Mate Del Alpha.

CAPÍTULO 52|✔️

||ALYSA||

Después de la cena nos sentamos a mirar las estrellas y hablar sobre cualquier cosa, no ha sido esa típica primera cita donde no sabes de qué hablar y todo es incomodo, hasta el momento está siendo mi cita favorita.

— ¿Quieres meterte al río? —pregunta mientras se saca la camisa.

— Ya es tarde y seguramente el agua estará fría, paso —respondo y me mira suplicante.

— Prometo que no tendrás frío —dice y se saca los zapatos.

— Confiaré en ti Evan —digo y solo me saco las zapatillas.

— Quítate la ropa mujer, solo estamos nosotros y prometo no hacer nada —ríe— a menos que tú lo quieras, por supuesto.

— ¿Por qué debería hacerlo? —pregunto cruzándome de brazos.

— Porque con tú ropa mojada pesarás más y puedes hundirte —responde y se saca el pantalón.

— Lo haré porque no quiero ahogarme, pero si es una de tus estrategias te juro que vas a pagarlo —amenazo y me saco la blusa dejándola al lado de la ropa de Evan.

— Está bien te estaré esperando —dice y se tira dentro del agua.

Termino de quitarme la ropa solo quedando en ropa interior y camino hacia la orilla viendo a Evan nadar, no estoy a una altura muy grande, pero la corriente va rápido y esto me está dando miedo.

— El agua está perfecta, tienes que meterte —grita Evan y cierro mi ojos antes de saltar.

Al entrar en contacto con el agua, el frío invade mi cuerpo, cuando llego al fondo me impulso hacia arriba y respiro.

— Me mentiste, el agua está muy fría —grito y me abraza transmitiéndome su calor.

— Para mi temperatura corporal no está fría, pero te prometí que no tendrías frío —ríe— además de que pronto se te quitará.

— Pero eso no me quitara el resfriado —reprocho y me pega más a su cuerpo.

— Eso es todo lo que puedo hacer, pero pronto te acostumbrarás a la temperatura y si tienes un resfriado yo te cuidaré o Doth hará su magia y estarás como nueva —dice riendo.

— Las cosas que hago por ti —murmuro y paso mis brazos por su cuello— ¿qué sigue ahora? ¿Tirarnos desde un edificio?

— Alysa tu imaginación es muy grande, pero nunca arriesgaría tu vida eso lo puedo asegurar —besa mi coronilla y camina conmigo entre sus brazos— ¿Sabes nadar?

— Si, pero no me sueltes que la corriente me llevará —respondo aferrándome más a su cuello.

— No lo haré —ríe— no dejaré que el agua te lleve.

— Eso espero que si el agua me lleva me pierdes, no se a donde lleva esta corriente y si lleva al océano, un tiburón me comerá —exclamo y como ya es costumbre solo ríe.

— No te llevará al océano y ningún tiburón va a comerte, primero tendría que congelarse el infierno —dice y besa mi mejilla— no permitiré que algo te pase y hay una barrera que te detiene en caso de que la corriente te lleve.

— Estoy confiando mi vida en tus manos Evan, cuídala —susurro y asiente.

— Claro que lo haré, no dejaré que mi mujer y madre de mi cachorro desaparezca o muera —ríe.

— Insisten mucho con los cachorros ¿no crees? —pregunto riendo.

— Lo siento, estoy emocionado porque por fin después de siglos esperando tengo frente a mí a la madre de mi descendencia —responde y el abrazo se vuelva más fuerte.