Capítulo 4

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Ochako le dice Izuku, Tenya le llama amo Midoriya.

Para Katsuki es Deku.

A sus diez años, lee con sorpresa el nombre de quien es el alfa de casa. En lo que debería ser una muestra de la mejora en sus habilidades en lectura.

—¡Katsuki, no! —Tenya le da un golpe suave en los labios.

—¡Tenya! —el otro alfa alza la voz, deteniéndolo— No lo trates así.

—Mi deber es educarlo.

—No necesitas ser brusco.

—Es rebelde. Usted no lo entiende porque no ha pasado un día entero con él.

El alfa superior ríe y cruzas miradas con Katsuki, que está lejos de acatar el llamado de atención.

—Ochako te dice Kacchan, ¿te gusta que te digan así?

Se encoje de hombros, indiferente.

—Se responde con palabras —Teya vuelve a llamarle la atención.

—Está bien, me conoce poco.

—No está bien —refuta firme y luego, toma una postura más sumisa—. Lo siento, hago mi mejor esfuerzo educándolo, pero se mantiene rebelde.

—Está bien —se pone en pie, sin perder la sonrisa—. Ochako me advirtió de cómo era —remueve su cabello cenizo.

Deku es el dueño de la casa, quien le ha adoptado. Huele a pino y jazmín. Le trae dulces de la ciudad que Tenya le entrega cuando cumple bien una tarea, y libros de cuentos que son los que Ochako le lee por las noches. También, que es la segunda persona en casa a quien le permite llamarle Kacchan.

Y no hay nada más allá de eso.

En todo ese tiempo, las interacciones juntos se limitan a esas pequeñas demostraciones de sus conocimientos, algunas comidas en las que coinciden y sonrisas amables cuando se cruzan en el pasillo. Lo cual trae confusión, porque según entiende, ellos son alfa y omega. Algo así como la relación que guardaban sus padres, aunque esta se define en base a subgéneros a los que aun intenta encontrarles sentido. Tenya enseña muchas cosas, de las cuales puede ir recopilando ciertas partes. Los alfas protegen, proveen y miman a los omegas. Los omegas son sumisos, obedientes y leales en respuesta. También son quienes engendran y crían.

Es en ese punto que su cerebro estalla.

Porque recuerda la vecina cuando vivía en el campo. La mujer tenía un abdomen enorme donde tenía a un bebé y según comprendido en ese momento, solo las mujeres poseían esa virtud. Lo cual guardaba sentido en cómo había visto que las personas formaban parejas ahí: hombre y mujer. Diferente a donde se encuentra. Porque él es un omega e Inasa también. Omegas, pero hombres.

Y sus alfas —futuras parejas— también lo son.

Es en medio de esa confusión, cuando un suceso en específico origina otra explosión en su cerebro. Él es la pareja de Izuku. Tenya y Ochako se han encargado de recalcarle eso hasta el cansancio.

¿Entonces, por qué Tenya trae mujeres a la habitación del alfa?

—Hola, pequeñito —la mujer de larga melena morena le saluda amigable en el pasillo de las habitaciones.

—Katsuki, a tu habitación —advierte Tenya.

Pero no se va, se mantiene guarecido tras el aparador de un lado del pasillo. El alfa le lanza una mirada amenazante en tanto abre la puerta del amo y la mujer ingresa. Es un pequeño instante en el que Katsuki percibe un aroma. Izuku huele a pino y jazmín, igual que la esencia de lo que acaba de oler. Mas es solo, esencia. El peso fuerte de ese hedor es putrefacto, nauseabundo. Katsuki arruga la nariz y da una arcada que es incapaz de controlar.

The ChainWhere stories live. Discover now