📜Capítulo 48. Puntos para Grindelwald

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El señor Khanna expresó su ofensa— ¿No pudo haber hecho eso desde antes? —

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El señor Khanna expresó su ofensa— ¿No pudo haber hecho eso desde antes? —

A lo que Ariana volviendo su mirada a él, analizó sus palabras y pareció encontrarle sentido— tal vez —pero luego recordó lo delicado que eran los materiales en vidrio y negó con su cabeza respondiendo al señor Khanna— no, sí debió bajar, señor Khanna, ingredientes como este no son fáciles de atrapar de uno de mis hechizos, aún no domino la levitación con varita, temo decir que el hechizo de Leviosa aún se me dificulta y no hubiera querido echar a perder todo lo que hemos conseguido hasta ahora —los materiales estaban contra su pecho y Ariana sonriente extendió el filtro al señor Khanna— ¿Me ayudará a realizar esto? —y de alguna forma de la cuál el señor Khanna no comprendía, los ojos distintos de Ariana se volvían absolutamente lo más ignorado que podía ser, a la niña le invadía un aura de positividad poderosa y una esperanza arrasadora, algo tal vez nunca antes visto en un Grindelwald, tal vez era la luz de los Dumbledore asomándose en la chica o la misericordia de Albus Dumbledore guiando a su descendiente.

Khanna no pudo evitar sacar una sonrisa de lado e impactado dijo— cincuenta puntos para Grindelwald, por tener cuidado inclusive de los objetos con los cuales trata, nunca se sabe realmente lo que puede pasar y otros treinta más, por no rendirse pese a las adversidades —Ariana parecía estar viviendo un sueño cuando saltó una y otra vez por aquel comentario, pero los ruidos de sus saltos hicieron que el señor Wood descubriera su ubicación.

Pero esto Ariana no lo sabía, vertió la esencia de mandrágora dentro de una vasija de vidrio y luego lo mezcló dentro de la vasija una y otra vez verificando que realmente estuviera totalmente pulverizada para proceder con el siguiente paso de preparación, agregando de la pequeña botella unas gotas de sangre de dragón, pues una vez realizado el simple y no tan complejo proceso de la poción, Ariana tomó su tercera botella, una roja carmesí de aparente peligrosidad— agregaremos sangre de dragón para ayudar en la dilución —explicó para luego verterla sobre dentro del envase, el señor Khanna veía con total atención, casi como si se tratará de un gran inventó, aunque realmente no recordará el momento en que dio algo así en la escuela a la que asistió brevemente— luego tomaremos… —

— ¿Has hecho esto antes? —El señor Khanna estaba lleno de intriga, cuando la chica frente a él parecía ser una alquimista erudita, movía sus manos y lanzaba los ingredientes como si se tratara de condimentos para los alimentos.

Ariana respondió entonces— mi primo Benjamín decía que su padre le había enseñado lo mejor de la alquimia y él me pasó esos conocimientos a mí —Ariana no solo recordaba los momentos mágicos que paso con una varita ajena en mano, sino también que sus recuerdos viajaban durante el tiempo donde a escondidas, tanto Benjamín como ella, bajaban al sótano polvoriento y grisasco de la casa Grindelwald a experimentar entre la oscuridad la alquimia— no es tan difícil —expuso Ariana— tan solo hace falta un poco de imaginación —y terminado la poción, Ariana sacudió los ingredientes y seguidamente el color de la poción estuvo perfecto para su consumo.

Pero entonces el vagón tembló, de pronto todo se veía inestable y Ariana no sabía qué sucedía, pero por la ventana solo se veía humo saliendo de la parte inferior del vagón y la pared del vagón se empezaba a deteriorar a gran velocidad.

Ariana supo que se trataba de otro ataque y seguramente pronto no tendría más oportunidad para sanar a la profesora Haywood.

— Faigel —llamó Ariana cuando el ave se elevó entre el vagón a la espera de las palabras de Ariana— ve —a menudo se decía que los fénix eran muy inteligentes y Faigel no era la excepción, pues con cada mirada y palabra de Ariana, Faigel era capaz de saber lo que su dueña tramaba.

Faigel salió disparado por la ventana, rompiendo el vidrio y buscando al causante de tanto estruendo, entonces divisó a la par del tren, como un hombre en escoba lanzaba hechizos detonantes contra el tren y no dudó en despistar a aquel hombre.

El señor Oliver Wood por su parte parecía fascinado con el espécimen, pero evitó no dañar al fénix y decidió esquivarlo todo el tiempo posible, volando sobre el tren y esquivando los ataques de Faigel.

El tiempo se volvió estable para Ariana y se aproximó de inmediato a la profesora abriendo la poción y rozando la boca del frasco con los labios de la profesora Haywood— solo tres gotas bastarán —masculló Ariana cuando las gotas empezaron a salir.

El señor Khanna fascinado siguió la conversación con Ariana— así que tu primo… —

La última gota cayó del frasco y Ariana de pronto sintió el alivio, sin poder evitar sonreír, pero atendió al señor Khanna— sí, es por mi primo, Benjamín Egwu que tengo esta oportunidad —Ariana sentía el orgullo flotar en su pecho e inevitablemente no podía dejar de pensar que cuando regresará a casa, todo esto se lo podría contar a Benjamín, una vez que demostrará no ser una amenaza, una vez que se vistiera de orgullo, podría finalmente ser una cara más en la familia Grindelwald, Ariana moría por hacerle ver a Benjamín todo lo que había aprendido.

Solo no debía rendirse.

Solo no debía rendirse

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Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt