Capitulo 39: A pesar del tiempo

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(20 de julio)

(Pablo)

Llegué a Madrid ayer y lo único que hice fue intentar dormir, quería estar bien para volver a verla; una larga carrera de conciertos, experiencias, adrenalina, caras nuevas y reencuentro con amigos... mi vida es eso, la ruta y un interminable y hasta agotador encuentro constante con las emociones, las mías y de las de aquellos que me rodean, lo que hace que el cansancio exceda lo físico y se instale también en mi mente y en mi corazón. Mientras manejo hacia la casa de Paula me doy cuenta que solo pensar en ella me hace bien, después de todo lo que hemos pasado, después de esos días terribles en los que sentí que moría, solo saberla en mi vida me da energía, necesito verla, después de haber arreglado las cosas ha pasado una larga semana de viajes, por supuesto que hemos estado comunicados, pero no es lo mismo, necesito tenerla cerca, necesito tocarla. Es increíble haber solucionado de una vez todo lo que nos preocupaba, es increíble saber que puedo contar con ella en mi vida de nuevo y más increíble lo bien que me hace sentir eso. La confusión en mis sentimientos sigue ahí, escondida en algún lugar, pero parece carecer de importancia cuando la recuerdo, cuando la tengo. La quiero y la necesito tanto... ¿Qué importa si no la amo como solía amarla? ¿Qué importa cuando me hace tan feliz?

Segundos después de golpear la puerta la abre, me observa desde su lugar con la más bella de las sonrisas, esas que me dan fuerza para seguir, fuerzas para estar lejos, bella ¿Cómo podría ser de otra forma? Su cabello está recogido de manera improlija dejando unos mechones sueltos por su mejilla, lleva pantalones cortos dejando sus piernas al descubierto y una camiseta suelta y larga, me quita la respiración, como siempre. Se alegra de verme y yo me alegro de verla, doy unos pasos y la abrazo sin decir palabra, uno mis labios a los suyos,pero ni siquiera alcanzo a embeberme de su sabor y ella me aleja bruscamente... ahora sí que no estoy entendiendo.

- No Pablo,Juan está aquí, no quiero tener que explicar nada.

Me molesta, por supuesto que me molesta no poder disfrutar de ella y de lo nuestro libremente, pero son las condiciones que acepté; y aunque sé que haré lo posible para hacerla cambiar de opinión, por ahora tengo que aceptar las cosas como vienen. Le sonrío y la acaricio, pero enseguida me alejo porque escuchó a Juan acercarse.

- ¡Pablete querido que sorpresa! No sabía que vendrías.

- Yo tampoco, llegué ayer y quería saludarlos.

Paula me deja lugar para pasar y saludo a Juan.

- Pasa a la cocina Pablo, estábamos por comer ahí. ¿vas a quedarte?

- Si no es molestia.

Juan casi me empuja hacia la cocina, Paula nos sigue y comienza a preparar todo para mí en la mesa, solo me observa y por momentos me sonríe, hace silencio mientras Juan sigue con su habitual verborragia pero sin que yo sea capaz de seguir por completo la conversación. ¿Como concentrarme en algo que no sea la mujer que altera mis latidos a tan solo metros de mi? Solo deseo tenerla conmigo, en mis brazos, y apelo a todo mi autocontrol para no hacerlo en este momento. ¿Qué me importa Juan? ¿Qué me importa que lo sepa?

Durante la cena, hablamos de todo, de la nueva sucursal del bar, del trabajo que hará Casilda, de mi familia y de la gira, un momento relajante que necesitaba y es maravilloso poder sentirme así, es como un oasis en medio de la locura. Cuando terminamos la comida, pasamos a la sala, nos sentamos a escuchar un poco de música y tomar algo. Paula decide dedicar unos minutos a acomodar un poco la cocina y se niega a que la ayudemos, pronto nos deja solos.

- ¿Cuántos días tendrás libres?

- El 23 tengo que viajar de nuevo, estoy en Santander esa noche.

TERRAL - Detrás de la música -Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum