Ese tipo de amor convierte a un hombre en un esclavo. Ese tipo de amor envía a un hombre directo a su tumba.
Me vuelvo loco, loco, loco bebé. Lo enciendes, luego te vas. Si, me vuelvo loco, loco, loco por tu amor.
¿Que puedo hacer cariño?
Me sie...
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"Hay momento de nuestras vidas en los que el amor lo vence todo: el cansancio, la falta de sueño, cualquier cosa. Y hay otros momentos en los que parece que el amor solo nos da... sufrimiento."
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Ser mamá era lo mejor del mundo, era complicado, pero era lo mejor del mundo. Sin embargo, ser mamá y residente de cirugía de último año era una tarea imposible.
Habían pasado seis meses desde que Alexis nació. Desde entonces mi vida era un caos de ternura, abrazos, lloriqueos (del bebé y míos), leche, pañales, noches sin dormir, cirugías, risas, cansancio y más.
Había vuelto de mi licencia de maternidad hace un mes y aunque Mark y Jackson eran de gran ayuda, mi voluntad de ser la mejor mamá para Alexis había hecho posible que pudiera soportar todo lo dicho anteriormente.
Estaba entrando al hospital, Mark cargaba el bebé y yo estaba completamente abstraída leyendo un archivo de informes que Derek me dejo para estudiar, de pronto, choqué contra un corazón. Literalmente, un hombre disfrazado de corazón.
–Amor, ¿estás bien? –se acercó Mark a mí– Fíjate por donde vas. –se molestó con el corazón.
El corazón levantó las manos en forma de paz y se alejó de ahí.
–Estoy bien. –recogí las hojas que se habían caído al piso– ¿Por qué demonios hay un corazón andando por el vestíbulo? –pregunté molesta.
Arizona, quien se había acercado a nosotros al ver mi choque, se rió.
–Debe ser por San Valentín. –dijo
¿San Valentín? Claro que no era San... Maldición, eso explicaba por qué había corazones pegados por todos lados, gente con flores, globos y más. Me había olvidado que hoy era este día.
Miré a Mark.
¿Teníamos planes?
–No te preocupes ya lo resolví todo –me contestó instintivamente– Sé que saldrás tarde, así que yo cocinaré mi especialidad: carne a la barbacoa y risotto, luego veremos películas y compartiremos un buen vino en la bañera.
Sonreí con ternura.
–¿Y qué hay de Alexis? –pregunté.
–Pensaba decirle a Jackson o a una niñera que lo cuidara esta noche.
No me gustaba esa idea.
–No confío en las niñeras, –respondí alejando a mi bebe de los brazos de Mark–... y Jackson de seguro tiene planes con Lexie. No debemos arruinárselos. Alexis se queda con nosotros.
