📜 Capitulo 4. Benjamín es Maestro

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Así a medida que pasaba el tiempo y pasaba los años para los primos Grindelwald, Benjamín no podía evitar ocultar que poco a poco el mago que Ariana pensaba que se convertiría parecía más bien un sueño lejos de alcanzar, con el pasar del tiempo Li...

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Así a medida que pasaba el tiempo y pasaba los años para los primos Grindelwald, Benjamín no podía evitar ocultar que poco a poco el mago que Ariana pensaba que se convertiría parecía más bien un sueño lejos de alcanzar, con el pasar del tiempo Lie y Mell siguieron ocultando las cartas, una tras otra mientras la niña crecía y sus ansias por conocer la magia también, hasta una tarde en la que las hermanas Grindelwald y el abuelo Grindelwald tuvieron que salir de urgencias, para Ariana y Benjamín fue un tiempo de respiro así que subieron al cuarto de Ariana nuevamente.

— cuéntame, esta vez, dime qué tanto has aprendido, ¿Ya eres un mago experto? —y el sentimiento de emoción de Ariana nunca desaparecía, aún con los ojos apagados de Benjamín, ella no lograba entender que para él se le hacía difícil ser quién era, puesto que nadie reconocía que él podía ser tan poderoso solo por su apellido, sin embargo los rumores de Ariana inclusive en Durmstrang se escuchaban, pero aunque conocieran su ascendencia con Grindelwald, estaba lejos de ser elogiado por ese apellido, para todos era el primo de la chica Grindelwald y nada más que eso, las preguntas con ese apellido siempre serían sobre su prima y no sobre él. Muchos se preguntaban si podría venir a Drumstrang si el ministerio de magia lo permitía, otros si realmente era tan terrible como decían todos, pero nunca sobre la capacidad de Benjamín Egwu como mago.

Y eso perturbaba a Benjamín por las noches, haciendo dudar al conjurar, al encantar o al volar, no era fácil saber que poco a poco te volvías la sombra de aquella persona quien siempre te apoyaba y tener que fingir para no herirte indirectamente.

— tengo una mejor idea —así que era mejor mostrarle a Ariana que era el mejor mago y maestro de la magia que jamás hubiera existido y que ella nunca hubiera conocido. Benjamín se levantó de la cama de Ariana y sacó su varita.

— ¿Ah sí? —

Durante toda su vida Ariana había sido prohibida de cualquier interacción mágica, se le había abstenido de su privilegio de una varita, del conocimiento mágico, de pertenecer a una escuela de magia y de conocer a más personas además de su familia, Lie Grindelwald, su madre, creía que si Ariana se mantenía oculta, sería capaz de abstener también su maldad y así el mundo mágico estaría de alguna forma agradecido con los Grindelwald por no darle un campo abierto para que Ariana jugará a ser un cazador del bien, pero nunca sostuvieron que la oportunidad de aprender magia no dependía de los profesores sino de las intenciones de la pequeña bruja, así que mientras las tías no estaban, los niños hacían fiesta en casa.

Benjamín traía sus cuadernos de estudios en su bolso, el primero fue sobre encantamientos aludiendo que fue su primera clase que sabía dominarla perfectamente.   

— iniciaremos con un encantamiento sencillo y muy divertido —una media sonrisa se aproximó en los labios de Benjamín mientras iba a por un libro de Ariana en su estantería de "cuentos de hadas"— intentaremos con uno de estos —tomando el libro volvió con Ariana y siguió diciendo— es un encantamiento usado para hacer que los objetos vuelen o leviten —explico, tomó el libro y lo puso sobre una mesa pequeña frente a ella y Ariana aún con una sonrisa plantada en su rostro escuchó a Benjamín— este es el movimiento que debes hacer —señaló Benjamín con su dedo— y pronunciar al mismo tiempo Wingardium Leviosa —pronunció con cuidado.

Extasiada de emoción y llena de alegría por tener una varita en mano, Ariana no dudo en hacerlo, aunque su primo sabía que fallaría, porque era la primera vez que lo intentaba. Pero ya saben lo que se dice de las primeras veces, siempre tienen su momento y no serán necesariamente buenas y aunque Ariana terminó haciendo volar el libro contra la pared y tomando la varita con las dos manos, para Benjamín eso fue una gran victoria.

Muchos creerán que el hecho de fallar su primera vez la hizo sentirse culpable, pero no era cierto, tampoco se sentía triste, la magia la llamaba y la hacía sentirse especial, durante la estadía de su primo y mientras su madre no la veía Ariana preguntaba y copiaba todo sobre el libro y sus encantamientos, la sed de su conocimiento parecía no tener límites y era como un pequeño búho dentro de su tronco, no salía para nada, cuando Benjamín se iba ella se disponía a estudiar todo lo que había alcanzado a escribir y tendía a trazar con sus dedos aquellos movimientos de varita una y otra vez, emocionada, feliz y ansiosa de que Benjamín volviera a su casa una vez más.

Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora