xxxiv. CAFÉ.

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RUDE

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RUDE.
( LIBRO DOS. )

Perrie y Leigh-Anne se encontraban en un Starbucks donde habían conseguido trabajo de medio tiempo hace dos semanas, Zayn había quedado para visitarlas aquella tarde.

El moreno examinó el lugar al entrar, al encontrar la cabellera rubia que tanto adoraba sonrió y se acercó a ella. Perrie se encontraba en la caja registradora mientras que Leigh-Anne se encargaba de atender las mesas y sus órdenes.

—Hola —saluda Zayn a Perrie caminando hacia adentro de la barra para pararse junto a ella. Esta le sonríe.

—Hola, ¿qué haces aquí? Creí que tú, Harry, Louis y Niall irían a jugar basketball hoy —dice metiendo dinero en la caja—. Gracias —le dice a un cliente.

—Pues, Gemma obligó a Harry a ir de compras, Louis tuvo que cuidar a los gemelos y Niall olvidó su aniversario con Jesy así que fueron a comer —responde apoyándose en la barra junto a ella.

Perrie al terminar con el cliente, miró a Zayn quien jugaba con su preciado brazalete negro con un ala colgando de este, sonrió a medias.

—También la extraño —susurra apoyándose ligeramente sobre la espalda del moreno, dejó caer su barbilla en su hombro haciendo que este se pusiera nervioso—. Quisiera poder hablarle sin el miedo a que me grite —suspira.

—Yo igual —Zayn volteó su rostro conectando sus miradas, Perrie miró cortamente los labios de él, este comenzó a acercar sus rostro, la rubia cerró sus ojos esperando el beso.

—¡Zayn, hola! —la voz alegre de Leigh-Anne hizo que se separaran de golpe. La morena le sonríe al chico pasando su brazo por el cuello de él—. ¿Qué haces aquí? Creí que tú y los chicos irían a jugar —Zayn solo la fulminaba con la mirada, esta frunce el ceño—. Ay perdón, ya uno ni saludar puede —se alejó de él y sacó una libreta para luego mirar a Perrie—. Yo... Iré a atender las mesas mientras tú te quedas con este pedazo de carbón amargado y ¡ay no puede ser! —exclamó de golpe, con notable fastidio mientras se daba la vuelta.

—¿Qué? —dice Perrie.

—¡El muy idiota está aquí! —gruñe alto señalando al frente, ambos miraron ahí encontrándose con Liam en la entrada, este caminó hacia una mesa y comenzó a usar su teléfono—. Dijo que vendría para molestarme pero no creí que hablaba enserio —la rubia la mira con una sonrisa divertida. Leigh-Anne la mira comprendiéndola—. No.

Perrie comienza a reír—. Debes hacerlo, es tu trabajo —ríe, Zayn comienza a reír bajo, la morena los fulminó con la mirada.

—Te odio —murmura ella— Los odio, odio este trabajo —decía para ella misma mientras caminaba hacia la mesa.

Liam despegó la mirada de su teléfono con notable fastidio, pero al ver quien se acercaba sonrió ampliamente, coqueto. Aquella chica tenía algo que le gustaba —además de su cuerpo—, tal vez que ama molestarla y él adora hacerla enojar.

Leigh-Anne mira el piso con fastidio mientras trataba de no hacer contacto visual con el castaño, porque de una manera u otra, amaba los ojos color café del arrogante chico.

—Creí que el servicio era un asco por hacerme esperar tanto pero al verlo me di cuenta que puedo esperar una eternidad por ti —su sonrisa se agrando más coqueta pero ella seguía sin verlo—. Mírame nena, sé que quieres —ríe.

Ella gruñe alzando la mirada— ¿Se te ofrece algo? —dice de mala gana la morena.

—Sí, a ti si se puede.

—¿Late o descafeinado?

—En mi cama.

—¿Espuma o sin espuma?

—Desnuda pidiéndome por más.

—Ya te lo traigo —Leigh se volteó rodando los ojos, Liam mordió su labio inferior viendo las curvas de la morena, eran mejores que de cualquier otra chica en la faz de la tierra.

Perrie sonrió divertida al verla acercarse mientras servía el café de Zayn con él a su lado apoyado en la barra—. ¿Cómo está todo?

—Pequeño, arrugado y a la izquierda.

Rude ⋆ Jarry (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora