40. Este no es mi sitio

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CAPÍTULO CUARENTA

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CAPÍTULO CUARENTA

Este no es mi sitio

A medida que atravesábamos afanosamente la polvorienta llanura, la niebla se volvio tan densa que tuve que resistir el deseo de apartarla con las manos

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A medida que atravesábamos afanosamente la polvorienta llanura, la niebla se volvio tan densa que tuve que resistir el deseo de apartarla con las manos. El único elemento que nos permitía seguir el camino de Aclis eran las plantas venenosas que brotaban por donde ella caminaba.

Cuando finalmente llegamos, la niebla se disipó y nos encontramos en una península que sobresalía por encima de un vacío oscuro.

— Aquí estamos.

Aclis se volvió y nos miro de reojo. La sangre de las mejillas le goteaban en el vestido. Sus pálidos ojos estaban húmedos e hinchados, pero de algún modo llenos de emoción.

— Ah... genial —dijo Percy— ¿Dónde es "aquí"?

— Es el borde de la muerte definitiva —respondió Aclis— Donde la Noche se junta con el vacío debajo del Tártaro.

Avance muy lentamente y me asomé por el precipicio.

— Creí que no había nada debajo del Tártaro.

— Oh, desde luego que sí —Aclis tosió— Hasta el Tártaro tuvo que surgir de alguna parte. Este es el borde de la oscuridad primitiva, mi madre. Debajo se encuentra el reino del Caos, mi padre. Aquí están más cerca de la nada de lo que ha estado jamás ningún mortal. ¿No lo notan?

Sabía a qué se refería. El vacío parecía tirar de mí, extrayéndome el aliento de los pulmones y el oxígeno de la sangre. Miré a Percy y vi que tenía los labios teñidos de morado.

— ¿No notan la Niebla de la Muerte? —pregunto Aclis— Incluso ahora pasan a través de ella. ¡Miren!

Un humo blanco se acumulo alrededor de mis pies. A medida que se enroscaba por las piernas, me di cuenta de que el humo no me estaba rodeando. Provenía de mí. Mi cuerpo entero se estaba disolviendo. Levanté las manos y vi que eran borrosas y poco definidas. Ni siquiera sabía cuántos dedos tenía. Con suerte, todavía los diez.

UNSTOPPABLE ━━Percy JacksonWhere stories live. Discover now