45. Deserta si te atreves

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— Según mis primos de Pilos, el dios encadenado que tenemos que buscar en Esparta es mi padre —comenzó Frank—. Me refiero a Ares, no a Marte. Por lo visto, los espartanos tenían una estatua de él encadenado en la ciudad para que el espíritu bélico no los abandonase.

— Vale —dijo Leo—. Los espartanos eran raritos...

— ¡Oye! —se quejó Mera.

— Claro que nosotros tenemos a Victoria atada, así que supongo que no podemos decir nada —habló de nuevo Leo, tratando de arreglar su último comentario.

Jason se apoyó en la ballesta de la proa.

— Pues vamos a Esparta. Pero ¿de qué nos sirven los latidos de un dios encadenado para encontrar la cura de la muerte?

— Supongo que lo sabremos hasta que lleguemos —respondió Mera, sin quiera mirarlo— Y quiero ofrecerme para bajar e investigar yo misma. Pero... necesito hacerlo sola. Nadie puede acompañarme.

La atención pronto se fijó sobre ella, pero Mera no veía a nadie en específico, sus ojos verde jade se perdieron en alguna parte del barco. Era como si se hubiera sumergido en sus propios pensamientos. Su rostro mostró determinación, pero también preocupación.

Últimamente, Mera parecía estar ajena a todo, como si el saber que pronto llegaría a Esparta le estuviera afectando. Supongo que era por toda la carga que le había puesto su tío al pedirle que fuera. Yo no sabía de qué se trataba todo esto y ella tampoco estaba dispuesta a decírmelo. Aquello me incomodaba un poco porque así no podía ayudarla.

— No me parece buena idea —negué, ganándome la atención de ella.

— Además, no creo que puedas...

— Cuidado con lo que vas a decir, Jason —Mera lo interrumpió.

Su mirada firme se fijó en su amigo. Por alguna razón se sintió como si las palabras de Jason hubieran encendido la mecha de una dinamita. Y me encontré desesperado por apagarla.

— ¿Qué? No estás en condiciones y lo sabes muy bien —la encaró Jason—. Quizás si te relajarás primero consideraría tu petición.

Eso habría sonado muy bien, si no fuera por el tono con que lo dijo. Podría jurar a que la estaba retando a que le llevará la contraria y Mera, por supuesto que lo hizo. Se giró por completo para enfrentarlo. Jason no dio un paso atrás y clavó sus ojos azules sobre ella, desafiándola.

Ahora ya no había ninguna duda de que aquellos dos no estaban en los mejores términos. Lo que nos dejó a todos totalmente sorprendidos, casi sentía que estaba dentro de un sueño, porque jamás creí verlos comportarse de esa manera, no entre ellos al menos.

— Quizás deberíamos platicarlo...

Quise intervenir, pero Mera no estaba dispuesta a perder la batalla que se estaba generando entre ellos, por lo que hizo a un lado mi comentario.

— Te recuerdo que ya no eres pretor —escupió con enfado—. Tú ya no me das órdenes, soldado.

Aquel comentario hirió el orgullo de Jason, pues fue como si Mera le echara más leña al fuego. Él la miró con furia.

— Si ese es el caso... —quiso intervenir Frank.

— No te atrevas, Frank —chilló Mera.

Yo no sabía qué hacer. Nadie lo sabía. Estábamos en una situación completamente nueva para nosotros. ¿Peleando es la única manera en la que los hermanos resolvían sus asuntos? Quería que alguien me lo dijera.

UNSTOPPABLE ━━Percy JacksonWhere stories live. Discover now