The way i loved you - Regulus Black

8. Un buen expelliarmus

Jazmine esta sobre el pasto debajo de un árbol, con Regulus aun lado, ambos mirando los apuntes de la chica para estudiar lo necesario.

—¿Qué haces cuando debemos convertir un animal en taza?

—¡Eso lo vimos en primero!

—Regulus, tienes qué...

—¡Jazmine! —la voz furiosa de James solo la hizo mirar hacía su dirección, cansada de sus celos de hermano.

Pero abrió los ojos cuando vió que su hermano tenía consigo su varita, así que ella se puso de pie y Regulus siguiendo su paso, un tanto confundido de lo que estaba pasando. Ella se puso frente al pelinegro, cuidando de él porque sabía que era él el problema principal.

»te dije que debías alejarte de Regulus Black.

—James, ¿Qué sucede contigo? —dijo entre dientes, tratando de qué las demás personas que cuchicheaban por la molestia del mayor de los Potter, no escucharan—. Baja la varita.

—Desmaiu...

—¡Expelliarmus! —grito con fuerza, haciendo la varita de su hermano cayera lejos de él, por lo que el pelicastaño se sorprendió por un momento—. ¿Qué te sucede? ¡No puedes hacer eso, vas a meternos en problemas!

—No me interesa, no cuando esté estupido este cerca de ti ¡Solo va a llenarte de ideas horribles! —bramo, acercándose un poco a su hermana, dando miradas furtivas a Regulus quien ahora tenía una sonrisa ladina— ¡Solo míralo! ¡Esta divirtiéndose de nuestra pelea! Quiere alejarte de mi, por venganza.

—¿Te estás escuchando? —bramo por lo bajo—, pareces un niño a quien le han quitado un juguete que posee ¡No soy tu juguete, James!

—Eres mi hermana, eres mi responsabilidad ¡Te va a hacer daño!

—¡Somos amigos! —golpeo su hombro con la mano para que se alejara de ella, pues peligrosamente se estaba acercando a Regulus quien no se había movido ningún centímetro detrás de ella.

—Tranquilo, Potter. Deberías de preocuparte de Sirius antes de mi, digo, lo conoces bien y sabes de lo capaz que es con las mujeres —reto Regulus, con esa mirada aburrida y desafiante.

—¡Eso no es cierto, James! —el mayor de los hermanos Black se acercó a su mejor amigo, para tratar de defenderse pero el pelicastaño miraba con el ceño fruncido a Regulus.

—Todos ustedes, son tan patéticos —bramo de nuevo, rodando los ojos y bajando su varita—. Solo son un montón de estupidos que creen poseer mi vida como les plazca, pero no es así, yo soy dueña de mi propia vida y si quiero relacionarme con alguien es mi decisión y si me equivoco solo les queda mirar de lejos y verme levantarme de nuevo. ¡Hombres patéticos!

Se hizo paso entre James y Regulus, empujando a ambos lejos uno de otro, haciendo que ambos chicos se sientan afligidos por el rostro enojado de la chica. De los amigos de James, el único que tuvo la fuerza para seguirla fue Remus quien, antes de entrar al baño de niñas la tomo del brazo.

Con los dos chicos que ahora se sentían avergonzados, cuando volvieron a mirarse se acercaron de manera amenazadora al otro.

—Seré claro, aléjate de mi hermana sino quieres terminar mal.

—Aunque juegues sucio, no lo haré y espero que no te entrometas en mi camino porque...

—¿Por qué, qué Regulus? ¿Vas a usar tú magia oscura y te la llevaras lejos? te lo advierto, dónde sea que este yo voy a encontrarla —murmuro entre dientes, haciendo que el pelinegro sonriera con grandeza y diera un paso más cerca al chico que era un poco más alto que él.

—No te convendría ponerme a prueba, porque a mi casa le hace falta una cabeza de un Potter y estaría muy orgulloso de ser yo quien llevé el trofeo —alzo ambas cejas, lleno de valentía.

—Déjala ser feliz con Remus, si la quieres.

—Ni Remus, ni nadie hará que me aleje de la chica de mis sueños.

—Pues te estás quedando atrás porque él ahora esta con ella, consolándola —Peter dijo, mostrando una cara de miedo pero con palabras cizañadas; se encogió cuando Regulus Black lo miró.

Eso hizo que el pelinegro mirara por última vez a James quien tenía una pequeña sonrisa de triunfo en su rostro. Con el puso acelerado y la frustración se adentro al castillo para buscar a la chica quien veía como la perseguía Remus.

—¿Ahora, que Remus? —gruño la chica, soltándose con fuerza de su agarre, sin darse cuenta que había sido demasiado ruda con el chico.

—Solo quiero saber cómo estás —murmuro, con las mejillas sonrosadas. No quería molestarla pero le preocupaba.

Eso hizo que la chica bajara la guardia, y suspirara con fuerza antes de bajar los hombros que tenía tensos y mirará sus zapatos.

—Estoy cansada de que James arruine mi vida escolar con celos estupidos, es como si, quisiera que jamás fuera feliz con alguien —murmuró.

Pero su cuerpo se puso rígido cuando Remus la abrazo delicadamente, pero tan pronto sintió su calidez se volvió a relajar y lo abrazo con fuerza, pasando sus brazos detrás de su espalda.

—James solo esta preocupado ¿Entiendes? Tiene miedo que acabes siendo infeliz o con alguien que se parezca a él —el chico delgado dejo un beso en su cabeza, antes de tomarla por los hombros para mirarla—. Él te ama, solo quiere lo mejor para ti.

—Solo quiero equivocarme por una vez, quiero dejar de ser la chica perfecta, la Potter que nunca se equivoca —esta vez sus ojos se llenaron de lágrimas mirando los bellos ojos verdes del chico, llena de confianza de poder decir aquello en voz alta.

—Entonces, haz algo que valga la pena —la alentó, sonriéndole haciendo que ella reprimiera una sonrisa.

—Nunca pensé que me dijeras que hiciera algo malo —la felicidad se mostró en su tono de voz aunque seguía con lágrimas acumuladas en sus lagrimales.

—Siempre es buena la rebeldía. Anda, ve al baño, lávate el rostro y te veo en la sala de gryffindor. No te apures, estaré esperando todo el tiempo que necesites —la abrazo de nuevo como despedida y se fue de ahí, haciendo que la chica mirara en su dirección.

Regulus, sintió una leve molestia en su estómago ante la escena que había presenciado. No quería admitirlo, pero Jazmine le llamaba la atención y aunque se negaba, ya se había dado cuenta de ello.

Le gustaba tanto Jazmine, que no le importaba su estupido hermano.