Capítulo 28

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Poco a poco sentía como algo en su cabeza comenzaba a dolerle. La parte posterior de sus ojos la sentía oprimida y en la nuca sentía sudor. Fue que de un momento a otro todo se volvió negro, se balanceó hacia delante sin control alguno, alcanzando a golpearse la frente con el pecho de la Dra. Jauregui. Ella la sostuvo colocando las manos en su cintura fuertemente pues la morena no tenía control siquiera de sus piernas, las cuales parecían hechas de mantequilla derretida. Todo le daba vueltas, los colores y las formas se le mezclaban, sintiendo después como los brazos protectores de la ojiverde la sostenían cual recién casadas, recostándola en la cama con cuidado.

Podía sentir además como Lauren se agachaba y sin darse cuenta colocaba su cuello muy cerca de la boca y nariz de Camila, mientras la tapaba con las cobijas de la cama, ella se embriagaba de manera peligrosa con el perfume de aquella mujer. Quería correr, aquellas sensaciones no eran normales ni propias.

Lauren: -posó los dedos cerca de sus párpados- Tus pupilas están bien, ¿me ves?

Camila: Algo -todo lentamente volvía a su forma, sentía muchas náuseas pero respiraba profundamente para no devolver la comida- estoy mareada.

Lauren: Debemos hablar de doctora a paciente. -Acomodó una silla al lado de ella mientras le sostenía la mano y entrelazaban los dedos. ¿Eran normales aquellas actitudes inconscientes?- Yo sé que tú has decidido no tratarte con quimioterapia o radioterapia, creo que yo tampoco lo haría; pero eso no significa que no te trates con medicamentos para combatir los síntomas, para sentirte mejor y quitar todas estas reacciones como la que acabamos de ver. -A la morena se le llenaron los ojos de lágrimas- No debes tener miedo, recuerda que me prometiste ser valiente y luchar hasta el último día. -Besó su mano, enviando extrañas ondas de tranquilidad a la muchacha- Sólo quiero que si optaste por aprovechar todos estos días, lo hagas estando bien.

Camila: -trató de secarse las lágrimas- Debo acostumbrarme al dolor, no tengo dinero para costear esto, ¿y de que vale si al final de todas formas me voy a morir? No le voy a pedir un sólo dólar a mi abuela porque no quiero ser su carga.

Lauren: Pero hiciste una promesa, si has de vivir lo que te queda lo harás dignamente. -Miró su reloj, aún tenía tiempo pues se daría un poco de aquello para hablar con su paciente más importante- Yo te regalaré cada pastilla y examen que has de hacerte, costearé todo esto ¿de acuerdo?

Camila: -trató de sentarse en la cama con cuidado para quedar frente a ella- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué yo? –susurraba algo jadeante, aún estaba mareada.

Lauren: Porque los amigos hacen esto. –La morena apretó los labios avergonzada mientras sus pómulos volvían a sonrojarse sin darse cuenta que con ese gesto, Lauren la veía aún más adorable.

Volvió a acomodarse entre las sábanas mientras la ojiverde sostenía una toalla que había sacado para secarle la nuca y la frente que le sudaba. ¿Amigas? ¿Eran amigas? Quería sonreír como boba pero se limitó a cerrar los ojos cada vez que las náuseas volvían. Malditas defensas que ya no le funcionaban, maldito glioblastoma. Fue en ese minuto que sintió la necesidad de contarle lo de Dianna, sentía mucha angustia por pelear con ella, a quien consideraba una amiga importante. Y a medida que le aclaraba lo de la mañana pasada, el rostro de Lauren se fue endureciendo, sus ojos se iban oscureciendo y sus cejas se fueron frunciendo. Llevó su mano derecha al tabique nasal para no decir ninguna estupidez. Amaba a sus amigos pero cuando cometían errores se los debía hacer notar. Podía ver la pena en los ojos marrones de Camila, sabía que sólo poseía a Shawm y Dianna en Nueva Orleans, discutir o pelearse con ellos era quedarse sola.

Lauren: No te preocupes, seguro no lo hizo con mala intención; pero voy a hablar con ella. -Antes de que la morena se lo impidiera, continuó- Y no me dirás que puedo o no hacer, porque después de amenazarme con una cuchara hace aproximadamente 2 meses no puedes exigir cosa alguna. -Sin poder evitarlo, la morena rió inclinando la cabeza hacia atrás. Recordaba cuando no la conocía y se había visto acostada en la casa de esa mujer. Una cuchara podía pegarle y nada más. Observo su risa, sus mejillas inflarse y teñirse de tinte rojo. Lauren tosió nerviosa y miró el reloj en su muñeca- Sebo irme Camila, aunque no quisiera –ella pestañeó varias veces- digo, uh. Porque puedes desmayarte o algo así.

Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Onde as histórias ganham vida. Descobre agora