17. Intervención divina

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CAPÍTULO DIECISIETE


【Intervención divina】

      No puede ganar ante las insistencias de Leo por acompañarlos a buscar el bronce celestial y la cal

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No puede ganar ante las insistencias de Leo por acompañarlos a buscar el bronce celestial y la cal.

Sabía que Hazel quería estar a solas con él, pero el chico era tan obstinado que no tuvimos de otra más que aceptar sus exigencias. Los tres nos montamos en Arion y salimos disparados del lugar.

El viento golpeó mi rostro casi cegándome debido a la velocidad que íbamos. Mi mente viajó a la pelea que había tenido hace unas horas con la hija de Atenea, era algo que no podía sacar de mi cabeza porque era como tener una roca sobre mi pecho, haciendo presión en mi corazón, recordándome una y otra vez la verdad que siempre he tratado de evadir. Una parte de mi sabia que tenia razón, yo era la única que no encajaba con el perfil de semidiós heroico, en eso Annabeth no se había equivocado. Además, también había acertado en decir que no era de confianza. Incluso los romanos no confiaban en mí, ¿Por qué los demás semidioses iban a hacerlo, cuando meses atrás los hijos de Hécate luchaban en su contra?

Ya se que yo no lo había hecho, pero eso no importaba. Aquel error cometido por mi madre y mis hermanos había sido suficiente como para mancharnos a todos con tinta negra. Ellos mismos nos habían puesto a todos, un blanco la frente, listo para ser incrustado por una flecha. No era la primera vez que no me querían cerca. Mi pasado me acecho y recordé cuando los romanos se enteraron de mi descendencia. Ellos tampoco habían aceptado mi presencia los primeros meses y aún seguían sin aceptarla del todo.

Llegando a la isla observamos como delante de la playa había una raya de arena tan blanca que podía haber sido sal pura. Detrás, se alzaba una extensión de dunas cubiertas de hierba y cantos rodados erosionados.

Arion relincho estrepitosamente y pateó el suelo con los cascos. Los tres bajamos y el caballo aprovecho para ir en busca de comida.

Leo se arrodillo para tomar entre sus manos la arena blanca, explicando que era carbonato de calcio. Por lo que podíamos tachar la cal de la lista. Ahora solo faltaba dar con el bronce celestial. Hazel y yo ayudamos a llenar de arena la bolsa que Leo había sacado de su cinturón mágico.

- Debimos de haber traído palas y cubetas -mencionó Hazel mientras seguía juntando la arena.

- Podríamos haber hecho un castillo de arena -dijo Leo.

Reí ante su comentario. El hijo de Hefesto levantó la vista y me miró con una sonrisa. Aquel chico tenía un sentido del humor único... similar al de Percy.

¡Dioses! Ahora estaba metida en otra misión donde coincidía con él. Una donde la líder me quería echar a patadas y para colmo era la novia de Percy.

UNSTOPPABLE ━━Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora