CAPÍTULO 88 (2)

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||EVAN||

Todo esto es un maldito dolor de cabeza, es desesperante y a la vez algo relajante. Este lugar es tranquilo, pero no es para mí, mi lugar es al lado de mi mujer y el no poder tenerla ahora mismo a mi lado me irrita demasiado. Sólo quiero regresar a su lado, abrazarla, besar sus mejillas, sentir su calor y no apartarme de ella ni un solo instante, no pido demasiado.

Nada sale nunca como lo espero, mi Lobo aúlla de impotencia. Sólo quiere salir e ir por ella y mis cachorros, la necesito más que a nada ahora mismo. La escucho llamarme, pero su voz suena solo como un susurro y el viento se lo lleva haciéndome perder la paciencia.

¡BÚSCALA!

La bestia no paraba de rugir exigiendo a su compañera, pero por más que corriera no encontraba ni una salida, parece no haber límites, parece ser infinito y eso solo empeora la situación y mi humor.

¡ELLA NOS LLAMA, ENCUÉNTRALOS!

Maldita sea, sé que ella me llama, sé que ella me necesita al igual que yo a ella pero simplemente no puedo salir de aquí, sabes que no podemos salir.

Al quedarme quieto siento un frío penetrar mis huesos y entre la luz y oscuridad que cubre el bosque veo a una figura acercarse hacia mí. Antiguos Alphas pasan a mi lado, todos corren y aúllan a la Luna, así que creo que sea quien sea que se acerca sólo va de paso.

Estoy en el lugar en el que los espíritus llegan a la Diosa Luna y está les permite reencontrarse con sus almas, pasando por su luz y dándoles su descanso eterno. O según lo que me han enseñado es este lugar.
Pero este lugar no es para mí, mi manada aún me necesita, mi Luna me necesita, mis cachorros me necesitan y mi alma aún no muere por lo cual no puedo pasar a esa Luz, algo me sigue reteniendo aquí. Algo me impide salir y regresar con mi mujer.

Una vez más escucho la melodiosa voz que me llama, pero esta vez suena más a una orden que una petición.

Soy un Alpha y es obvio que yo no me inclino ni me doblego hacia nadie, pero esa voz y su dueña me ponen de rodillas, haría lo que fuera que ella me pidiera, sólo Alysa logra que la gran e imponente bestia se doblegue. Y si, antes pensaba que eso era humillante, pero ahora comprendo que es amor, es estar dispuesto a darlo todo y cambiar por la persona que pone tu mundo de cabeza.

Me encuentro de rodillas escuchando su dulce voz, rogando e implorando a la diosa que me devuelva a ella. Aquella dulce voz solo altera más a la bestia provocando que nuevamente corra sin rumbo alguno tratando de encontrar el lugar de donde proviene la voz de mi amada. Sólo quiero encontrarla, despertar y estar de nuevo a su lado.

— Evan, si no despiertas antes del nacimiento de tus hijos te juro que estaré molesta contigo el resto de mi vida —escucho nuevamente su voz y quedo embobado, pero al analizar sus palabras me pongo nervioso.

¿Cuánto tiempo llevo así? ¿Y si en unos minutos nacen mis cachorros? ¿Qué haré con Alysa molesta? Ni si quiera mi padre me perdonará que me pierda el nacimiento de mis cachorros, él no estuvo en mi nacimiento y me hizo prometer que yo acompañaría a mi Luna en su parto.

Diosa ayúdame con esto, déjame volver a mi mujer, déjame volver con mi manada.
¿Es este tú castigo por haber tratado de una forma muy despectiva a mi Luna? ¿Me castigas ahora sin su presencia? Porque si es así, quiero que esto terminé, necesito de esa pequeña humana más de lo que me gustaría admitir.

—Evan —una voz diferente me llama esta vez. Una voz que de igual manera reconozco y me giro para encontrar a la dueña.

La loba Blanca frente a mí destella y sonrío internamente al verla. La luz que refleja se vuelve cegadora y cuando por fin puedo abrir los ojos veo a mi madre sentada en el suelo.

Mate Del Alpha.Where stories live. Discover now