II. Capítulo 4

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Una sola cosa que Katsuki odia de ir con Denki a diario, es el tener que esperar cuando el omega se atrasa. Comprende que una tardanza le puede suceder a cualquiera, que su amigo siempre llega temprano y le espera o corre a darle el alcance si le ve cerca. Eso no quita las ganas inmensas de golpear por hacerlo esperar bajo el sol.

Le tiende de pie quince minutos hasta que le ve aparecer en el horizonte. Corriendo con el uniforme desabrochado en el cuello y el cabello despeinado. Sus piernas se mueven frenéticas, pero avanza a penas. Podría culpar a la escuela por eso y su falta de programas de entrenamiento físico para omegas. De no ser por la dieta controlada en la cafetería, más de uno seria obeso.

—¡¿Por qué carajos tardaste?! —regaña cuando finalmente le tiene cerca— No quiero que me dejen tarea extra.

—Yo tampoco —responde molesto—, pero tuve un altercado —señala su pómulo rojizo.

Mientras emprenden la ruta cuenta lo sucedido, como suele hacer habitualmente. Caminar con él a diario le ha hecho consciente de una realidad que poco conoce: La beta.

Si bien es cierto que tiene alguna interacción con los que trabajan en casa y cerca de ella, la beta con la que verdaderamente ha logrado mantener una conversación, ha sido Ochako. Y gran referente de su subgénero no es. Fue criada como omega, Izuku la adoptó un poco más grande de lo que fue él al llegar y tiempo después su aroma desapareció. Ella, luego del orfanato, no ha hecho más que vivir en casa de un alfa.

Denki no.

De ambos padres betas, es el mayor de tres hermanos, con quienes vive en una de las pequeñas casas que proporcionan los Todoroki dentro de su villa para trabajadores betas. En ese lugar convive con dos familias más, únicamente separando los ambientes con paredes hechas a partir de la hierba seca que tranzan para formar una estructura firme. Algo que cambiara el día que se defina como omega y les entreguen un lugar solo para ellos.

Ser un omega en estas villas, es un privilegio.

En el ámbito alimenticio, por ejemplo, recibe una ración extra. Entregada directamente del capataz alfa y sin hacer fila como el resto. Tampoco es una ración proporcional a su trabajo, pues la regla impuesta por el capataz es que, a más productividad, más alimento se otorga. Esto incluye a los más que pequeños. Todo el que pueda caminar y tenga manos trabaja.

Los servicios higiénicos son otro tema. La villa cuenta con un pabellón de baños bastante alejado del área de vivienda. Siendo el único omega ahí, Denki tiene permitido usarlo en privacidad, nadie más en la villa puede ingresar si él está dentro.

Situación que ha derivado en el altercado de hoy.

—Fueron dos betas, solía jugar con ellos de pequeño, pero hace un tiempo el capataz prohibió que lo hiciera. Incluso que hablara con otras personas fuera de mi familia —camina acomodándose el flequillo, queriendo que este cubra la mejilla magullada—. Ingresaron cuando yo estaba dentro, dijeron que era un omega engreído y que debía aprender mi lugar.

—Supongo que te defendiste.

—No por nada somos amigos —muestra sus nudillos heridos—. Nunca pensé que un puñete doliera tanto.

—Hey —les llama Sero, que llega da la mano con Kyoka en la acera contigua. A penas a unos pasos de la escuela— ¿Qué demonios te paso?

—Historia larga —corta el tema Denki.

Ciertamente, nunca le ha oído hablar de su vida en la villa con nadie del grupo y siendo con quien más se junta ahora es Yuga, duda que si quiera escabulla el tema.

The ChainWhere stories live. Discover now