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―Buen día, mi nombre es Youra Gia, él es...

―Park Jimin y Min Yoongi. ―Presentó el rubio al hechicero y a sí mismo.

El hombre que vestía extrañas ropas, bajó la vista, quedando sus lentes en la punta de la fina nariz.

―Youra Gia, Park Jimin, Min Yoongi. Con que son ustedes. ―Dijo en tono neutro, la expresión aburrida en su rostro parecía de total desinterés―. Por aquí. ―Indicó, parándose y empezando a caminar delante de ellos para indicarles donde ir.

Gia, Jimin y Yoongi se dieron unas rápidas miradas y le siguieron de cerca. Cuando el hombre se detuvo Yoongi igual, poniendo un brazo frente de Jimin y Gia, impidiéndoles seguir avanzando.

―Por favor, ingresen. ―El señor desapareció tan rápido como dio dos toques a la puerta de madera.

― ¡Adelante! ―Alguien gritó desde dentro.

El rubio inconscientemente se colocó frente al hechicero y la bruja, les agarró de las manos fuertemente e ingresó. Conociendo el infantil comportamiento de ellos, podrían perderse en menos de lo pensado.

―Permiso. ―Dijo Yoongi e hizo una reverencia, seguido de ambos chicos.

― ¡Oh! Min Yoongi, Park Jimin, Youra Gia ¡Qué gusto verlos! ―Una señora con amplia sonrisa brillante se acercó a ellos―. ¿Cómo está tu padre, cariño?

Por el agarre, Yoongi sintió una leve tensión en Gia que con una sonrisa algo forzada le contestó.

―Bien, supongo...

―Um, está bien. Vamos a por la razón de la que se encuentran aquí.

―Ellos vienen por la piedra, Yun. Es así, lo sé. ―Dijo un chico que claramente no era coreano, si no algún alemán por su acento y calculadora y fría mirada, similar a la de Yoongi.

El rubio sintió como Jimin se escondía más detrás de él y se pegaba a su espalda con una expresión de desagrado y ninguna pizca de confianza. Suspiró y le hizo cara al chico que no pasaría los dieciocho años, que aunque su gran altura lo ocultase, los rasgos jóvenes se le notaban bien marcados.

―Sí, exactamente ¿Podrías ser amable y decirnos que deberíamos hacer para tener una? ―El chico rubio sonrió, los ojos zafiros parecieron aclararse y se cruzó de brazos.

― ¿Cuántos años tienes? ―En realidad, estaba claro que aquel adolescente al que Jimin ya le desagradaba era mitad vidente y hechicero, un rasgo importante, alto y peligroso si se descuidaba.

Sólo podía tranquilizarle el hecho de que la respiración del rubio fuese tranquila y que Gia se encontraba fuertemente haciéndole frente también, por un momento se sintió un cobarde pero en verdad no le dejaban buena sensación esa clase de inmortales.

―Veintidós. Soy el guardián de Jimin, Gia es sólo una amiga cercana. ―Indicó el chico conejo que intentaba con todas sus fuerzas que el gorro de lana, no dejase notar sus orejitas que le estaban dando comezón.

― ¿Por cuánto?

―Cuatro meses. ―Habló firmemente por primera vez Jimin, en lugar de Yoongi, saliendo detrás del mayor quien lo miró confundido, el pelirrojo le devolvió la interrogante mirada que lo hizo callar. Con todo su valor, miró a los claros ojos del alemán.

―Oh, está bien entonces. ―El chico rubio sonrió y se acercó a unos amplio y altos estantes, de donde rebuscó entre varias carpeta un archivero en específico. Cuando la abrió, extendió entre las varias copias una pluma―. Rellena el formulario y firma. ―Le pidió, pasándole la carpeta al chico conejo que se acercó, dejando más expuestos a Gia y a Jimin.

Gia en cambio, pensando aún en las anteriores palabras del mundano, creyó que de haber sido otra situación hubiese reclamado por etiquetarla de "sólo una amiga cercana", pero eso sería infantil y un inmaduro pensamiento, claramente. Además, era verdad, "¿para qué negarlo? si no era más que eso". Sintió la directa mirada que el alemán le echaba sin pena alguna, había algo que no cuadraba en el chico y era que no le intimidaba en nada, es más, quiso reírse por la expresión que tenía; cauteloso a todo y atento a cualquier movimiento, pero la cara de chiquillo no eran puntos a su favor... "¿tendría su edad?", fue lo primero que se preguntó, se imaginó en su interior como se vería si no se forzara a mantener aquella seriedad y se le escapó una risita en un susurro. Bajó la cabeza para ocultar su cara entre sus cabellos y se calmó mentalmente, mientras oía perfectamente como Yoongi empezaba a escribir en las copias, que el alemán le había pasado. Sintió que el flequillo le picaba los ojos y levantó la cara restregándose los ojos.

― ¿Te has lastimado? ―La voz serena del alemán le llamó la atención. Sonrió en su interior.

―Creo que me ha entrado algo, nada más. ―Contestó mientras con una mano se soplaba el ojo izquierdo.

―Dominik, cariño, anda y ayuda a la pequeña. ―Yun, empujó al alemán fuertemente hacia Gia quien se alejó un poco por el propio reflejo.

―Oye Yun, no se supone que debamos bajar la guardia.

― ¿Qué guardia Nik?, me empieza a doler. ―Gia hizo un puchero―. Creo que no veo cuantos dedos tengo, ¿tres?, ¿tal vez cuatro? ―Preguntó, extendiendo su brazo junto a su mano frente a sus ojos.

―Anda cariño. ―Yun insistió con una sonrisa forzada.

―No me llames así Yun. Y tú. ―Dijo, ahora acercándose a Gia―. No soy Nik. Dominik para ti, Youra Gia. ―Con exasperación le señaló.

Jimin sonrió mientras se dedicaba a mirar detrás de Yoongi, que seguía concentrado en escribir, pero dejó escapar una sonrisa burlona al escuchar las palabras del adolescente y la joven mujer.

―Y yo soy tu tía. Ahora ve y ayuda a Gia, sé caballeroso como eres. No la trates mal. ―Con autoridad, Yun se cruzó de brazos y le indicó con la cabeza las puertas abiertas.

Potion ×Yoonmin×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora