Capítulo 29

236 38 9
                                    

Se había hecho de noche

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Se había hecho de noche.

Me había quedado hecha una bolita en el suelo de mi cuarto esperando a que volviera, alternando entre llantos y patadas a los muebles. La puerta de mi ropero tenía ahora dos marcas importantes y lo que estaba colgado del otro lado, había caído dejando un reguero de porquerías por todas partes.

Me daba lo mismo.

Tampoco estaba ordenado antes.

Cuando escuché que golpeaban la puerta me puse de pie tan rápido que por poco derribo a quien estaba parado en el pasillo. No era Thiago.

—Pendeja, golpeé por las dudas estuvieran... ocupados. – dijo mi amigo alzando una ceja, con gesto cómplice. —Pero veo que ni siquiera está con vos. – se asomó a mi habitación y me miró confundido y algo alarmado al notar que estaba hecha un desastre. —Ok, le contaste. – asintió resignado.

—¿Qué? No. – negué con la cabeza cuando me di cuenta a lo que se refería. —No, pero estuve a punto. No pude. – me tembló la barbilla. —Soy lo peor, Mila. Soy la peor persona del mundo.

—Ey, no... – dijo rodeándome con un brazo y llevándome a que me sentara en la cama, pateando a su paso toda la ropa caída. —Contame qué pasó.

Una hora después el suelo volvía a parecer suelo, y hasta se podía caminar por él. Mientras le contaba con detalles a mi amigo todo lo que había ocurrido y él me contaba a mí de su reencuentro con Grego, habíamos acomodado un poco, o lo suficiente como para que Thiago no tuviera otro motivo más para mandarme a la mierda.

—Está completamente loco por tatuarse tu nombre, en eso estoy de acuerdo. – dijo abriendo mucho los ojos. —Pero pendeja, también es un detallazo...

—Yo sé y mi reacción fue horrible. – confesé avergonzada. —Yo en su lugar, me hubiera enojado peor. Estaba tan contento, tan orgulloso de lo que se había hecho que... – ahogué un sollozo y amenacé con darle otra patada al mueble. Era una suerte que mi amigo estuviera cerca esta vez y me frenara.

—Reaccionaste como pudiste, estas semanas no fueron fáciles y además tenés el amigo más tóxico del mundo. – admitió rascándose la nuca, algo incómodo. —Todo eso que te dije de que no tenías vida sin él, y todo eso de irte a Córdoba, pendeja... – dijo con tristeza. —Era yo siendo un idiota, celoso, que no quiere perder a su amiga.

—Es que tenés razón, todo eso que me dijiste a veces yo también lo pienso. – respondí y él negó con la cabeza.

—Así te vayas a la luna, tenés mil cosas, Bianca. – me tomó de los hombros para que lo mirara, y yo lo hice, aunque tuve que levantar la cabeza porque era más alto. —Una familia, a tus amigos, cosas que te apasionan y a Thiago también. Nada de eso va a desaparecer porque te mudes. – me hizo ver. —Y el pibe te ama, mirá lo loco que está que se tatuó tu nombre. Si eso no es amor... – se rio, negando con la cabeza y yo me reí entre lágrimas. —No le cuentes lo que pasó entre nosotros, no vale la pena que pongas en riesgo todo eso, por algo que ninguno quiere recordar.

3 - Perdón por las mariposas, tenías razónWhere stories live. Discover now