Capítulo 48

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Y en aquel preciso momento en que sus labios tocaron los de su "pequeño ángel", supo que había perdido mucho tiempo sin tan deliciosa sensación. Aferró sus manos a la base de la columna de ella con fuerza, casi dejando los pies de Camila en el aire. El presionar con sus labios el labio inferior de la morena había despertado todos sus sentidos, embriagándose y excitándose, pero lo más importante era la potente sensación de satisfacción y paz que la llenaba, se sentía de una forma inusualmente protegida. Con la dulzura que ella acariciaba su nuca, y jugaba con sus labios, la estaba volviendo loca. Y sí, Shawn tenía razón, la morena besaba como una diosa, porque no sólo se preocupaba de satisfacerse a sí misma buscando el placer de un beso, sino que jugaba de tal forma que se preocupaba también por ella. Lauren bajó su rostro hacia el cuello de Camila, repasando finamente la punta de su nariz y aspirando con fuerza el perfume que emanaba, dejando pequeños besos que parecían volver loca a su "amiga". Lentamente mordió la barbilla de la morena y capturó luego sus labios que eran como droga, cada vez más adictivos. Sin prohibiciones, ella separó sus labios para dar acceso a más espacio, a que sus lenguas se encontraran y se probaran de la más dulce y poderosa forma. Cualquier persona que las viera diría que no se habían visto en años, pero lo cierto era que sus almas habían hecho secretamente una promesa y era la mejor forma de quererse, de amarse. Fue Camila quien trazó tortuosa y finamente con la punta de su lengua, una línea en las comisuras labiales de aquella doctora. ¿7 años mayor que ella? ¿Por qué cuando lo recordaba sentía que quería estar eternamente de esta forma? Porqué la angustia las dominaba, en sus mentes aparecía la imagen del signo del SIDA. No quería irse de su lado, no por un tumor inoperable pero no podría evitarlo.

Querían continuar el beso pero sus cuerpos les clamaron el sentido básico de respirar.

Lauren: -jadeaba, apoyando su frente con la de la morena- Mi pequeña -cerró los ojos y acarició su nariz con la de ella, frotándolas entre pequeñas risas con el "beso esquimal".

Camila: -ambas miraron al sol que desprendía los últimos rayos- El atardecer, el cielo, todo está hermoso. -La brisa del mar levantaba un poco sus cabellos, se encontraba tiritando porque le había causado frío.

Lauren: Ven, vamos, debes cuidarte y el frío se hace insoportable. –Sin tolerar sentirla lejos, capturó la mano de ella y entrelazaron los dedos con fuerza, caminando dificultosamente sobre la tibia arena.

La morena había girado el rostro para ver la playa, el sol ya se había escondido pero el cielo aún no estaba tan oscuro. En ese momento vio a una persona parada en medio de la arena, no podía distinguir bien sus facciones pero sabía que era varón, con el pelo blanco, con una túnica larga y blanca, descalzo y una luz lo rodeaba totalmente. Estaba tan lejos pero ese ser de paz no la perdía de vista y a pesar de la distancia, increíblemente su susurro llegó únicamente a los oídos de ella. "No pierdas el tiempo que se te ha dado, aquí muchos te estamos esperando".

Lauren: ¿Pasa algo? –la sintió estremecerse y tensarse de golpe. Sostuvo el rostro de ella entre sus manos y le besó la frente en un gesto de dulzura máxima. Ella no podía ver a esa persona vestida de blanco pero éste a Lauren sí, sonriendo un poco más al notar que estaba Camila con la persona correcta, con quien Dios había decidido confiarle los cuidados, la vida y el amor del "pequeño ángel de piel morena".

...........

Atentamente revolvía la comida que estaba cocinando y próxima a terminar. ¿Que mejor que una "carbonada" para este repentino frío? La mamá de Verónica le había enseñado a cocinar aquel plato. Papas cortadas en cubitos, carne molida en trocitos, zanahoria rallada, algunos fideos en forma de corbatitas o espirales y todo tipo de aliño que quisiera añadir. Con un sorbo se dio cuenta que estaba listo, apagando el fuego y colocando 2 platos en una bandeja. De pronto se quedó mirando a la nada, dándose cuenta que no había vuelta atrás, que haber confesado sus sentimientos tendría sus grandes consecuencias pero no le importaba el resto. Sabía de Fiore, sabía que tendría que lidiar con decirle la verdad en algún momento pero ahora no podía, increíblemente no podía pensar en estar alejada de Camila, sin su sonrisa, sin su risa y ternura. Cuando servía jugo en unos vasos, la escuchó tararear desde su habitación y la sonrisa en su rostro se dibujó de inmediato. Aún sentía en su pecho la culpa por haberla dañado pero en un momento donde no le importaba que la viese llorar, le había confesado la verdad de su forma de actuar, que la quería como loca y temía perderla aunque esto en unas semanas fuese inevitable. De pronto apareció en la puerta y notó que la morena estaba ya sentada bajo las sábanas,  esperando la comida.

Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα