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RUDE. ( LIBRO DOS. )
Harry dormía plácidamente en su cama, ya era la mañana siguiente y se encontraba exhausto, para su suerte, Anne ya estaba dormida antes de que él llegara y le había dicho a su hermana que si podía, dormiría todo el día si era posible.
Luego de la discusión que Harry y su madre tuvieron, no han hablado más, él se encuentra tan molesto que ni siquiera le dirige la mirada, ella trataba de hablar con él, pero el rizado quería solo evitarla por lo que decidió ir a dormir a la casa de Louis hasta aclarar sus pensamientos, pero Gemma le había insistido el día anterior para que volviera a casa, donde pertenecía.
La rubia sacudió a su hermano. — Harry — este gruñe. — Harry despierta — repite la acción recibiendo otro quejido de su parte.
— ¿Qué quieres, Gemma? — bufa cubriéndose con su manta hasta la cabeza haciéndola reír ligeramente.
— Mamá quiere hablar contigo.
— Pues yo no, ahora déjame dormir — se oyó un suspiro.
— Harry... No puedes estar molesto con mamá toda tu vida, ahora baja y ve a hablar con ella, quiere disculparse contigo, enserio esta arrepentida — suplica su hermana quitando la manta de su rostro, este la mira mal, esta le sonríe. — Hizo hot cakes con miel.
— Me doy una ducha y bajo.
Como el rizado había dicho, se encontraba ya vestido para ir a la casa de Perrie, habían quedado para almorzar en un rato ya que él se había enterado de lo de Louis y ella, por lo que había exigido una explicación. Había invitado a Zayn sin el permiso de la rubia al almuerzo, quería comprobar si esos dos se seguían amando con intensidad como antes.
El corazón de Anne se aceleró al escuchar las botas sonar contra las escaleras, Gemma sonríe para luego dar otro bocado de su desayuno.
Harry bajó poniéndose su gorro verde, al alzar la mirada se encontró con su madre, no la había mirado hace semanas y se veía fatal, grandes ojeras bajo sus ojos, sus ojos estaban algo rojos y sus manos temblaban ligeramente, al parecer por el nerviosismo. Aunque sintió pena y quería abrazarla con todas sus fuerzas, no lo hizo, más solo la miró frío.
— Harry — dice Anne, insegura.
— Anne — un nudo en la garganta se formó en la mujer, el rizado se aclaró la garganta antes de hablar. — Solo comeré y me iré, así que tienes 5 minutos — aparta la mirada de ella y termina de bajar las escaleras para luego ir a sentarse frente a su hermana en la mesa, donde su desayuno ya estaba. Anne suspira antes de hablar.
— Harry, quiero que me disculpes, hijo — apenas había comenzado y ya quería llorar. — Sabes que te amo, tú y Gemma son lo más preciado que tengo en mi vida. Luego de divorciarme de tu padre, ustedes me salvaron, me apoyaron y me sacaron adelante — el rizado la mira sin expresión prestándole atención mientras masticaba, esta suspira. — Y aún así, estando allá en California sin Jade, tú me apoyaste a seguir — este mira su desayuno, pensando que decir.
— No te importo.
— Claro que sí, eres mi bebé.
— Pero tú lo dijiste — la mira alzando el tono de voz. Gemma lo mira cortamente dándole una patada debajo de la mesa. — Tú misma me dijiste eso, lo sabes — la voz de Harry, casi al llanto, hizo que Anne comenzara a llorar. Se acercó a él y tomó sus mejillas para mirarlo a los ojos, pero este apartó su rostro del de ella, sintiendo las lágrimas en sus ojos que amenazaban por salir.
— Harry mírame — ordena ella en un sollozo, este niega apretando sus labios con fuerza, al igual que sus ojos. — Harry Edward Styles Cox, mírame en este momento — cuando ella pudo ver por fin sus ojos esmeralda, quienes se encontraban algo rojos, acaricio la mejilla de su hijo menor, sonriendo ligeramente. — Eres lo mejor de mi vida entera junto a tu hermana, eres mi pequeño, mi bebé, no quiero que vuelvas a pensar que no me importas. Te amo y siempre lo haré — el rizado no aguantó más y abrazó a su madre como si fuera la última vez que lo haría, se aferró a ella entre sollozos mientras ella acariciaba su cabello que salía del gorro. — Harry — se separó de él para mirarlo, este se secó las lágrimas y la miró, ella le sonríe. — Recupera a Jade, por favor, tú como yo, sabes que ella aún te ama y siempre lo hará, por favor, tráela a casa — este sintió su corazón acelerarse, asintió energéticamente y se levantó de su asiento, miró cortamente a su hermana quien se secaba las lágrimas por la escena que vio hace unos segundos, volvió a ver a su madre.
— Lo haré, mamá — besa su frente y correr hasta la puerta, abrió esta misma sin importarle no traer abrigo, notó que llovía con fuerza, suspira cortamente apunto de irse, su madre tomó su brazo antes de que se alejara haciendo que él lo mirara reclamante. — ¡Debo irme! — exclama sintiendo como su cuerpo temblaba por el frío que hacia.
— Harry, esta lloviendo — dice Anne con lástima, ya que si iba, se enfermaría horrible.
Este niega soltándose de su agarre con delicadeza. — Debo irme ya — besa su frente y antes de que ella pudiera reclamarle, su hijo salió de la casa a paso rápido mientras se abrazaba a si mismo, tratando de mantenerse algo caliente.
Todo por Jade, todo por Jade repetía en susurro el rizado mientras caminaba sin parar de temblar.
