II. Capítulo 11

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Existen momentos en la vida de Katsuki en los cuales se cuestiona todo lo que sucede a su alrededor. Exactamente, desde que conoció lo que era alfa y omega. Las cosas parecían más sencillas cuando vivía en el campo con sus padres, aunque puede que eso se deba al poco tiempo y consciencia que tiene de ese momento de su infancia. Su recuerdo ondula entre jugar, ayudar a sus padres en lo que también parecía un juego, comer y dormir. Bajo esas memorias tan sencillas, ser beta era lo mejor. Sin embargo, regresando al momento actual, parecía no serlo.

Así como tampoco resultaba tan ventajoso ser omega.

A diferencia de Sero, tenía una cama cómoda en la que dormir, un hogar que no parecía un depósito. Tenía cuanto quería para comer, tiempo libre y amigos con quienes disfrutarlo. No tenía que trabajar para demostrar su valor a un alfa. O es lo que se les ha enseñado, cosa que en la práctica no era tan simple. Un beta necesitaba mostrar su valor para que un alfa lo acoja; un omega necesitaba probarlo de igual manera, incluso si el aspecto es distinto. Ellos no trabajan en el campo, haciendo limpieza o cocinando; pero deben mostrarse siempre a disposición de su pareja.

Obediente, sumiso y leal.

¡Como odia eso!

Y odia más pensar que Deku en verdad lo espera de él.

Sobre todo, porque no es lo mismo que puede pedirle. Tampoco es que lo espere... al menos no en todos los aspectos. No quiere obediencia, quiere a alguien que pueda discrepar sus puntos de vista con sustento válido. Mucho menos espera sumisión. Suena horrible solo pensar en alguien con la voluntad de un tapete sobre la cual puede caminar cuanto quiera. Lealtad... es lo mínimo que puedes esperar de alguien que lleva el título de ser tu pareja, ¿no? Es decir, tiene mucha reticencia a formalizar lo que sea que tenga con Izuku, pero eso no le da derecho a andar con otra persona. Al menos no mientras aclaren lo suyo.

En todo caso, tampoco es que sienta atracción por alguien ajeno a Deku.

Instinto u algo más, no se imagina despertando sensaciones con el aroma de otro alfa. No se visualiza viviendo con otro, ni considerándolo como futura pareja. Durante esos meses ha puesto demasiada resistencia a algo que, como dijo Inasa, si tuviera opción de elegir, probablemente elegiría a Izuku. Incluso a sabiendas de todo lo que elegir conlleva cuando la frase incluye a un alfa.

No obstante, parecía que, aunque él había llegado al punto de comprender y aceptar aquello —en pensamiento al menos—, no sucedía lo mismo del otro lado.

Y eso jodía más que nada.

Porque Izuku se había ido la mañana siguiente a su discusión ¿A dónde? No lo sabe ¿puede preguntar? Claro que puede ¿Lo hará? Por supuesto que no. Y la verdad, es que tampoco necesita de tantas interrogantes para responder sus dudas. Es cierto que en inicio tuvo curiosidad, luego saco cuentas y —tras años viviendo juntos—, supo que su celo estaba cerca.

La campana de fin del periodo suena, todos entregan los exámenes a la salida del aula. Yuga va tras de él, mencionando las respuestas que ha marcado y lo difícil que estuvieron las ultimas preguntas.

No le importa.

Se mantiene repensando la discusión que tuvieron y el cómo esta escaló rápida cuando se mencionó la manera en que el celo se calmaba. Llegando a su punto más álgido en el momento que tocó el tema de las prostitutas y hubiera esperado un mínimo de decencia de no escaparse durante ese periodo para callarle la boca. La rabia le consume cada que piensa en cómo tiene la cara para decirle que un alfa adulto puede controlarse durante dicha temporada u ofenderse al punto de usar la voz en él, para luego andar sabrá donde revolcándose con alguna beta.

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