TERRAL - Detrás de la música -

Capitulo 66: Sin perder el tiempo

(2 de octubre)

(Paula)

Peligro... demasiado peligro... eso es lo que acabamos de vivir en la ruta para intentar llegar a Córdoba para el concierto, pero lo necesitaba, necesitaba verlo, sobre todo; porque después de aquella noche en la que llegó de Estados Unidos, después de lo que pasó con Juan, volví a Málaga y él tuvo demasiado trabajo, todo se hizo muy difícil. Necesitaba llegar a Córdoba, porque lo extraño y porque él quería que esté aquí, sobre todo porque seguía preocupado por mí, a pesar de mis intentos por tranquilizarlo... tener su auto mientras él está viajando resultó muy útil. Finalmente, no pude abandonar el bar, y aunque no hable con Juan, sé que lo haremos, ni siquiera estoy enojada con él. Así que, organice todo y aquí estoy. Camino a prisa, con Ainhoa tratando de seguir mi ritmo, sé que Martín nos espera para hacernos pasar.

- ­Paula... ¡por Dios! Soy una enferma de cáncer, no puedo caminar a tu ritmo. Ya estamos aquí relájate.

La miro caminar detrás de mí y bajo un poco la velocidad, la adrenalina aun circula por mis venas, pero tiene razón tengo que relajarme, ya estoy aquí... voy a verlo, aunque sea unos minutos. Son casi las 11 de la noche y el concierto ya casi va por la mitad. Llegar al lugar de encuentro con Martín fue casi más difícil que manejar en la ruta. Cuando finalmente lo veo acercarse a nosotras respiro más tranquila, Ainhoa a mi lado sonríe con felicidad y prácticamente se tira sobre sus brazos, besándolo profunda y apasionadamente.

- Lamento interrumpir este maravilloso momento, pero quiero ver, aunque sea la última parte del concierto.

Martín nos sonríe, nos entrega credenciales y nos invita a seguirlo.

- ¿Cómo estuvo el viaje?

- Bebé yo pensé que el cáncer iba a matarme... hasta que tuve que subir a ese auto con Paula.

Lo miro, el suspira y se toma unos segundos para volver a besarla, se obliga a sonreír, lo conozco demasiado y sé que esas alusiones a la enfermedad que Ainhoa hace con total tranquilidad para el son un puñal, pero intenta entenderla y aceptar. Le sonrío.
Pronto ya estamos en un lugar a un costado del escenario, donde ya están Casilda, su marido, Helena y Salvador... todos pendientes de lo que ocurre en el escenario se toman unos minutos para saludarnos. Pero enseguida quedo perdida con la imagen en el escenario, Pablo imponente y bello, como siempre... esa parte de mí que lo admira, esa fan que reconoce en el todo lo maravilloso que es, enseguida aparece y grito... la familia a mi alrededor ríe... Tiene una camiseta blanca con franjas grises haciendo que su torso se marque, un vaquero negro con el detalle de una cadena en el lado derecho y botas completan el conjunto, bello... perturbadoramente bello.

El concierto sigue y lo disfruto, cada pequeña parte es como si fuera algo nuevo, sus movimientos, su baile, los gestos con sus manos, las sonrisas cómplices con las fans... todo es un viaje a la magia... directamente a la magia. Para el momento del flamenco presto especial atención a él y a Casilda parada a mi lado, sé que quería dedicarle un flamenco.

Comienza con los primeros acordes, mientras varios "Ole" se escuchan en el público, golpea la guitarra con sus ojos cerrados, dejando que la música controle cada uno de sus movimientos, y conociéndolo sé que también intenta controlar sus emociones.

Quiero dedicar esta canción a mi hermana que está aquí.

Ni bien la nombra sus ojos son cubiertos por un brillo que reconozco por supuesto, intenta contener la emoción y las lágrimas, lo mismo que en este momento intenta Casilda mientras sonríe pendiente del escenario. He sido testigo de esa unión tan profunda entre los dos, del enorme amor que se respira entre ellos... él siempre la mira con la misma devoción con la que siempre mira a Helena y Casilda lo admira y lo ama sobre todo y sé lo difícil que ha sido para ella sobre todo superar la distancia con su hermano pequeño. Pablo sonríe como si las palabras no salieran de él.