The Chain

III. Capítulo 7

En medio de la opulenta mansión Todoroki, Katsuki observa la escena con una mezcla de curiosidad y desinterés. Jamás hubiera imaginado que asistiría tan pronto a otro evento en esa casa. Uno mucho más grande y faustoso que los anteriores, pues no solo se trataba de una unión tan peculiar entre una alfa mujer y un omega varón; sino que, encima, de dos de las familias más importantes de la ciudad.

Todoroki y Aoyama.

La ceremonia como tal no es distinta a la que fue la suya o la de Inasa. Una persona del gobierno da las palabras iniciales, dejando en claro la obligación que una parte tiene como alfa y la otra como omega. Se coloca un collar en el cuello de Yuga y todo termina. Las personas aplauden y brindan, mientras la pareja frota mejillas.

Katsuki apenas puede fingir felicidad.

Tampoco es que sienta lastima de su amigo, dentro de todo le da consuelo que Fuyumi no parezca una de esas alfas dominantes que abusan de su posición. El tiempo que viene conociendo a esa familia, ha demostrado ser más razonable de lo que esperaría. O es lo que proyecta. Sin embargo, no puede evitar que sus pensamientos vaguen hacia el hecho de que Fuyumi es varios años mayor que Izuku, mientras que Yuga es unos meses más joven que él.

Sin contar que tan solo se han conocido en personas ese mismo día.

Junto a Deku pasa a dar sus felicitaciones y buenos deseos a la nueva pareja. Agradece que siempre sea el alfa quien habla mientras omega solo asiente, porque sinceramente, no se siente de ánimos de hacerlo.

O simplemente no puede ser hipócrita.

Si las cosas fueran un poco más justas con ellos, la familia de Yuga hubiera preferido conversar con la de Kirishima; un alfa conocido, de su misma edad y que, sobre todo, despierta el interés del omega. Sin embrago, se había decidido por alguien totalmente desconocido para una unión que era a todas luces interesada.

Con la ceremonia principal terminada, puede tomar distancia de Deku. Denki e Inasa rápidamente se unen a él y el ambiente tenso entre los dos omegas es algo que le toma por sorpresa. Incluso sin decir nada, la actitud que toma el uno con él otro es fría y distante. Katsuki está a punto de preguntar que sucede, pero Yuga aparece y solo lo pasa por alto.

—No puedo creer que te comprometieras con ella —increpa Denki.

—Lo siento, chéri —Denki hace un puchero—. Aún queda dos hermanos disponibles —ofrece.

La respuesta de Denki es un resoplido resignado.

—Fuyumi me caía mejor que ellos, pero ya qué, es lo que hay —comenta con una franqueza que no puede evitar.

Katsuki oye en silencio, lanzando miradas de reojo a Inasa. Él mejor que nadie conoce a los alfas de esa casa y sabe que nada bueno saldría de unirse a uno de ellos.

La conversación entre Yuga y Denki continua, entre fantasías de sus bodas y lo bien que les vendría pertenecer a la misma familia a ambos; algo a lo que, Katsuki, no tiene nada que opinar.

Entonces, en un momento de complicidad silenciosa, levanta una ceja observando a Inasa y mueve ligeramente la cabeza en dirección opuesta del jardín. Su amigo capta el gesto al instante, sus ojos negros brillan con entendimiento. Asintiendo apenas, Inasa retrocede discretamente, comenzando a alejarse junto a Katsuki.

La música y las voces se desvanecen gradualmente a medida que se acercan al límite del jardín con las tierras de cultivo y, una vez que están lo suficientemente apartados, Katsuki exhala un suspiro de alivio.