III. Capítulo 8

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Tumbado en la cama, Eijiro observa a Mina mientras se viste. Es duro tener que aceptar en silencio que no importa cuánto de su tiempo compre, ni que tan intimo sea el momento que puedan compartir juntos, al final, ella deberá irse a continuar ahora con su vida con otros. Y es cierto que supo eso desde el inicio y de cierta manera lo acepto; sin embargo, constantemente se siente en la cuerda floja, luchando por mantenerse equilibrado entre la pasión que comparte con ella y la incertidumbre que rodea su relación.

Sore todo, en torno al cliente misterioso.

No puede evitar que su mente vuelva una y otra vez sobre ese sujeto y el peso que su presencia tiene en la vida de Mina. Porque un peso ha de tener si para ella es impórtate dedicarle tiempo. Es decir, es cierto que ella misma se ha encargado de aclarar que no se trata de algo más que una transacción en donde ese sujeto paga una cuantiosa suma; y esto mismo lo que le lleva a dudas.

¿Por qué pagar tanto por una chica de esa casa?

No es que minimice a Mina y su atractiva, sino se trata más de una duda en torno a ese cliente y el posible interés romántico que pueda tener en ella. Sumado a inseguridades suyas, crea una incertidumbre avasalladora.

¿De quién se trata?

¿Qué significa Mina para ese sujeto?

¿Qué significa ese sujeto para Mina?

A veces, se pregunta si ella es capaz de entregarle las mismas sonrisas y la atención amorosa que le da a él, a ese cliente. A veces, le gustaría creer en verdad que para ella el sexo es una actividad simple y sin implicaciones emocionales, solo fingir con la persona de turno y luego volver a rutina. Sin embargo, aunque eso calma sus dudas con respecto al cliente misterioso, eleva las que se relacionan a los sentimientos en torno a ello. Ya que, si puede estar ahora acostado en esa cama, es porque ha pagado por su compañía.

La confusión y la preocupación se mezclan en su interior como una sombra que amenaza con oscurecer su relación.

En momentos así, es cuando prefiere centrarse en aspectos íntimos de los que espera ser el único conocedor. Como que Mina es una mujer amorosa, capaz de llenarlo de besos y acurrucarse entre sus brazos por pura voluntad propia. En la intimidad no siempre es lo desenvuelta que se pensaría, sino que posee una faceta tímida cuando es demasiado atento y persistente en conocer sus gustos personales. Otras veces, se muestra risueña, disfrutando cuando descubren reacciones agradables en el cuerpo del otro.

Bajo esas circunstancias, es natural que, sin importar todas las dudas e incongruencias de esa historia, una parte suya no solo se muestre reacia a creer en la idea de un romance paralelo, sino que caiga más profundamente en las garras del amor que está viviendo.

—¿Vas a dejar de mirarme en algún momento? —pregunta Mina, observándole atreves del espejo de su tocador.

—Eres hermosa —responde bastante sincero, incluso si acaba de salir de sus cavilaciones.

No es algo para lo que necesite pensar demasiado.

Mina gira en su sitio, apoyando las manos en el tocador tras de ella.

—¿Más hermosa que un omega?

—Mucho más —admite sin ápice de duda.

La beta sonríe y se acerca a la cama, donde Eijiro aun descansa.

—¿Así? —replica su afirmación. Estira una mano, acariciándole el cabello negro— ¿Y también huelo mejor que uno?

—Totalmente —cierra los ojos, relajado en la caricia.

The ChainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora