III. Capítulo 6

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Un escalofrío recorre su cuerpo y lo lleva a envolverse aún más en las mantas cálidas que lo cubren. Sin embargo, el frío ya ha logrado su cometido de arrancarlo del mundo de los sueños. Aun somnoliento, Inasa suspira, parpadeando lentamente mientras despeja sus ojos. A pesar de las cortinas cerradas, la luz se filtra a través de la tela, indicando que la primavera está comenzando a desplazar los lúgubres días de invierno y su gélido abrazo.

La puerta del baño se abre, y Shoto emerge de allí, esbozando apenas una sonrisa en las comisuras de los labios. Es el gesto más grande que Inasa ha visto en todos los años que llevan conviviendo.

—Buenos días —saluda, como lo hace cada mañana.

El alfa responde con un movimiento de cabeza y se acerca.

—Te dejé dormir un poco más —le pasa la mano por detrás de la oreja, acariciándolo como a un gato—, pero debemos bajar a desayunar.

—Sí, me vestiré ahora.

Estira los brazos en un bostezo. Sus piernas, al estirarse, rozan el borde de la cama y se encoge de nuevo. No hay nada que le desagrade más que su tamaño desproporcionado en comparación con su género. Es absurdamente alto.

¿Qué beneficio tiene ser un omega tan grande?

Escoge algunas prendas del armario sin pensarlo mucho y entra al baño para lavarse la cara apresuradamente. Los horarios en casa siempre han sido estrictos, especialmente cuando el patriarca de la familia está presente. Esto es aún más cierto desde que Denki se definió como omega y se unió a ellos en la mansión. Su presencia ha llamado mucho la atención.

Hubo un tiempo en el que él era el centro de esa atención.

Un escalofrío lo recorre al recordar lo incómodo de aquel período.

—¿Shoto? —lo llama al salir del baño, viéndolo concentrado mirando la botella de whisky sobre la cómoda junto a la pared.

—Vamos —dice, abriendo la puerta y dejándolo pasar primero.

Shoto es atento con él, e Inasa responde con docilidad, estableciendo una dinámica bastante cordial entre ambos. No es la relación que Katsuki dice tener con su alfa, pero es mejor que lo que ha visto entre Enji y Rei-sama. Para él, eso es suficiente. Sabe que Shoto no es el amor de su vida; sin embargo, lo respeta. Nunca lo ha humillado ni maltratado. Suele ser amable y calmado. Acepta su amistad con Katsuki a pesar de que este último sea un omega problemático y una mala influencia, según Enji-sama. A cambio, solo debe cumplir su rol de omega con él.

En el pasillo, el alfa lo toma de la mano, un gesto mecánico que Inasa ha aprendido a aceptar con naturalidad a lo largo de los años. Bajan las escaleras y se cruzan con Denki a medio camino.

El omega les sonríe y su aroma se eleva en el aire.

—Buenos días, Shoto-sama, Inasa.

El olor es fuerte y no pasa desapercibido para el alfa, quien lo huele abiertamente. Inasa frunce el ceño, molesto por lo irrespetuoso que resulta eso hacia él.

Denki se sonroja, hace una pequeña reverencia y continúa hacia el comedor.

—Lo siento —se disculpa Shoto, consciente de su comportamiento.

Inasa resopla, un tanto molesto, pero decide no decir nada. Si bien no siente un afecto especial por Shoto, sigue siendo su alfa y le proporciona un hogar. Mientras no tenga una marca en el cuello, su relación seguirá siendo inestable.

...

El mismo plato de avena se sirve como todas las mañanas, una porción minúscula que resulta difícil de tragar cuando el aroma de Denki inunda la habitación. Admite que su olor es agradable, con notas dulces, pero después de un tiempo prolongado, las feromonas de los omegas comienzan a volverse empalagosas para los de su mismo género.

The ChainWhere stories live. Discover now