❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞
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Basado en la saga los Héroes del Olimpo de Rick Riordan
Preciosa portada hecha por la diosa @K-karmaa❤️❤️
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Àstrid Bergès-Frisbey 𝖆𝖘 Hécate
Casi segundos después de haber dado por terminada mi platica con Némesis, Leo y Hazel aparecieron encima de la cuesta, ambos veían corriendo y con la cara llena de preocupación. No pude preguntar nada porque Leo tomó mi mano y me obligó a seguirle el paso. Hazel silbó y Arion apareció al instante.
Llegamos al buque tan rápido que apenas lograba asimilar todo lo que había ocurrido. En cuanto estuvimos a bordo, Leo se escabulló para ir al cuarto de máquinas y Hazel se digno a explicarme el por qué estábamos siendo perseguidos por ninfas asesinas. Al parecer el bronce celestial que buscábamos era un escudo utilizado como espejo por Narciso y debido a que tuvieron que quitárselo, él descargó su furia mandando a todas sus enamoradas a por nosotros.
No tardó mucho cuando Percy, Frank y Annabeth llegaron a la cubierta, los tres llenos de una sustancia pegajosa negra. Percy llevaba entre sus brazos un humeante cubo de plástico que olía bastante mal.
El barco se ladeo por segunda vez causando que Hazel se llevara las manos al estómago, no dijo ni una palabra y corrió por los pasillos hasta desaparecer. Navegar no le sentaba muy bien. Annabeth y Frank le llevaron el alquitrán a Leo mientras que Percy fue a encargarse de las ninfas furiosas.
Jason salió a la cubierta, traía una camisa morada del Campamento Júpiter y la herida que traía en la cabeza aun no sanaba por completo.
- Veo que estás mejor -sonreí mientras me acercaba a él. La verdad es que parecía un muerto viviente, pero no quería bajarle los ánimos.
- Mentirosa -espetó con una sonrisa de medio lado y no pude evitar reírme.
- Si quieres, puedo darte una revisión -sugerí.
- No, gracias -dijo Jason rápidamente, dando un paso hacia atrás y levantando las manos en modo de defensa- La última vez que me raspe el hombro y tu quisiste curarme termine convertido en una lagartija.
- ¡Te regresé a la normalidad enseguida! -repuse casi indignada. No obstante, me fue imposible borrar la sonrisa burlona que se instaló en mi rostro al recordar aquella ocasión.
De acuerdo, tengo que admitir que no soy muy buena en medicina como los hijos de Apolo, pero estoy aprendiendo a hacer pociones efectivas.
A nuestro lado, Piper ahogó una risita.
- Una parte de mi hubiera deseado ver eso -sonrió mostrando los dientes, anunciando su presencia, la cual yo no había notado.
Hasta ahora no había entablado una platica con ella, pero se le veía alguien amigable. Era bastante guapa: piel morena, cabello color chocolate cortado de forma desigual y con finas trenzas en ambos lados de su rostro. No estaba muy segura en cómo describir el color de sus ojos, porque al parecer estos cambiaban de tono constantemente.
