Capítulo 52

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Su garganta estaba apretada a más no poder, sentía tanta tensión que le pareció que no iba a poder respirar por mucho tiempo. Tuvo que sentarse en la cama de su habitación y respirar profundamente pues los fastidiosos mareos volvían. Su organismo cuando vivía una situación que superaba sus límites se expresaba de esta forma, las náuseas, la debilidad muscular, el dolor de cabeza, era como si los medicamentos para contrarrestar los efectos del tumor no sirvieran de mucho. Estaba amenazada por los hermanos Edwards, personas que nada conocía pero lo que más le angustiaba era Sinu. Sí, podía esperarse cosas no positivas de una mujer como ella pero, ¿llegar a ese punto de chantajearla tan vilmente con algo grave e incurable como el VIH y el tumor en su cabeza? A pesar de que nunca deseó tenerla, de todas formas era su hija y un ser humano que no tenía mucho tiempo de vida en esta tierra. No, claro que a Sinu no le importaba, psicológicamente estaba enferma y no iba a reconocerlo jamás.

Como pudo trató de meterse bajo las sábanas mientras respiraba agitadamente por las náuseas. Cerró los ojos, respiró profundamente unos segundos rogándole a Dios que le diese las fuerzas necesarias. Sí, tenía mucho miedo de que Theresa se enterara de su enfermedad. Con ese pensamiento se quedó y aunque le costara admitirlo ya lo tenía decidido, sucumbiría ante las peticiones de aquellas dos personas.

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Domingo 8 de enero 2016, al otro día

Camila: -apretó los labios, el frío "Hola" le pareció eso, muy frío y seco- Quería saber si efectivamente la bienvenida a Dianna y Veronica será en casa de Alexa.

Lauren: Sí, la haremos en casa de Alexa. –La morena tragó saliva mientras el silencio se apoderaba de la charla. ¿Qué demonios estaba pasando? Siempre que hablaban por teléfono su voz era cálida, acogedora y dulce, ahora parecía que estuviese hablando con cualquier persona desconocida- ¿Necesitas que te vayan a buscar? Yo no puedo, estaré muy ocupada armando todo, quiero ir a buscar a Verónica al aeropuerto y a su familia.

Camila: No te preocupes Lauren -le temblaba la voz, sonaba bajito como si hablase con un jefe al cual temer- yo veré como me las arreglo -había abierto los labios para decir otra cosa más como un "Te quiero" pero la llamada Jauregui la había cortado sin darle espacio para que hablase un poco más. Camila miró su teléfono y con la mano inestable lo guardó en su bolso. Agradecía llevar los lentes de sol mientras en la calle caminaba para que nadie viese sus ojos llenos de lágrimas. Cuando más necesitaba apoyo, aquella mujer se lo negaba de manera inconsciente. Camila necesitaba una respuesta a las interrogantes que la asaltaban de repente. ¿Qué había pasado? Prefería creer que estaba cansada porque no había podido recuperarse del trabajo de toda la semana a cualquier otra cosa.

Alzó la vista hacia la edificación a la cual entraría, sintiendo que si no lo hacía hoy, mañana su abuela la estaría llamando desesperada y llorando por explicaciones. Tal vez sonaba egoísta pero no quería ver sufrir a su abuela, no quería ver como su enfermedad terminaba "enfermando a otros", no podría lidiar con el dolor de ver a otros mal por su culpa. Egoísmo tal vez no era, ¿quién tenía derecho a juzgar sus acciones? Camila tenía que lidiar con muchas cosas fuertes para sus 19 años.

XX: ¿Necesita algo señorita? –el oficial en la entrada hizo un gesto con la cabeza.

Camila: Necesito hablar con un policía o alguien que esté a cargo de las denuncias -apretó su bolso, caminando junto con el oficial que la re dirigiría a una oficina. Era mayor de edad, podía tomar sus propias decisiones, sí, la interrogarían por todo así que debía estar preparada para pasar un buen tiempo ahí. Lo que menos deseaba era levantar sospechas sobre aquella repentina actitud pero Perrie ya se había encargado de darle la excusa perfecta para liberar a Sinu de la denuncia en su contra.

Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt