The way i loved you - Regulus Black

66. El guardapelo de Jazmine

—Despierta, despierta —Regulus sacudió a su amada, haciendo que ella apenas pueda abrir los ojos pues esta lo suficientemente asoñada—. Van a atacar la fiesta de Bill y Fleur, Harry esta ahí.

Jazmine, al escuchar su nombre se puso de pie, siendo seguido por su esposo, quien la ayuda a ponerse la ropa.

—Yo me iré de este lado, tu por el otro, ¿de acuerdo? —él asintió—, sí-sí no regreso, te amo.

—Lo harás, mon amour.

Ella sonrió antes de salir de la habitación de hotel donde había estado con Regulus los últimos días, pues cuando ella huyo con él prometió protegerla y la primera protección era esa. No entregarla a Voldemort.

La gente desesperada gritaba a su al rededor cuando hizo una aparición en medio del tumulto de personas que estaban empezando a ser atacadas, pero ella solo busco a Harry.

—Tía Mía —grito Harry, asustado pero ella solo lo tomo del saco arrastrándolo hasta donde Hermione y Ron también lo buscaban.

Ella quiso hacer la desaparición pero Hermione se adelanto.

Los cuatro gritaron cuando aparecieron a la mitad de la calle, con un camión acercándose a gran velocidad hacia ellos pero fue la joven quien los jalo.

—Diablos, Hermione, pudiste habernos hecho aparecer en no sé, en Grecia —comentó sarcástica, mientras ayudaba a Harry y a Ron a recomponerse del miedo.

Ninguno dijo nada, todos detrás de Hermione. Jazmine pudo escucharlos hablar pero no dijo nada porque solo quería que Harry estuviera a salvo por lo que miraba a todos lados pendiente de que nadie los estuviera persiguiendo.

No solía ir al centro de Londres y se daba cuenta de porque, era un completo caos que a ella no le gustaba pues los transeúntes golpeaban su hombro cada dos por tres, sin siquiera pedirle disculpas.

Cuando llegaron a un pasillo a oscuras, los tres chicos se cambiaron de ropas.

—Que estilaso, Ron. Te ves como todo un... muggle —el mencionado rodo los ojos—, síganme, los llevaré a una cafetería. Una de mis favoritas.

—No.

—¿No? Harry, estoy aquí para ayudar, aún cuando mi cara es una de las que buscan con urgencia —bramó—, vamos ahora.

—¿Donde estuviste todo este tiempo? —la alcanzo cuando ella empezó a caminar, siendo seguida por los tres—. Te creí muerta.

—Muchos han intentado matarme y no lo logran, Harry —la manera en que lo dijo con arrogancia hizo que él rodara los ojos—, siempre he sido buena escondiéndome.

—Ya lo creo, por eso desapareciste cuando te necesité.

—¡Basta, Harry! —esta vez ella detuvo su paso a mitad de la calle desolada—, tu madre hizo un hechizo de protección de amor maternal, algo que jamás he experimentado y no podía quedarme contigo porque correrías riesgo.

La manera tan dura en que lo dijo, fue un golpe para Harry quien bajo la cabeza avergonzado.

El camino fue silencioso hasta el lugar, ella liderando esta vez mientras los jovenes cuchicheaban detrás suya. Deseo saber que había pasado con Regulus, pero no podía dejarlo solo ahora.

—¿Café?

Los cuatro miraron incómodos a la muchacha que atendía el lugar, pero al final los tres jovenes pidieron un capuccino mientras ella, un café americano.

—¿Los cafés tienen nacionalidades en el mundo muggle? —comentó confundido Ron por lo que Hermione y Jazmine lo miraron con el ceño fruncido—, ¿A donde vamos ahora? ¿Al caldero chorreante?