20. Un corazón herido

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El comedor se quedó en un completo silencio cuando Remus entrelazó la mano con Jazmine de manera íntima. Las miradas puestas en esa simple acción la hicieron flaquear, pero con la cabeza al frente, caminó rumbo a su hermano quien sonreía.

—Solo sonríe y no dejes que las miradas te pongan nerviosa —aconsejó en un susurro Remus quien acariciaba sus nudillos con su pulgar.

—Demasiado tarde —dijo entredientes.

El caminó fue interminable y torturaba su cabeza cada vez que daba un paso. Su mente aunque iba en blanco por los nervios, solo pensaba en él día anterior y se arrepentía.

Remus lo dijo como juego, para que no terminara humillada frente a toda la sala común por tan absurdo plan pero cuando ella le imploró, no tuvo remedio que acceder a sus peticiones. Adoraba a Jazmine y prefería que las cosas fueran de esa manera a que tuviera que quedar en ridículo confiando en alguien que no conocían del todo.

Todo pasó tan rápido, que ni siquiera lo pensó esa mañana cuando ambos Gryffindors para dejar en duda a los demás, decidieron compartir un collar de parejas.

Tan metida estaba en sus pensamientos que no se percató que por detrás de su hombro, murmuraban sobre que Regulus estaba acercándose al gran comedor que cuando lo vió abrir la puerta de manera estruendosa, esperando que todo lo que decían en el pasillo fuera mentira, Jazmine y Remus se quedaron quietos por un momento cuando el pequeño Black abrió los labios impresionados, ante la sensación de corazón roto al verla tomada de la mano de aquel chico.

Remus no dijo nada al respecto, solo la alentó para seguir caminando y apretó su manos con fuerza para que no saliera corriendo detrás del Slytherin que había salido del lugar, hecho una furia.

—¿Así que tu y mi hermana? —comentó con burla James, llevando una zanahoria a la boca—. Parece que haz tomado la decisión correcta.

—Lo he hecho, James.

—Me alegro Jazmine, no quería hacerte decidir entre tu hermano y un imbecil cómo él, obviamente ibas a decidirme y él me odiaría de más —dió una risa nasal, mirando interrogante a su hermana quien solo veía su plato— ¿Verdad?

—Sí, James.

Fue el peor día de su vida, porque Remus se había tomado muy bien aquel papel de novio porque no la había dejado ningún momento sola.

Tampoco quería decirle que se estaba pasando en su farsa, pero al cabo le estaba haciendo un favor y no quería que se enojara con ella.

Pero pudo dejarla sola hasta que ella entró a la biblioteca, para sentarse hasta el fondo en la última mesa, un tanto escondida entre los pasillos.

—¿Así que tu y Remus? —bramó, desesperado Regulus sentándose a un lado de ella, dejando caer sus cosas al piso, sin importarle si los veían o no, solo necesitaba respuestas.

—Reg...

—No, no —escupió sus palabras, interrumpiéndola dejando ver su molestia en sus facciones—, ayúdame a entender. ¿Un día quieres que te bese y al siguiente estás en los brazos de otro?

—Déjame explicarte —murmuró esta vez, esperando que nadie los escuchara.

—¡Es que no lo comprendo! —susurró-grito, acercándose a ella peligrosamente. Ambos se quedaron callados, ella porque no sabía como empezar y él porque no sabía que más decir.

»Te dije lo que sentía, dijiste que sentías lo mismo. ¿Por qué ahora decidiste cambiarme? ¿Acaso no soy suficiente? —imploró, al borde del llanto, haciendo que Jazmine sintiera el desbocar de su corazón y fuera inevitable que sus mejillas se empaparan.

—¿No lo entiendes? Mi hermano no me quería junto a ti, ¿Qué querías que hiciera?

—¡Que me eligieran! —la desesperación la hizo sobresaltarse en su asiento, haciendo que él se arrepienta por su tono de voz fuerte.

—Creo que no es el lugar para hablar, Regulus.

—No-no puedes solo hecharme de tu vida y ya, Mine.

—¿Entonces que quieres que haga? ¿Qué aleje a todos de mi para estar contigo, sin saber que me espera contigo? Se que vas a unirte a ellos tarde o temprano y tu no vas a pensar en mi —las palabras ardían en su garganta y escocían en su interior.

Jazmine cerró los ojos cuando Regulus tomo su rostro con ambas manos, acunándolas entre su calor y acercadola a él. Su nariz y ojos se veían rojos; Jazmine se quedó sin aliento.

—Huyamos, Jazmine.

Los labios de la chica se separaron, dejando entrar aire a sus pulmones, un tanto impresionada por sus palabras.

—¿Y luego qué, Regulus? ¿Refugiarnos bajo su capa y que nadie nos encuentre? No estoy segura de que quiera hacer eso.

—No, no...

—No hay salida para nosotros dos, no hay futuro y no creo que estar juntos sea como en los libros, porque sé que, pase lo que pase y la cantidad de cuanto me ames no es suficiente para que dejes aquel pensamiento —con lentitud, bajo las manos del chico que ahora no podía evitar llorar, sintiento como cada vez más se rompía por dentro.

—Jazmine, por favor...

—Te veo en clases, Black.

La chica, con la poca fuerza que le quedaba, tomó sus cosas y salió corriendo de la biblioteca. Ni siquiera había podido estudiar y sentía que estaba demasiado atrasada con sus estudios para los TIMOS.

Por ello, paso la noche entera estudiando bajo sus sábanas para que la luz de su varita no molestara a sus compañeras de habitación.

Por la mañana, se despertó para ir directo a la clase porque no se levantó a tiempo. Trato de utilizar el giratiempo pero ni siquiera pudo sacarlo de su chaqueta y se maldijo cuando se dió cuenta que su corbata estaba mal puesta.

Remus, claramente la espero paciente en la sala común y la llevó a clases, aunque él llegara tarde a la suya. La chica quiso agradecerle, pero no le dió tiempo pues Remus la empujo a su aula junto con su mochila.

Eso la hizo reír por un momento, hasta que se dió cuenta que la profesora de Aritmancia ya estaba empezando la clase.

Eso la hizo reír por un momento, hasta que se dió cuenta que la profesora de Aritmancia ya estaba empezando la clase

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The way i loved you - Regulus Black Where stories live. Discover now