—¿Por qué nunca me constaste que lo conocías? ¿Por qué dejaron de ser mejores? Quiero detalles. ¿Y viste cómo te miró? Creo que le gustaste.

Patrañas.

Jamás en la vida alguien como Gastón se fijaría en mí. No lo hizo antes y no lo va a hacer ahora.

—No seas tonta —repongo en voz baja.

—Ven. ¡Me vas a contar todito todo! —tira de mí y me lleva hacia una mesa vacía. Tomo asiento frente a ella y me recargo en mi lugar—. Anda, cuenta —anima, pero niego.

—Mejor te cuento la historia cuando estemos en un lugar más tranquilo. ¿Te parece? —La conozco y sé que no va a aceptar un no por respuesta si me niego a contarle lo del pasado, así que mejor lo pospongo para otro día, uno en el que estemos más tranquilas. Con suerte se va a olvidar y no tocaremos más el tema.

Puede parecer bobo que no quiera platicar de algo que pasó hace nueve años, pero hay veces en las que algunas cosas ocurridas te traen malas sensaciones y no quieres que te arruinen el presente, sin importar si es momentáneamente efímero. No todos sabemos cómo controlar las emociones. Puede parecer sencillo, pero no es una tarea muy fácil.

—¿Cuándo? —resopla.

—No sé, pero ahora no.

El tiempo empieza a transcurrir diferente. Desde que lo vi me quedé con la sensación fea que no quería pero sabía que iba a sentir. A ratos me distraigo con Stef, pero por otros momentos mi cabeza vuela al reencuentro. Y pensar que Gastón está cerquita mío... No sé en qué parte, y no pienso buscarlo con la mirada, pero que esté presente en el mismo lugar que yo...

Suspiro y descanso mi mejilla en mi mano.

—Te está mirando.

—¿Perdona?

—Te está mirando.

—¿Quién? —Obvio que él.

—¿En serio preguntas? Tu amigo.

—Ah —articulo incómoda. Me siento derecha cuando me doy cuenta de mi postura encorvada. No quiero que me vea mal posicionada. No tengo que pretender que me vea bonita, no sé en qué estoy pensando. Mis músculos se ponen en tención—. Y no es mi amigo —repongo.

—Como sea —dice—. No deja de mirarte.

—No me hables de él, me pone nerviosa —pido.

—No exageres. ¿Por qué te pondría nerviosa?

«Si supieras...»

Hablo de algún tema sin sentido para cerrar la conversación que lleva como protagonista a Gastón, pero se me hace supercomplicado al pensar que en este momento me podría estar mirando, que podría estar atento a cada uno de mis movimientos. ¿Me veré fea de costado? ¿Mi perfil izquierdo se verá gordo?

Como sea, no debería importarme.

—¿Sigue mirando?

Se vuelve hacia un costado con disimulo y luego asiente.

—¿Por qué hace eso? —me pregunto a mí misma.

—Porque le pareces bonita —responde. Me ha leído los labios porque yo estoy segura de que hablé en voz baja—. Y ahora viene hacia aquí.

Agrando los ojos.

—¿Qué? ¿Viene hacia aquí? —Asiente—. Ehh... háblame de algo.

—¿De qué?

—No sé —contesto entre dientes—. Solo di algo.

—Es que no sé qué.

—¡Lo que sea, lo que se te venga a la mente!

Destinados #D1 (Completa)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن