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—🌥—



Bruce detuvo el Chevrolet Corvette en la acera fuera de la casa de Beth. Pequeñas gotas de lluvia caían desde hace rato y no dudaba en que se convirtiera en algo más intenso en cualquier momento, por lo que no era buena idea usar la motocicleta.



Dentro, Beth pudo verle aparcando a través de la ventana. Estaba en la sala de estar junto a sí madre y tío, quien estaba de visita casi cada fin de semana. Lo veía más seguido que a su padre.



—Llegaron por mí—dijo levantándose del sofá para tomar su mochila del piso.



—¿A dónde vas?—preguntó el hombre siguiéndole a la puerta.



—Un amigo me invitó a ver películas en su...¿casa? ¿departamento?—miró al techo sin saber la respuesta específica—como sea, regresaré más tarde.



Abrió la puerta poniéndose el gorro de su sudadera preparada para atravesar la lluvia.



—Pues tu amigo tiene buen gusto en autos—ella miró en dirección a Bruce y luego a su tío—espero conocerlo un día de estos. Con cuidado.



—Siempre—le sonrió despidiéndose antes de perderse entre la tenue lluvia.



Más el hombre se quedó en el pórtico observando cómo subía al auto clásico. No era secreto que cuidaba más de Beth que su propio padre pues al ser hermano de Faith, pasó toda la niñez de la chica con ella en casa de su abuela.



—¡Hola!—dijo cerrando la puerta detrás suyo—traigo todo aquí. Las nueve películas en DVD aunque creo que sólo podremos ver una o dos antes de que tengas que salir.



Él asintió sonriéndole. Habían quedado a hacer un maratón de Star Wars ya que Beth era muy fan pero Bruce no llevaba un orden al verlas. Estarían en la Torre un buen rato frente a la televisión y aunque ninguno lo supiera, Alfred y Doris les tenían preparado todo para que estuvieran cómodos. Era todo un milagro que Bruce invitara a alguien.



—¿Todo bien?—volvió a hablar notando que dirigió su vista al pórtico—es mi tío, Marcos.



—¿El detective Marcos Reyes es tu tío?—repitió mirándole.



—Si. No sabía que era relevante para lo que sea que tengamos—quitó el gorro de su cabeza y bajó la mochila al espacio en sus pies—y será mejor que nos vayamos si no quieres que venga a saludar.



Le dio una última mirada a Marcos antes de obedecer a Beth y arrancar.



—¿Cómo conoces a mi tío?—giró la cabeza hacia él para verle conducir.



—Fue quien me disparó la otra noche, pude haber atrapado al distribuidor que perseguía si no hubiese sido por eso.



Beth abrió los ojos de par en par. Lo dijo tan tranquilo, como si fuera insignificante.



—Me contó acerca de un caso en el norte de la ciudad, creo que se saltó ese pequeño detalle—suspiró—¿y estás bien?



—Si, la bala apenas me tocó. Pero nada de eso importa si escapó el tipo más buscado de la zona.



—Oh, Bruce...lo siento mucho.



—No eres responsable por las acciones de los demás—le miró por un momento—no es culpa tuya, preciosa.



El mundo se detuvo alrededor de Beth. ¿Había escuchado bien el apodo? Era la primera vez que alguien se lo decía con tanta naturalidad que no sabía cómo reaccionar fuera de sentir su rostro arder. Giró la cabeza a la ventana esperando que Bruce no lo haya notado.



Seis horas y dos bowls de palomitas después, el par se encontraba en la sala de estar frente a la gran televisión con los créditos azules pasando lentamente. Beth miró a Bruce quien parecía estar procesando lo que acababa de ver.



—Ósea que Leia y Luke son hermanos—ella asintió—¿entonces porqué Leia no entrena para jedi también?



—Si lo hace, pero no le da mucha importancia porque prefiere seguir liderando a la resistencia—se miraron.



—¿Y eso en qué película lo dejan claro?



—En el capítulo ocho y nueve.



—Y me harás verlas todas, ¿no es así?—Beth sonrió confirmándolo. Él asintió con el mismo gesto—ya lo esperaba.



—Pero si te aburren, nos detenemos—se giró un poco para verle mejor—no quiero aburrirte con mis cosas.



—Hey—llevó su mano al rostro de Beth para quitar un mechón de cabello que le cubría—no me aburres, me encanta escucharte.



—¿Aunque diga cosas sin sentido?



—En especial cuando dices cosas sin sentido—la sonrisa de Beth volvió a crecer lentamente—¿puedo besarte?



—¿Qué clase de pregunta es esa?—respondió nerviosamente entre risas.



—Una para asegurarme de que estás de acuerdo con la idea.



—Lo estoy.



—Bien.



La primera vez que se animó a hacerlo fue más un impulso, una necesidad del momento. ¿Pero ahora? Ahora quería ir con cuidado pues no sabía nada en el tema. Ella estaba más o menos en las mismas, había aprendido del amor de películas.



Bruce se acercó aún más para terminar de cortar la distancia entre ambos. Su mano bajó a la cintura de Beth, cosa que les dio a ambos un sentimiento de seguridad por alguna razón. A él por tenerla bajo su toque y a ella por ser sostenida.



Al separarse no despegaban la mirada. Beth podría interpretar de mil maneras la forma en que los ojos de Bruce se posaban en los suyos, empezando por la tranquilidad que le daban. Pero fue una que duró poco gracias a lo que pudo ver detrás de su hombro, más allá de la ventana.



Bruce entendió lo que significaba aquel cambio en su expresión. Tenía que irse más temprano de lo planeado, apenas serían las siete y la luz solar aún daba sus últimas.



—¿Continuamos mañana?—preguntó devolviéndole su atención.



Asintió. No quería irse, ninguno quería romper ese momento.



—Le diré a Alfred que te lleve a casa.



—Seguro.



Beth acomodó su cabello castaño con una sonrisa. Fue cuando retiró la mano lentamente, soltándola. Segundos después se levantó dejándole en el sofá con la música de los créditos aún llenando el silencio.



Qué tonta se sentía al darse cuenta que Bruce tomaba un lugar cada vez más especial en su vida. Había tenido crushes antes, mismos que creía nunca poder superar pero en ese momento, ese instante donde le vio perderse en la oscuridad del pasillo, creía que había nacido para estar con él.

afterglow     ⸺     bruce wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora