📜 Capitulo 3. Las Cartas Vuelan

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— Desde que Ariana nació se le ha prohibido practicar y estudiar la magia —eufórica y para nada soportable, Lie Grindelwald estaba frente al ministro de magia, aunque era la única autoridad ahí presente lo que le hacía dudar, la directora McGonaga...

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— Desde que Ariana nació se le ha prohibido practicar y estudiar la magia —eufórica y para nada soportable, Lie Grindelwald estaba frente al ministro de magia, aunque era la única autoridad ahí presente lo que le hacía dudar, la directora McGonagall era la segunda receptora de su queja justo en el asiento de los testigos a un lado bajo del Ministro.

— entiendo su preocupación, señora Grindelwald, pero he revisado en persona el caso de la señorita Grindelwald —el ministro dio una pequeña mirada a la directora y siguió diciendo— y he notado que  no ha representado un problema a su casa, ni al mundo muggle o mágico, hasta donde sé su hija mantiene un perfil muy bajo —durante el tiempo de su crecimiento y cada semana después del cumpleaños de Ariana era revisada por el ministro en persona buscando un error o una falla en Ariana Grindelwald o tal vez un detalle negativo o malvado en ella, pero nunca se encontró ninguno— la psicóloga especializada para Ariana destacó que no ha habido incidentes o pensamientos negativos en cuanto a su hija —

Sus dientes rechinaban y sus manos se sentían inquietas, McGonagall estaba frente a la presencia de Lie Grindelwald y discernia el comportamiento resistente y reprochable de Gellert Grindelwald en persona y eso le hizo dudar— no conocen a Ariana —dijo Lie Grindelwald entre dientes con gran reclamó— ustedes no serán capaces de detenerla cuando ocurra —

— ¿Está tan segura que su hija es capaz de hacer eso? —cuestionó el ministro de magia. Lie Grindelwald inhalo con gran resiliencia y exhalo al instante frente a la ineptitud del ministro y la directora de Hogwarts.

Lie bajo su cabeza por un momento tratando de mantener su calma, convencida de que Ariana representaría un peligro y que destruiría la reputación familiar que los Grindelwald de ahora intentan seguir forjando. Lie no quería permitir eso— señora Grindelwald, es preciso y necesario que todo niño de once años en adelante capaz de sostener sus conocimientos cognitivos deben estudiar e implementar sus enseñanzas —

— usted no entiende —recapitulo Lie— la familia está en riesgo —

— la educación de su hija también —añadió la directora McGonagall .

— ¡Mi hija no importa! —y entonces estalló Lie— ella se mantendrá en casa hasta que desaparezca su magia o consiga una muerte propia, no me importa —sus palabras desgarraban el alma de McGonagall y el impacto de los filos punzantes de las afirmaciones de Lie mantuvo al ministro y a McGonagall en perturbación— tal vez creerán que estoy siendo cruel, pero si es por el bien de mi familia y el mundo mágico… que así sea —las firmes palabras de Grindelwald resonaron en el lugar y el silencio fue la respuesta de su comentario.

McGonagall bajo su cabeza y suspiró con incomodidad, una madre proyectando su desinterés en la vida de su hija, que le importaba más el decir de los demás sobre su familia, que la vida de su hija.

El ministro removió sus hojas de su púlpito y siguió con su enunciado— señora Grindelwald... —pero Lie le interrumpió.

— si dejan que vaya a su colegio —y levantó su mirada sacando la carta de su saco con desaprobación caminando firme hacia McGonagall — la familia Grindelwald no será partícipe de su creación —y la carta quedó sobre el pupitre de la directora— no queremos la culpa de esto —

— ¿Qué insinúa? ¿Dejara a su hija? —perpleja y desconcertada, McGonagall mantenía su mirada firme en ella.

— ella no es mi hija, es una maldición —en un instante de desafío, ambas mujeres atravesaron sus miradas consecutivas, McGonagall se preguntaba la clase de madre que era Lie y si realmente sentiría eso de ella aún viéndola llorar era difícil de creer sus palabras, pero Lie mantenía su respuesta firme.

— señora Grindelwald, el consejo ha destacado que la normativa sobre Ariana Grindelwald será puesta bajo observación y será condicionalmente estudiante de Hogwarts —el ministro desestimó la falta de empatía de la mujer frente a él, como simplemente deshacía su lazo materno hacia su hija como si nada— si al final del año en Hogwarts, Ariana Grindelwald no logra una meta establecida solamente por la directora de Hogwarts, su normativa nuevamente y dependiendo de su acto será modificada y puesta en juicio para un nuevo veredicto —el ministro no sé atrevía a levantar su mirada para ver a Lie Grindelwald, pero era claro que está no estaba para nada contenta con su objetividad sobre el caso y creía que la debilidad del mundo mágico era potencialmente lo que los llevaría a una destrucción.

La posición condicional de la pequeña ave enjaulada, hizo dudar mucho a los Grindelwald, pero Lie y Mell las únicas Grindelwald conocedoras de esta carga se encargaron de ocultarla, aún pese a las decisiones del consejo. Las cartas de aceptación de parte de Hogwarts para Ariana Grindelwald era una realidad, la primera tal vez no fue directo hacia ella, pero la segunda sí, durante una semana cartas volaban hacia la mansión Grindelwald, pero de una u otra forma Mell o Lie las encontraban y las escondían.

La orden del ministro había sido clara para Lie, Ariana estaba permitida para ingresar como estudiante de Hogwarts a sus once años, solo debía recibir la carta y podría iniciar su preparativos, pero hasta que eso no sucediera, Ariana no tendría oportunidad de saber o de explotar su potencial mágico. Su madre, Lie Grindelwald, creía que si Ariana iba a la escuela Hogwarts, seguramente se corromperá e innegablemente la culpa recaería sobre los Grindelwald y todo ese muro de perfección y normalismo que se había estado creando durante años más tres hermanas, se verían afectados por solo una niña pequeña con una varita y eso no podían permitirlo.

Desde atraparlas en el aire, hasta calcinarla en el camino, Mell y Lie se encargaban de que no llegasen siquiera al rabillo del ojo de Ariana, pero sí que llegasen las noticias sobre lo que había sucedido a su otra hermana  Cally Grindelwald quién vivía en Noruega con su familia muy felizmente, su esposo Barrett Egwu y su hijo Benjamín Egwu Grindelwald de doce años quién sí había asistido a clases generales en Durmstrang como estudiante muy capaz e inteligente, aunque su segundo apellido nunca me causó controversia o fue significativo para las personas, él seguía siendo el hijo de un Alquimista, era muy bueno en ello y era muy reconocido en Noruega, pero más de eso, la escuela Durmstrang no le hacía renombre a su apellido Grindelwald.

Pero a diferencia de los demás de la familia Grindelwald, Benjamín era distinto cuando estaba con Ariana, cuando la tía Caly y el primo Benjamín venían de visita, para Ariana era una alegría sin cesar, verlo entrando por el pasillo era un gran regocijo para ella y mientras las hermanas se ponían al día, Benjamín se escabulle entre los muebles y se acerca a Ariana con una enorme sonrisa, con regalos y con nuevas anécdotas, todo en su lugar preferido, cuando los demás no escuchaban y no prestaban atención Ariana conducía a Benjamín con ella hacía su cuarto y ahí se llenaba de emoción por todas las historias de Benjamín.

— ¿Entonces? ¿Qué has aprendido? —y siempre con una sonrisa enorme Ariana se impresionaba con las nuevas cosas que Benjamín traía en su segundo año de colegio.

Y a Benjamín le agradaba tanto que Ariana se interesara por lo que hacía que casi no podía evitar sentirse orgulloso de lo perfecto que siempre era, aunque muchas veces le costaba creerlo— bueno, ahora soy herbología, tengo un profesor, el profesor Winger y bueno, no es malo, pero es muy estricto —aclaró Benjamín. El profesor Winger de Herbología tendía a discutir con sus alumnos y muy a menudo hacer de ellos un experimento con sus plantas, aunque él le decía "método de aprendizaje" desde afuera parecía una tortura.

Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoWhere stories live. Discover now