23. Giratiempo

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Las marcas que Remus le había enseñado a Jazmine aquel día que entró a su habitación para llevarla hasta el comedor, eran de Evan Rosier, quien gritaba con angustia frente al profesor Dumbledore, alegando que ella era la culpable.

La cara de Rosier llevaba "presuntuoso" en la frente, escrita con magia demasiado oscura, incluso para él, pues de la herida salía sangre y líquido negro.

Era una imagen horrible, demasiado para la vista de de cualquiera y era por más que para ella, quien al verlo, se desmayó.

Quizá, un tanto por el miedo de que le creyeran que ella había sido la culpable, más que nada, porque no tenía mucho que lo había visto y porque por los pasillos empezaban a murmurar que por eso estaba tan nerviosa.

Cuando se despertó en la enfermería a mitad de la noche, se dió cuenta que estaba sola y que una capa de sudor adornaba su pequeña frente, por lo que, se sentó. Estaba a oscuras y habían pocos chicos en enfermería, por decir, solo ella y otro chico de Slytherin que jamás había hablado con él.

Toda la noche durmió y cuando Madame Pomfrey le dió luz verde para irse, tomo sus cosas y se fue hasta la dirección, pues la medibruja le había dicho que el Director Dumbledore la esperaba ahí.

Con miedo, entró a la oficina después de pasar por el águila que cuidaba su puerta y con pasos tímidos, se dejo ver, pero él ni siquiera la miraba, pues estaba muy concentrado en su pergamino, por lo que ella aclaro su garganta.

—Buen día, profesor.

—¡Oh, Señorita Potter! No la había visto. Acérquese, quiero mostrarle algo —aquel hombre alentó, llamándola con la mano por lo que ella, a pasos rápidos fue hasta él pero tan pronto ella estuvo cerca el hombre se puso de pie, guardando todo de un simple movimiento de mano—. Me alegra saber que se encuentra mejor, me dijo la señora Promfrey que había sido fuerte su golpe en la frente.

—Bueno, no lo sentí por suerte —comentó, haciendo sonreír al señor antes de acercarse a un estante— Profesor, prometo firmemente que jamás haría algo como lo que le paso a Rosier, si...

—Lo sé señorita Potter, entiendo que su preocupación es enorme porque aquello es un acto horripilante y que un alumno la culpe de aquella forma es mucho más vil, pero no es solo esa razón del porqué está aquí —eel director la miro a ella y luego al libro que tenía en su mano—. Este libro pertenecía a uno de los magos más poderosos de la historia, ya sabes de quien hablo ¿Verdad?

—Vol...

—No digas su nombre —regañó—, sí, de él. Lo encontré en las pertenencias del señor Rosier antes de que su padre se lo llevara a San Mungo —explicó, dándole paso a la chica para que viera lo que pasaba en aquel libro que ahora le parecía curioso a la chica—, parece una especie de Diario Mágico.

—Es común entre los hombres del Señor Tenebroso, lo utilizan para comunicarse entre ellos y no ser descubiertos porque los mensajes se borran al instante —orgullosa de su explicación, miro aquella hojas en blanco para luego mirar al profesor que asentía hacía su conocimiento—, pero no lo entiendo profesor ¿Qué tiene que ver conmigo?

—Cuando lo encontré, tenía un mensaje no leído. Decía su nombre y lamentablemente eso fue lo único que pude leer antes de que desapareciera y solo quedara este libro —lo cerró, haciendo que ella retrocediera cuando él se erguía para guardarlo de nuevo en el escritorio—, Señorita Potter ¿Usted ha estado en contacto con aquel mago?

—No —mintió, para luego rendirse cuando la miro como si supiera que lo hace—, Regulus me invitó a la boda de Narcissa, en aquella boda bailo conmigo una pieza de una canción clásica. No compartíamos palabras más haya de lo superficial, pero el otro día, Mandame Pomfrey me dió una pócima del sueño, o eso quise creer porque cuando desperté en mi subconsciencia, el Señor Tenebroso estaba ahí, y me explicó que alguien se había infiltrado.

The way i loved you - Regulus Black Where stories live. Discover now