📜 Capítulo 19. Disturbio en la Florean Fortescue

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Pero cada que daba un paso, Ariana se iba despistada de su real objetivo y pronto poco a poco las instrucciones que Benjamín en algún momento le había dado parecía dispersarse en su mente hasta que llegó al banco Gringotts, sintió incertidumbre cu...

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Pero cada que daba un paso, Ariana se iba despistada de su real objetivo y pronto poco a poco las instrucciones que Benjamín en algún momento le había dado parecía dispersarse en su mente hasta que llegó al banco Gringotts, sintió incertidumbre cuando miró a los dos lados y se preguntó— ¿hacia donde dijo Benjamín que estaba Ollivanders? —

Rodeaba el lugar con su mirada mientras recordaba lo que vagamente Benjamín le había inducido, pero solo recordaba palabras como “caminar” “recto” después de Gringotts” sin embargo, no recordaba la dirección correcta, pero se centró en que debía encontrar Ollivanders y recordó que la calle tenía un final, no seguía por lo tanto sería fácil saber hacia dónde iba, así que se arriesgo y tomó el camino derecha de su posición, sin saber que Benjamín realmente se refería a la derecha de Gringotts más no de ella, por lo tanto segura y a la vez con incertidumbre de encontrar Ollivander camino por el callejón transitado.

Sin darse cuenta de que en poco tiempo encontraría un par muy alborotoso, pasando Madam Malkin y otros dos establecimientos aparentemente cerrados, Ariana presenció pronto como salió despavorido un chico de su aparente edad, castaño y con helado en la cabeza y como seguido salía un chico de igual edad, de cabello amarillo pálido y con helado por completo en su rostro tapando su cara en todo punto— ¡te voy a hundir en helado, Potter! —exclamaba el chico rubio aunque parecía que le agradaba estar cubierto de helado.

— vamos, Hyperion, ten un poco de humor, es como ser una nube —no paraba de reír el castaño mientras tocaba su cabeza con el helado que había encima de él.

Acto seguido, una mujer enojada salió de la tienda gritando a ambos chicos— ¡deberán pagar todo el desastre que hicieron! ¡ahora mismo! —

Ambos chicos pronto revisaron sus bolsillos y se dieron cuenta que no traían dinero encima, una mirada de nerviosismo pasó entre los dos mientras el castaño volvía a verificar si era verdad que no traía dinero y cuando volvía a acertar miraba al rubio negando con la cabeza.

— son cuatro galeones, muchachos, más les vale que tengan mi dinero —la mujer era demandante, con su pelo enmarañado y rojizo a plena vista, pecosa y con un delantal estaba dispuesta a no dejar ir a los chicos a no ser que realmente le dieran el dinero por desperdiciar tanto helado en sus cabezas.

Ariana sacó sus monedas y vio cómo se amontonaban en la bolsa, pensó que tal vez si daba cuatro galeones a la mujer, tendría suficiente aún así para comprar su varita y su vestido, además estos chicos parecían en apuro y ninguno parecía tener algo con que pagar. Así que sacó los cuatro galeones y caminó en dirección a la mujer diciendo— tenga, yo pagaré por sus servicios —la señora Fortescue era la hermana del difunto dueño de la heladería, sabiendo la importancia del negocio para su hermano decidió seguir adelante con el mismo y remodelarlo para que siguiera teniendo más clientes, pero a su vez no soportaba mucho la idea de que niños traviesos como Albus Potter, el castaño con cabello de helado y Scorpius Malfoy, el rubio con cara de helado, entraran en su tienda a hacer desastres y en general, los niños no era de su agrado.

La señora Fortescue miró entonces el dinero que Ariana le ofrecía con una sonrisa amistosa, pero para la señora Fortescue más bien parecía una sonrisa de una niña rica ególatra con esos lentes oscuros y esa sonrisa de lado, más que su actitud de ser “amable” no la hacía lucir exactamente así, pero el dinero estaba ahí, así que la señora Fortescue lo arrebató de la mano de Ariana y se fue maldiciendo por el camino de regreso a la heladería.

Ariana quedó un tanto desestimada de la forma tan abrupta en la que la señora Fortescue se fue, pero en el transcurso, Albus y Scorpuis quienes desconocían a la chica se sintieron avergonzados de que ella hubiera pagado su desastre. 

— ¿deberíamos agradecerle? —ambos se sumieron en dudas mientras estaban lejos de Ariana.

— es lo mejor, ni siquiera la conocemos —aludió Scorpius— es lo menos que podemos hacer —

— Pero mírala, se ve como una muggle, ¿lo será? —El simple hecho de llevar lentes, hacía mucho llamar la atención a Ariana, las personas la miraban de reojo o simplemente se cuestionaban por qué utilizar unos lentes de muggle, ¿era la nueva moda en los jóvenes de ahora?

Scorpius Malfoy era el especialista en base en no dejarse llevar por las apariencias de las personas— no creo que sea una muggle —

— creo que no importa lo que sea —termino diciendo Albus mientras trataba de quitarse el helado de la cabeza con su abrigo— nos ayudó —

— creo que no importa lo que sea —termino diciendo Albus mientras trataba de quitarse el helado de la cabeza con su abrigo— nos ayudó —

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Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoWhere stories live. Discover now