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—☁️—




                 Le habían dicho a Dick que volverían antes de las ocho pues no planeaban quedarse más de lo debido. Beth quería saludar a sus familiares y si se ofrecía la oportunidad, comer pastel. Ni siquiera dejó que Bruce comprara un regalo por más que insistió.




Sus abuelos maternos estaban allí, lo cual fue una grata sorpresa al entrar recibidos por su madre. Los únicos dos hermanos de Paul estaban también en la mesa adornada del patio, bromeando entre ellos. Saludaron y se sentaron junto a su abuela quien le tenía un gran cariño a Bruce desde la primera vez que le conoció.




Hasta eso era una velada agradable, una más siendo ignorada por su padre, cosa que le aliviaba. Aunque eso no quitaba la tensión de Bruce por más que trataba de disimular, Beth pensaba que se debía por la discusión de la que le habló por lo que no quiso darle más vueltas al asunto.




—¿Me ayudas con el pastel?—le preguntó su madre tocando su hombro por detrás.




Accedió levantándose de la silla para seguirla con rumbo a la cocina. Bruce le sonrió viéndole alejarse, más su gesto se borró cuando Paul les siguió segundos después. Una vez adentro, Faith sacó el pastel de chocolate mientras Beth se ocupaba de los platos.




—¿Supiste acerca del accidente del circo?—comentó cerrando la alacena.




—Ay si, que horrible todo. Pobrecito del niño...espero que esté bien donde sea que haya terminado.




—De hecho...




—¿Ya tan rápido vamos a partir el pastel?—interrumpió Paul apareciendo en la entrada de la cocina. Arruinando la oportunidad perfecta de contarle sobre el niño que vivía bajo el mismo techo que ella y su novio.




—Si, Beth y Bruce no tardan en irse—dejó el pastel en la mesa.




—¿Acaso tienen una hora límite puesta por el mayordomo o qué?—dijo burlón, tratando de provocarla pero se limitó a cruzarse de brazos y desviar la mirada.




—Bueno ¿y a qué vienes?—Faith le miró, tampoco siendo de su agrado el intento de chiste—espero que a ayudarnos.




Él suspiró bajando la cabeza. Un recuerdo de la infancia de Beth vino a su cabeza; aquella vez en la que teniendo nueve años le dijo junto a Evan que se divorciarían, sólo para que todo terminase siendo un cruel intento de herir a su madre por una discusión que tuvieron. Y es que la situación no era muy diferente, sintió que no estaba del todo en el lugar cuando confesó que estuvo saliendo con alguien los últimos meses. Pudo ver el rostro de Faith sin saber descifrar lo que expresaba más allá de las lágrimas que salieron sin aviso. Se sintió pequeña de nuevo.




—Sólo trataba de distraerme de la situación de casa. ¿Crees que no me duele que mi única hija no haga nada productivo con su vida y se haya ido con su novio por capricho?




Retrocedió un paso teniendo nauseas al ser mencionada.




—No te atrevas a meterla en esto—exclamó Faith señalándole amenazante.




La puerta se abrió. Bruce llegaba justo a tiempo para sacarle de la discusión. Sin estar segura de como pudo caminar hacia él, le tomó de la mano y fueron directo a la puerta. Ella se mantuvo en silencio durante la vuelta a casa. Moría por contarle al respecto a Bruce pese a que probablemente logró percatarse del tema, llorar lo que tenía que llorar para que luego le abrazara y le dijera que todo estaría bien para creérselo por un momento. Pero aún se sentía irreal lo que acababa de escuchar. Tuvo las suficientes fuerzas para hablar hasta que subían por el ascensor.




—Mi papá ha estado engañando a mi mamá—se cruzó de brazos sorbiendo por la nariz sin querer llorar—no debería odiarlo pero me lo complica demasiado cuando hace estas cosas.




Limpió sus ojos con la manga del suéter y dirigió su mirada a Bruce quien llevó su mano al rostro de Beth a manera de consuelo. Pero a diferencia de todas las veces, no dijo nada, encendiendo las señales de alerta de la castaña. Le era fácil leer a Bruce en situaciones así.




—Espera, ¿ya lo sabías?—desvió la mirada, confirmándolo—¿y porqué no me dijiste nada?




—Lo siento. Yo...




El ascensor dejó de moverse y los números anunciaron que estaban en casa.




—No importa—se encogió de hombros esperando a que las puertas se abrieran del todo—sólo...quiero estar sola.




Caminó directamente a la habitación y Bruce no intentó detenerla. Quería darle el espacio que necesitaba aunque le fuese difícil. Unos pequeños pasos se acercaron con prisa hacia él por el largo pasillo, era un sonriente Dick Grayson cuya expresión cambió a una de confusión al verle solo.




—¿Qué pasó? ¿Y Beth?




—Se fue a dormir—mintió—estaba cansada.




—Oh...íbamos a ver la televisión un rato antes de dormir.




—Podemos verla juntos—le sonrió tímidamente—si quieres.




Cerca de las tres de la mañana fue cuando Beth vio el reloj en la mesa de noche. Ni siquiera supo en qué perdió tanto tiempo aparte de torturarse a sí misma con ese tema en específico. Se odiaba por no salir antes y acompañar a Bruce o arropar a Dick; no era culpa suya que tuviese una familia así de rota.




Bajó las escaleras sin hacer ruido y se abrió paso hasta la cocina para servirse un poco de agua con la esperanza de que bajase el dolor de cabeza y terrible mareo de la ansiedad. Conocía otra posible solución para eso y era estar un rato con Bruce, pero perdió su oportunidad al encerrarse.




—¿Beth?—dijo tallándose los ojos aún somnoliento. Estaba en su pequeña pijama azul, descalzo y con cabello despeinado.




—Hola Dickie—saludó dejando el vaso en la mesa junto al refrigerador.




—Dijiste que veríamos la televisión cuando regresaras—continuó, deteniéndose a un metro de distancia.




—Si, perdón...no me sentía bien.




—Bruce me lo dijo, vimos televisión y luego me acompañó a mi cuarto—bostezó—discutieron ¿verdad? Él estaba triste.




—No discutimos, sólo no me dijo algo en su momento y también estoy un poco triste por eso..—suspiró—no pasa nada ¿si? Vamos a llevarte de nuevo a dormir.




Asintió tomando la mano que le ofreció para caminar juntos por el oscuro pasillo iluminado apenas por la luz exterior.

afterglow     ⸺     bruce wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora