📜 Capítulo 72. Sola en la torre

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— ¿Qué se siente que el mejor amigo de tu primo sea un Malfoy y que ahora haya un Grindelwald con ellos? —Rose Weasley era la joya de Gryffindor, como chica inteligente y de belleza extrema descrito por sus propios compañeros, se dedicaba a alimen...

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— ¿Qué se siente que el mejor amigo de tu primo sea un Malfoy y que ahora haya un Grindelwald con ellos? —Rose Weasley era la joya de Gryffindor, como chica inteligente y de belleza extrema descrito por sus propios compañeros, se dedicaba a alimentar su ego con la presencia de sus amigas, Jazmín Hamdan y Jenifer Craft, ambas hijas de familia de sangre pura, magos de alto rango entre sus regiones.

Y aunque sus amigas fueran de sangre pura, Rose era una mestiza, pero eso no dejaba por el suelo la gran inteligencia y belleza de Rose, para nada, parecía ser algo secundario y sin importancia.

Pero para ella, su desgracia más grande, era saber que a menudo cuando se hablaba de Albus, parecía que había siempre un hincapié en mencionarla a ella, constantemente siendo el centro de atención por culpa de su primo en un tema tan bochornoso.

— Y son tan unidos, no se despegan de ella —aunque claramente y como muchas entre las casas, la singularidad de la presencia de Scorpius siendo un chico de belleza ejemplar, no se quedaba por detrás y habían muchas como Jenifer y Jazmín que sentían estremecerse cada que él aparecía, pero lo guardaban en silencio.

Rose desistió de buscar entre su ropa su bufanda y bufando con frustración se volvió a sus amigas— dejen de meterse en conversaciones tan triviales, Jazmín, ¿dónde está mi bufanda? —sabía que Jazmín moría por su bufanda favorita.

— Yo… —y entonces recordó que la había tomado y corrió a su cama a buscarla— lo siento, Rose, es que anoche la use un rato —se la arrebató de su mano sin pensarlo dos veces y se la acomodo.

— Hablar de Grindelwald es tan absurdo, dejen de hacerlo, ella no merece atención, está mejor en esa estúpida torre —y dicho ello, tanto Jazmín como Jenifer desistieron de seguir hablando del tema y siguieron a Rose una vez estuvo lista para ir al comedor.

Y aunque para Ariana su primera semana en Hogwarts no fue fácil, aún mantenía la esperanza de que algo bueno sucedería, pero por el momento, su habitación se mantenía con dos camas vacías en su cuarto y una ocupada por ella, pues la parte más alejada de la torre de Gryffindor, era el cuarto de Ariana como Gryffindor. Era claro que los Gryffindor parecían ser cordiales, pero no podían evitar mirarla con cierta resiliencia cada que pasaba, aunque intentaban ser amigables, no parecía ser efectivo.

Ariana esperaba que todos bajaran y cuando no había siquiera una voz en el pasillo de las escalinatas, ella se encargaba de bajar con calma, solo después de encargarse de haber dado alas sueltas a Faigel.

Ariana escucho unas voces entonces y supo reconocer de inmediato a ambos, eran los prefectos de Gryffindor— seguirá en la torre sola, porque no creo que nadie quiera estar con ella —

— La profesora Mcgonagall ha estado preguntado sobre su estadía, pero no sé siquiera qué decirle, tú has hablado más con ella, Flor, deberías saber cómo se siente —

— Solo sé que no se siente nada bien que estés en una torre sola —apeló de inmediato Flor recogiendo los desastres que primer año habían dejado— somos prefectos, pero no podemos cambiar quién es, solo queda mantener las cosas en orden —

— No digo hacer algo como tal —expuso James Potter, prefecto de Gryffindor— pero al menos debemos estar al tanto de que no invente nada extraño, has visto lo que pasó en el comedor hace una semana —

Bellanova terminó de levantar los libros que habían en el suelo de la sala común— estos chicos parecen más Ravenclaw que Gryffindor —masculló por los libros tan pesados que habían traído a la sala— estuve ahí, Potter, sé lo que pasó, pero también por ello estamos en la punta de los logros de casa, por ella —resaltó con gran obviedad.

A lo que Potter rodó sus ojos— claro, los puntos de casa —masculló como si eso fuese suficiente para no encontrar mal en ella, aunque quería hacerlo solo para mantener las cosas en orden.

— ¿Qué te asusta? Vi a tu hermano con esa chica, sé lo rebelde que puede llegar a ser Albus —

— Ni lo menciones —masculló el gran Potter— cada noche despierto con el miedo de que Albus haya cometido alguna estupidez, jamás pensé que haría algo así en el comedor, digo, comete estupideces, pero no tanta como para arriesgar su vida frente a algo desconocido —

A lo que Flor rió— creí que eso era algo hereditario en los Potter —recordando las historias de Hogwarts e incluso de los tres intrépidos y tontos estudiantes que vencieron al señor tenebroso.

Casi siempre, Ariana era la última en llegar al comedor, graciosamente, era la última, las puertas del comedor se abrían, ella entraba y el silencio imperaba, casi como si ninguno esperará que ella los escuchará. Pero cuando ella llegaba, Scorpius y Albus de inmediato se levantaban, alzaban sus manos y les señalaban el puesto que habían guardado para ella, algo que finalmente el profesor a cargo del comedor había aceptado por su caso especial, ya que ellos eran Slytherin, pero ella era una Gryffindor.

Parecía que a las víboras astutas no les importaba que tan cerca el león estuviera, les daba igual, aunque era inevitable no descifrar lo que tanto pensaban, pero eso no les afectaba a ninguno de los tres o al menos Ariana trataba de que no.

— podríamos haber escogido adivinación, pero resulta confusa muchas veces —se deleitaba con el desayuno que Hogwarts impartía, mientras hablaban de las clases opcionales que el colegio ofrecía— también Aritmancia, pero la numerología y yo no vamos para nada —expresó Albus terminando de morder el último bocado de pan.

Scorpius por su parte leía el diccionario de runas, Ariana no podía evitar su curiosidad frente a ello, miraba de vez en cuando sobre el brazo de Scorpius tratando de entender lo que había ahí, pero solo era capaz de ver signos raros y palabras al revés.

— Las runas al menos son interesantes ¿no es así, Malfoy? —Scorpius levantó su mirada y Ariana fue atraída por el gris de su mirada, el iris verde pálido y gris de los ojos de Scorpius eran fascinantes para ella, pero más el hecho de que siempre parecían brillar de genuidad.

— Creo que es más entendible que cualquier otro idioma —expresó con una sonrisa y volvió el libro para que Albus y Ariana leyeran mientras él señalaba— al menos esta es un “nosotros” —y luego señaló otra— y esta de aquí es “aquí”, es claro que sí están unidas formarían el “Nosotros estamos aquí” —expresó con orgullo— es fácil reconocer los símbolos —pero la mirada de Scorpius fue rápidamente atrapaba por el magnetismo inmediato que surgía de la presencia de Rose Granger, la pelirroja entraba en la sala y todos parecían quedar impregnados con la belleza de ella, incluido él.

— Lo sigo viendo algo difícil —expresó Albus mirando las runas, pero Ariana se dio cuenta de que Scorpius hacía un instante los había dejado y se había centrado en algo tras de ellos, volvió su mirada y encontró a Rose, una leve mirada entre ambas y fue suficiente para Ariana que sus inseguridades la ruborizan.

Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora