cosas eran muy recientes, no podía dormir tranquilo de la rabia que me consumía. El alcohol era mi mejor compañero cada vez que necesitaba algo para poder distraerme un momento. Estaba tan dolido que lo único que me aliviaba era beber hasta la inconsciencia. Sé que era estúpido recurrir a aquello, pero no pensaba con claridad, estaba atrapado en la angustia y el desespero. A veces, tanto dolor nos lleva a recurrir a la bebida como una fuente de escape.

Entreabre sus labios para decir algo, pero parece arrepentirse.  

—¿Qué ibas a decir? 

—Nada, no quiero entrometerme mucho en tus cosas personales.  

—Anda, dime, no me molesta que preguntes, por algo he venido a verte, para charlar.  

Se muerde ligeramente los labios, parece sopesar sus preguntas.  

—¿Ya no tienes trabajo? 

—Por ahora no, justamente voy a hablar de ello con mi representante, hablaremos de futuros proyectos en los que podría meterme.  

Me observa callada por unos instantes y luego continúa.  

—¿Y cómo estás de dinero? 

—Bien, tengo muchos ahorros y estrenaré una película pronto.  

—Sí, he visto el adelanto. Se ve que es una película intensa —comenta con las mejillas ruborizadas, una media sonrisa y con la mirada baja.  

—¿Lo dices por el contenido sexual que hay? 

—Son escenas fuertes —recalca—. ¿Cómo hiciste para grabarlas sin sentir vergüenza? Es decir, la chica prácticamente está desnuda frente a ti... 

Me encojo de hombros.  

—Antes sí me daba algo de pudor todo eso, pero las pelis para las que hago castins tienen eso, aunque esta última que grabé es la que más acentúa la exposición.  

Sedúceme es una película a la cual le he tenido que echar todas mis ganas. Dirigí toda mi concentración y volqué todo mi compromiso hacia el personaje que tuve que encarnar. Fue un gran reto rodar las escenas, pues eran bastante subidas de tono; ya había grabado muchas escenas románticas e íntimas, pero nunca escenas tan candentes como estas, donde simulo hacerle el amor repetidas veces a una chica que está completamente desnuda . En las anteriores grabaciones la protagonista llevaba algo que cubría sus partes más íntimas —obviamente, al público se le daba a creer que no teníamos nada de ropa—, por lo que era un pelín más fácil subirme encima de ella para dar a entender ciertas cosas.  

Si las críticas son buenas, la película me dará un muy buen dinero para seguir subsistiendo con más tranquilidad en estos tiempos difíciles.  



Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Destinados #D1 (Completa)Where stories live. Discover now