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—Yoongi... —El rubio se giró y la cercanía de su rostro con el menor le asustó.

Ambos se alejaron cuando Yun apareció abriendo con su hombro la puerta. Jimin soltó a Yoongi y se acercó a ayudar a la mujer que le agradeció con una sonrisa.

—No hacia falta, pero gracias. Eres un joven adorable. —Le dijo mientras pinchaba una mejilla del pelirrojo.

Yoongi entrecerró sus ojos con sospecha y siguió escribiendo las respuestas restante del cuestionario cuando Jimin se giró para acercarse con una bandeja de plata. El chico conejo observó los distintos postres pero había algo, algo que no le agradaba.

―Ahora les traigo sus bebidas, ¿sí?

Jimin asintió feliz mientras agarraba un cupcake con dulces esparcidos encima. Cuando le iba a dar un mordisco el agarre del rubio en su muñeca le detuvo.

―No lo comas. ―Le susurró.

― ¿Por qué no? ―Jimin se enojó un poco e intentó soltarse.

―Jimin, ¿en quién confías más? ¿Esa extraña o yo? ―Yoongi le miró insistente y el menor suspiró con fastidio.

―Es parte de los Superiores, ¿por qué sería una extraña?

Yoongi sintió algo quemarle dentro. No creía que Jimin fuese tan despistado.
En eso, Yun ingresó nuevamente con las bebidas y su sonrisa desapareció cuando vio a Yoongi quitándole el dulce al menor.

― ¿Pasa algo? ―Preguntó con confusión.

―No es nada, Yun. Lo siento, su padre me dijo que no puede comer dulces por un tiempo. ―Yoongi dejó el cupcake sin comer nuevamente en la bandeja y cuando Yun se acercó con sus bebidas las agarró rápidamente.

―Entiendo... Está bien. ―Dijo con una pequeña sonrisa la mujer.

―Gracias, lo vamos a disfrutar.

―Está bien. Buscaré a Dominik y a Gia... Espero que se encuentre mejor.

Cuando Yun abrió la puerta, Gia ingresó caminando como si fuese su casa y sentándose cerca del rubio.

― ¿Ya has acabado? ―Preguntó la castaña mientras señalaba el formulario.

―Estaba en la última parte cuando viniste y me moviste el brazo. ―Susurró molesto.

―Aigoo, lo siento Yoongi-ssi. ―El mundano hizo una expresión de desagrado y terminó la hoja con su firma en ella.

En eso, Jimin se acercó en silencio. Realmente quería preguntarle a su Hyung que si lo que había leído que escribió sobre él, sobre porqué sería su Guardián era realmente verdad... Pero hasta ahora no tenía la oportunidad.
Sus pensamientos se esfumaron con el ingreso de Dominik a la sala quien dirigió una rápida mirada junto a una sonrisa a Gia, que sólo lo miró con aburrimiento y se fijó en la bandeja de postres. La cara de Gia se iluminó, amaba los dulces y no se podía resistir. Cuando agarró uno dispuesta a comerlo, al igual que Jimin anteriormente, el dulce se le fue arrebatado por Dominik que satisfecho por ver la cara de ofensa de la castaña se alejó antes de que esta lo pegara.

― ¡Dominik! ―Yun le dirigió una mirada asesina a su sobrino.

Al chico le dio igual y tocó el hombro de Yoongi que se volteó lentamente.

― ¿Está listo?

―Si ¿Ahora qué? ―El alemán leyó velozmente las respuestas, no hacía falta realmente porque ya las sabía pero le daba igual.

"Has perdido, Gia" pensó con una sonrisa. No iba a poder superar a ese rubio nunca.

―Bien. Vamos, por aquí.

El trío se miró y Yoongi caminó delante de la castaña y el pelirrojo nuevamente. Siguiendo a una distancia precavida al alemán.
Subieron largas y amplias escaleras que los dirigió a una amplia sala llena de libros y muebles. Pero se detuvieron frente a una puerta que parecía ser la oficina de alguien. El alemán tocó la puerta y se escuchó un "pase".
Dominik abrió la puerta y les indicó entrar. Los tres ingresaron y se encontraron a un hombre que tenía una profunda mirada crítica.

― ¿Min Yoongi? ―Preguntó seco.

El rubio se adelantó unos pasos hacia el escritorio del hombre, quién le dio una rápida mirada mientras leía su formulario y también inspeccionaba a Jimin y a Gia que en su lugar parecían estatuas.
Sin más el hombre casi calvo giró en su silla y frente a él se extendió una pantalla reflejada sólo por luz, no se veían cables ni nada sólido que lo mostrase. "Con que así también funciona la magia" se dijo el mundano. No era tan distinto a la tecnología que en la ciudad los hombres querían igualar.

En un instante se abrió una compuerta en la parte interna de la pared, el hombre se levantó e ingresó dándole una mirada al trío para que lo siguieran también.                                                                                      

Se encontraban en una especie de cueva pero no era realmente eso, una vidriera con muchos ejemplares de la tan famosa piedra se abría paso frente a sus ojos. Su belleza era única y Jimin juraba que no había una más hermosa que la piedra que su madre le había regalado pero esto superaba sus expectativas iba más allá que una "simple piedra".  Yoongi se vio hipnotizado por una en particular, tal vez era igual a las otras pero él la veía totalmente distinta.

―Pueden elegir cual quieren. ―Aseguró el hombre que se llevó los brazos detrás de su espalda mientras caminaba lentamente hacia una cabina.

―Esta. ―El rubio señaló la piedra que veía distinta y el hombre golpeteo un vidrio.

―Número 116. ―Al parecer alguien más, allí se encargaba de hacer la entrega de la joya.

Luego de un rato la piedra no se encontraba en la vitrina, ahora estaba guardada en una caja con una seguridad alta que sólo permitía a hechiceros abrirla. La rara caja con adornos delicados que parecían tallados cautivó a Yoongi.

―Lo logramos. ―Escuchó como Jimin le susurró al oído.

Quiso contestarle que aún no del todo, pero se encontró interrumpido por el hombre que les dirigía una mirada oscura.

―Ahora, pueden regresar por aquí. ―El hombre les señaló un ascensor que se abría frente a ellos.

Gia fue la primera en ingresar, seguida de Jimin y Yoongi con la caja en sus manos. La puerta se cerró y todos quedaron en silencio.

―No pensé que sería tan fácil. ―Admitió Gia, rompiendo aquel silencio sepulcral. 

― ¿Por qué crees eso? ―Yoongi intervino sin darle mucha atención realmente.

―Am... No lo sé, olvidenlo. ―Dijo, mientras se entretenía mirando el anillo de oro que tenía entre sus manos, ese que le había dado Dominik.

Jimin lo pudo ver, pero no dijo nada.

― ¿No sabes?

Yoongi no había notado nada, ya que concentraba su atención en la caja, pero no obtuvo una respuesta, porque las puertas se abrieron y se encontraron con Dominik apoyado allí.

―Min Yoongi. ―Dijo y dirigió una mirada a Jimin y luego a Gia, que se limitó a mantener la cabeza gacha.

― ¿Necesitas algo de mí? ―El alemán sonrió y se alejó varios pasos.

―Necesito hablarte sobre algo y podrán irse. ―Dijo.

―Bien. ―El chico conejo le confío la caja a Gia, si se lo daba a Jimin no estaba seguro de lo que pasaría.

―Hyung. ―Susurró Jimin y le agarró la muñeca para luego apretar su mano, Yoongi frunció su ceño y articulo un "¿qué?" inaudible―. Ten cuidado por favor, el no es cualquier hechicero, es mitad vidente. ―Susurró. Yoongi asintió y cuando el pelirrojo lo soltó, se acomodó la gorra para acercarse a Dominik.

¿Qué planeaba ese extraño alemán?

Potion ×Yoonmin×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora