Capítulo 35

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—No, no, querida. – se apuró en decir mi ex suegra al ver que estaba a punto de desmoronarme. —Al terminar el torneo se fue con algunos amigos del Club a Brasil. – sonrió tan tranquila, después de casi matarme del susto. —Alargaron unas semanas más el viaje, pero son unas vacaciones, solo eso.

Suspiré dejando que los pulmones se me llenaran de aire y así dejar de ver puntitos negros por los costados, forzando una sonrisa acartonada.

—Vacaciones, claro. – dije retorciendo mis manos. —Y decís que alargó su estadía, debe estar pasándola muy bien. – seguro, con todas las garotas bronceadas en bolas que lo rodearían las veinticuatro horas.

—Eso me dijo. – asintió y me pasó la bandeja de las masitas con algo de insistencia, lo que me hizo pensar que probablemente había perdido todo el color del rostro. —Se hizo un lindo grupo de amigos, con ellos es que siempre sube esas fotos y videos en Instagram. – comentó como si yo supiera de qué estaba hablando.

Hacía rato que me tenía bloqueada.

—Ah, sí. – dije siguiéndole la corriente. —Bueno, mi viaje tendrá que esperar un poco más. – me encogí de hombros y Nacha estuvo de acuerdo, tan alegre.

¿Cómo se suponía que tenía que hacer para seguir esperando? No lo tenía claro.

A duras penas estaba soportando el día a día, sabiendo que a final de mes había alguna posibilidad de verlo, pero ahora...

Ahora no lo tenía tan en claro.

¿Videos y fotos con su nuevo grupo de amigos? Mierda.

¿Habría conocido alguna chica?

Me disculpé de mi ex suegra para volver a mi casa, porque sentía que la cabeza iba a explotarme.

Thiago... Thiago... Cada día te necesito más.

Thiago

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Thiago

—Vamos, Thiago. – apuró Diego, uno de los chicos del Club con los que había viajado. —Y nada de escaparte al hotel temprano. Hoy salimos y volvemos todos juntos, después del after en la playa.

Sonreí y terminé de prenderme la camisa para seguirlo.

—Ustedes rara vez se vuelven juntos al hotel. – alcé una ceja y el otro se rio.

—Esa es la única excepción. – me palmeó la espalda mientras pasaba por su lado. —Si traes una chica, podés volverte a la hora que quieras, campeón.

Nos reímos y bajamos a la recepción donde el resto del grupo nos estaba esperando para ir a comer y después a bailar.

La época de carnaval en Brasil podía ser salvaje y aunque había salido algunas veces en Buenos Aires y otras en Córdoba, esto no se le comparaba en lo más mínimo. Los brasileros sí que sabían irse de fiesta.

3 - Perdón por las mariposas, tenías razónWhere stories live. Discover now