23

3.3K 534 41
                                    

Jimin abrió los ojos nuevamente, esta vez al sentir una rara energía envolverlo, vio a Yoongi frente a sus ojos y sonrió pero en un simple parpadeo, lo recordó todo.

Unos hombres vestidos, totalmente de un blanco marfil como uniformes, agarraban a su chico en brazos y este desesperado, intentaba defenderse con sus brazos y piernas, que parecían no hacerles daño alguno a pesar de patearles fuertemente. En un segundo antes de alcanzar al rubio cuando se incorporó, alguien pegó la cabeza de pelirrojo fuertemente y cayó nuevamente al piso, notando como en menos de lo pensado llevaban a su Hyung, que gritaba su nombre y era cruelmente golpeado por cada vez que lo hacía. Rápidamente la voz se debilitó, grabándose en la oscuridad en la que se sumió.

Cuando despertó por segunda o tercera vez, ya había perdido la cuenta, con un palpitante dolor en su cabeza, encontró su habitación hecho un caos. Mucho peor que las veces en que sus prácticas de pócimas salieron mal. La mayoría de sus cosas quedaron rotas, deshechas, pero ninguna más que él. No importaba el hecho de que había estado soñando que Yoongi le pedía ser su novio, todo era muy perfecto y bonito para ser verdadero, más bien ahora debía importar el hecho de que el mundano había sido capturado. Se acercó la mano al pecho y sintió un peso menos, quitándose el veneno que no podía recorrer libremente en sus venas, tal vez quisieron intentar matarlo pero sabían que no podrían, era inmortal, no importaba si lo maldecían siquiera porque era lo mínimo que Jimin podía hacer bien.

Con la respiración agitada no le importó pisar pedazos de vidrios, no le importó ver como sus medias grises eran manchadas con gotitas de sangre carmesí obscura. No le importó correr y salir sin armas al aire de afuera, dejándose lastimar con la brusquedad del viento, con la seguida tormenta que le empapó todo el cuerpo. No le importaba nada más que Yoongi. "Yoongi hyung", repetía su mente, todo era él; la sonrisa del rubio, su mal carácter, su voz grave, su expresión neutral la última vez que vio su rostro sonrojado con sus ojos brillantes antes de que se besaran... toda imagen grabada se iba reproduciendo como un cortometraje de pocos segundos para acabarse y sentir que desaparecían de él, "Jimin" el último grito se repitió de una forma masoquista, mientras su corazón tumbaba en sus oídos. No importaba nada, las heridas que pudiera recibir no le harían perdonarse por no haber cuidado correctamente de la persona a la que quería, apreciaba, adoraba con su insignificante corazón.

Se sentía cegar por las grandes gotas que entraban a sus ojos violentamente, corrió con la pesadez de su propio cuerpo y ropas, sin mirar el sombrío camino. Se pasó el antebrazo por el rostro para intentar recuperar un poco de visión, segundos antes de alejar su brazo sintió una energía distinta a la que había sentido antes y a los seguidos instantes chocó con alguien. No pudo oponerse cuando le tomaron desprevenidamente de la muñeca arrastrándolo a algún lugar. Se dejó llevar por alguien a quien no le había visto la cara, solo podía visualizar un cuerpo unos centímetros más alto, de cabellos negros, ropas de... ¿un mundano? Confundido, se sentía más débil que nada para pensarlo. El "soy hijo de" ahora no significaba nada y el "vengo de una familia importante" mucho menos, ni siquiera tenía el poder que debería, para frenar aquel secuestro al cual no había podido poner ni la mínima oposición. Qué inútil se sentía, solo quería salvar a Yoongi. De no haberlo retenido y atrasado, lo hubiese regresado a la normalidad. De haber pensado que él no estaría a salvo a su lado, lo obligaría a regresar para que estuviese fuera de peligro. Pero no lo había pensado, como siempre su idiotez le hacía hacer las cosas mal. Mayoritariamente su estúpido amor por el mundano, el cual lo había cegado, todo aquello solo significaba que ahora lo usarían como carnada porque sabían bien que ese amor a Yoongi era su punto más débil.

Potion ×Yoonmin×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora