Ariana Grindelwald Y El Legado Maldito

📜 Capítulo 20. Los Chicos del Helado

Las deliberaciones de ambos chicos los hicieron perder el tiempo, porque para cuando volvieron realmente a Ariana la chica iba adentrándose en el callejón y perdiéndose entre las personas, rápidamente ambos chicos corrieron tras ella, pero Albus fue el primero quién logró detenerla— disculpe señorita —Ariana apenas y leía las palabras de las tiendas, no escuchaba a Albus pero sí sintió como puso su mano en su antebrazo y la obligó a detenerse, Ariana frunció su ceño, pero Albus cortésmente sonrió— señorita —e hizo una reverencia hacia Ariana como señal de respeto.

Ariana amplió su vista y también vio a Scorpius quién sacaba un pañuelo de su bolsillo y limpiaba su cara poco a poco, Ariana entonces rió diciendo— los chicos del helado —

La voz graciosa y tranquila de Ariana formó una risa de incomodidad inconsciente y pena en Albus cuando quiso hablar, Scorpius de inmediato lo notó y frunció su ceño extrañado por la manera en la que se mostraba Albus, siempre siendo introvertido ahora quedaba siendo un bufón en su opinión, pero no tardó mucho, Albus sintió como los colores se avivan a su alrededor y su corazón bombeaba con mucha fuerza, casi como si hubiera tomado un energizante, Albus enseguida estiró su mano hacia Ariana y se presentó muy cortésmente— soy Albus, Albus Potter —muy educadamente y con una sonrisa cordial hizo presencia frente a Ariana.

Y Ariana había escuchado rumores e inclusive leído en el peródico El Profeta sobre Harry Potter, “el niño que vivió” y los rumores llegaron a todas partes, de como venció a Voldemort, de cómo Hogwarts prevaleció y de cómo una leyenda se hacía ver con fuerza y valentía. Por supuesto que conocía a Harry Potter y sabía que ahora trabajaba en el ministerio de magia como Auror, por ello le pareció tan interesante el apellido de Albus que impresionada no pudo evitar mencionarlo— ¿Potter? ¿Cómo es Harry Potter? —

Albus rió y asintió con orgullo— es mi padre, yo soy su hijo —afirmó con redundancia y Ariana flipaba de emoción al conocer al hijo de una leyenda.

— Eso es increíble —Ariana reía y Albus empezaba a sentir fuegos artificiales en su interior, empezaba a creer que se trataba del helado haciendo efecto.

Y en medio del silencio, Ariana entonces reconoció al otro chico a su lado y se presentó con él también— soy Ariana —

Scorpius asintió tomando la fría mano de Ariana y sintió como temblaba, Scorpius asintió y se presentó— soy Scorpius —se presentó sin apellido tal como ella lo hizo, por miedo a creer que el apellido le traería un mal sabor a Ariana.

Pero para Ariana el nombre de Scorpius resonó muy a fondo cuando recordó a Ellie Beckendorf en la tienda de Weasley y se preguntó si sería él. SI era el chico del que Ellie estaba enamorada.

Albus sentía que la atención de Ariana estaba siendo robada por Scorpius y decidió romper la presentación entre ambos al instante esbozando una sonrisa y hablando— entonces Ariana, ¿qué haces en el callejón Diagon? ¿Vienes con tu familia? —

— con mi primo, de hecho —respondió Ariana soltando la mano de Scorpius para hablar con Albus— nos separamos, estaba en busca de Ollivanders, pero realmente no lo encuentro —y agregó— es la primera vez que vengo al callejón Diagon —dijo apenada.

— ¿primera vez? —

Ariana asintió a Scorpius— sí, vengo en busca de mi lista de requisitos para Hogwarts —

Albus se sorprendió enseguida y se animó aún más— ¿eres de Hogwarts? —

— aún no —afirmó Ariana— pero pronto lo seré —

— oh —correspondió Scorpius con una sonrisa aceptable— entonces vendrás de intercambio, ¿de qué colegio vienes? —

Ariana rió nerviosa al tener que responder esa pregunta, pero aún así eligió no esconder la verdad— no vengo de ningún colegio, de hecho será la primera vez que asista a uno —

Scorpius confundido dijo entonces— disculpa, ¿cuántos años dices que tienes? —

— catorce —respondió entonces Ariana.

Scorpius frunció su ceño extrañado y ladeo su cabeza, era extraño que no hubiera ido a un colegio y aún más extraño que ahora empezará a ir a un colegio, pero para Albus no parecía nada extraño— ¿en serio? yo tengo catorce, digo quince —y simplemente le siguió el juego a Ariana quién le correspondió con una sonrisa como la de él.