Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}

Capítulo 9

"Significa que usted tiene el virus VIH, pero aún no podemos hablar de SIDA ya que no encontramos alguna infección oportunista o enfermedad derivada por culpa del VIH"

Apretó los ojos con fuerza para soportar el dolor, no del cuerpo sino del alma, un dolor aún peor porque ni la más potente medicina puede calmar aquella sensación. No, aún no le decían que poseía SIDA pero Camila se había quitado "la venda", algo en ella definitivamente no estaba bien. Se sentía totalmente cansada, como si su cuerpo no quisiera responder a cosa alguna, eso era consecuencia del calmante que le habían suministrado. En su cabeza había una venda que le cubría el sector donde se había golpeado más duramente, parte de su frente que había sangrado un poco también. Exhaló con el cuerpo temblando y los ojos llenos de lágrimas, un suspiro que sonó a sufrimiento, desesperanza y mucha angustia. Cuando alzó la vista hacia la puerta, notó a Shawn observarla con pena. Era valioso el hecho de que se acercara a la cama y la abrazara fuertemente sin saber que estaba sucediendo con ella realmente. En aquel momento Camila estalló en un llanto desesperado, aterrada por la idea de que su sangre era contagiosa y "asquerosa" como un veneno. El castaño repasaba una y mil veces sus manos por la espalda de la débil morena, era como si con aquello aumentaran sus lágrimas y quejidos profundos. Pensar que tenía la idea de volver a casa y llamar a Dianna para contarle que la causa de sus mareos no era grave. No, ahora si volvía al departamento sería con la idea fija de la muerte persiguiéndola.

"Fuiste una imbécil, le entregaste tu cuerpo a un hombre enfermo y pagaste las consecuencias de tu ridícula creencia en el amor".

Shawn: No llores más por favor, no más –le sostenía el rostro entre sus manos mientras Camila seguía llorando con muchas fuerzas- ¿Tienes ánimos de conversar de lo que pasa? –pero ella parecía no escucharlo,  sus quejidos aumentaban cada vez más, se acurrucaba en la única fuente de consuelo que tenía en esos momentos.

Camila: Soy una maldita, ¡lo soy! –prácticamente enterraba los dedos en su espalda, era como si todas las emociones negativas fueran a estallar dentro de ella y Camila Cabello desapareciera. Si el infierno existía, para ella era este.

De pronto Camila comenzó a marearse fuertemente otra vez, recostándose sobre la cama y teniendo en su cuerpo incontrolables espasmos, temblaba y no podía evitarlo. Alarmado y con un nudo en la garganta Shawn buscó a un doctor que pudiese atenderla. Qué lindo ¿no? apenas la conocía y estaba allí para prestarle ayuda como si se conocieran de años. La morena miraba el techo mientras lágrimas corrían por su rostro, el cuerpo le temblaba completamente de pies a cabeza, y sus manos se aferraban a la colcha de la cama del hospital. El muchacho encontró a una doctora de pie revisando una ficha.

Shawn: Señorita, ¡necesito su ayuda! Una amiga está temblando descontroladamente y...-ella levantó la vista lentamente, notando el muchacho que no recibiría buenas respuestas.

Perrie: Estoy revisando unas copias, ¿podrías darme espacio?

Shawn: Pero es que una amiga se encuentra mal, y necesita que usted la vea.

Perrie: -exhaló aire con notoria molestia- Mira, necesito terminar esto pronto para poder llegar en paz a mi casa, busca al doctor de turno, yo estoy ocupada -caminó hacia otro sector del hospital. 

Mientras Shawm se contenía todas las ganas de gritarle porque quien saldría finalmente perjudicado sería él mismo y no esa mujer que de bondad nada tenía. Como das, recibes, como pecas, pagas y Mendes confiaba en esas palabras. Sabía de profesionales de mala actitud y ahora conoció a una que no por nada se había ganado una mala reputación en el recinto de salud. ¿Por qué  Perrie y Lauren apenas se soportaban? La primera no soportaba a la segunda porque la gente quería a Lauren Jauregui, su trato especial y todo el amor que ponía en ello, y Lauren no la soportaba porque si Perrie cometía errores, el director de la clínica no la reprendía, y porque Perrie trataba a las personas enfermas como si fueran una escoria.