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              Bruce no había tenido una navidad desde los doce años, cuando le pidió a Alfred que detuviera sus intentos de hacerle esperar a Santa. Eso cambió el año en que comenzó a estar con Beth, con un par de horas en su casa le bastaron para desear que llegase el siguiente diciembre y hacer lo mismo; la comida de la abuela, los chistes malos de su hermano y la nieve cayendo afuera. ¿Qué más podía pedir?




Es por eso que cuando Faith mencionó que se repetiría este año no dudó en decir que sí. Le encantaba pasar tiempo con la familia tan unida de su novia, aunque nunca lo aceptaría enfrente suyo.




—Bruce, dime que tú también ves los regalos—dijo Beth en cuanto entró a la casa.




El mencionado ayudaba a Dick a colgar su pequeño abrigo en el perchero junto a los demás, no obstante se acercó a ella para ver lo mismo: regalos bajo el árbol de navidad de la sala.




—Uh, si. Los veo. ¿Porqué?




—No han habido regalos bajo el árbol en esta casa desde hace como diez años—entrecerró los ojos curándose de brazos tratando de pensar en alguna razón lógica ante aquello.




Fue entonces que su madre bajó las escaleras. Estaba ya arreglada para la ocasión y corrió directo a Dick quien le respondió el abrazo entre risas cuando le levantó del suelo. Era curioso porque no recordaba haber recibido el mismo trato pero le alegraba muchísimo que el pequeño sí.





—Oye, ¿qué onda con los regalos?—interrumpió.




—No creo que te hayas portado tan bien como para tener regalos...—señaló con la mirada al niño que sonreía enfrente suyo indicando que era el dueño—pasen, estamos terminando las cosas en la cocina.




Las cosas en la casa de Beth siempre se hacían temprano porque en realidad no eran de aquellos que pasaban la noche en vela, en especial por sus abuelos quienes iban a dormirse prácticamente cuando se ocultaba el sol. Bruce tenía la confianza de que estaría de vuelta en la Torre al atardecer.




Llegando a la cocina, una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven al ver a sus dos abuelos maternos allí; Leo estaba robando la decoración del pastel casero mientras que Eleonora le regañaba con una cuchara de madera en la mano. Ambos se giraron al escucharles llegar y su abuela no pudo evitar acercarse a abrazar al más pequeño de los tres. Todos parecían amar a Dick.





No mucho después la comida estaba a punto de ser servida y Beth observaba con una sonrisa al niño que ayudaba a poner la mesa, más allá se encontraba Bruce ayudando a la abuela con su celular. Era un ambiente tranquilo, uno que ella anhelaba desde hace tiempo. Entonces el timbre sonó.




—¡Yo voy!—gritó el menor antes de salir corriendo. Su tutora le seguía a paso lento.




Al abrir, ladeó la cabeza sin saber a quién tenía enfrente. Un chico algo más bajo que Bruce, con cabello castaño ligeramente ondulado y un parecido muy sospechoso con Beth. Traía una mochila colgando de su hombro y una maleta con llantas en la otra mano.




—Uy, ¿acaso Santa pasó temprano y olvidó uno de sus ayudantes o...?—bromeó frunciendo el ceño.





Hasta donde sabía, sería sólo familia. Le parecía extraño ver a un pequeño de resplandecientes ojos azules y suéter azulado allí.




afterglow     ⸺     bruce wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora