Capítulo 9

823 44 11
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


No nos hacía falta hablar demasiado. No queríamos poner las cosas más raras de lo que ya estaban. Había preguntas que flotaban en el aire, pero nadie las hacía porque no queríamos lidiar con las respuestas.

¿Qué estaba haciendo allí? Era literalmente la primera que me repetía constantemente cuando estaba en su casa, pero no tenía ganas de pensarlo demasiado.

Como si fuera lo más normal del mundo, nos encaminamos a su cocina y rebuscamos en la heladera algo para hacer de comer.

—Pensé que iba a ser todo puro pollo y huevo, típica dieta de deportista. – comenté alzando una ceja, viendo que la mayoría eran cajas de delivery.

—Nah, a mí me pueden decir cuántas horas por día entrenar, pero no qué es lo que tengo que comer. – se jactó con una sonrisa orgullosa, y abrió una caja de pizza fría para sacar un par de porciones.

—Tampoco te pasas todo el día entrenando. – le acepté lo que me ofrecía y le di un mordisco, encantado. La pizza fría siempre era mejor que recalentada. —¿No querés ser futbolista o qué?

—¿El año que viene, decís? ¿Cuando se termine el colegio? – preguntó y yo asentí con la cabeza, porque tenía la boca llena. Grego suspiró y se apoyó con el cuerpo sobre la mesada. —Me gustaría, pero no sé si estoy preparado para todo lo que eso significa. – se quedó mirando un punto fijo en el suelo y no supe si debía insistir.

—El novio de mi amiga está jugando en un equipo de Córdoba, le va bien. – me encogí de hombros mientras abría de nuevo la heladera para buscar algo para beber. La comida estaba rica, pero pronto necesitaría una patada en el pecho para bajarla.

—No todos tienen esa suerte. – masculló. —Balcarce era muy bueno... El coach siempre lo pone de ejemplo.

Puse los ojos en blanco. Claro que el soso de Thiago tenía que ser perfecto para todo, hasta para el fútbol.

—El coach siempre te pone de titular. – lo señalé. —Supongo que eso quiere decir que tan malo no sos.

Se rio, estirando el pie para darme una patadita juguetona.

—Obvio que no soy malo, del curso soy el mejor. – dio un trago a la botellita de gaseosa que acababa de pasarle.

—El más modesto además. – bromeé y me tiró con la corteza de la porción que acababa de comerse. La atrapé en el aire, para tirársela rápidamente de vuelta, haciendo que rebotara en su hombro. No, yo en los deportes nunca sería el mejor, claramente.

—No tengo por qué ser modesto, estoy siendo sincero. – dijo y hasta me pareció que sacaba pechito. —Pero hay cosas de la vida de futbolista... decisiones que tendría que tomar para siempre, muy definitivas. – negó con la cabeza, como si algo lo torturara.

3 - Perdón por las mariposas, tenías razónWhere stories live. Discover now