Mate Del Alpha.

CAPÍTULO 76|✔

||ALYSA||

— Princesa —escucho a Evan llamarme— ya estoy aquí, si necesitas algo dímelo.

Decido no responder y como ya lo sospechaba, Evan llego a la habitación en cuestión de nada.

— Princesa ¿estás en el baño? —noto la inestabilidad de su voz y me asomo un poco— Alysa ¿donde te has metido? —lo escucho suspirar pesado y evito reír— Diosa ayúdame, esta mujer va a volverme loco un día de estos —murmura.

Lo veo sentarse sobre la cama con frustración y no espero más para salir.

— Aquí estoy cariño —salgo de las sombras con una caminata sensual y veo el dorado de sus ojos resplandecer al verme.

— Me dijeron que te habías sentido mal —carraspea y me acerco mas a la luz.

— Si, pero ahora estoy mejor —le sonrío y baje el cierre del vestido exponiendo el conjunto.

Noto como ha quedado embobado al verme y aproveche ese momento de su trance para llegar a la cama, cuidadosamente me pose encima de el sobre la cama y lo bese. Beso que el correspondió de inmediato exigiendo acceso a mi boca, cuando se lo di, su lengua viajaba aventurera por mi cavidad bucal.

Los besos aumentaban el calor y ya lo necesitaba dentro de mi, es increíble como Evan puede encenderme con unas simples palabras, un beso o una caricia, solamente él causa ese efecto en mí.

— No me tortures más princesa, me pones jodidamente duro con un solo beso y te juro que mis pantalones están por explotar —jadea y lo ignoro bajando lentamente mis labios hacia su cuello, el cual lamí y bese dando ligeros mordiscos.

— Solo calla y disfrútalo, después de esta noche tendrás que esperar a la noche de bodas —susurro en su oído y regreso a sus labios besándolo intenso pero tierno. Al notar la dificultad con la que intenta deshacerse de su camisa lo ayudo a sacársela sin dejar los besos en ningún momento.

Desabrocho el cinturón de su pantalón junto con el botón de este y puedo sentir como su cuerpo tiembla sin haber hecho algo aún y eso me hace sentir satisfecha. Lentamente me deshago de su boxer y muerdo mi labio al ver su erección.

— Tócame Alysa, por favor —suplica con su voz cargada de deseo.

Sin pensármelo más lo tome y lo acaricie desde la base hasta la punta, seguí acariciándolo aumentando el ritmo y repentinamente Evan alejo mis manos.

— Si no te detienes amarrare tus manos a la cama —amenazo— ¿Acaso alguna vez yo te he dicho que no a un orgasmo?

— No creo que sea hora de que tus preciosas manos y boca lo hagan —su voz suena ronca y lo hace porque sabe cuando me excito— Porque de verdad que me encantaría que me tuvieras dentro de tu boca, lamiendo y chupando hasta que me venga en tu boca.

— Hoy no sigo ordenes —susurro sobre sus labios y acaricio su pecho, beso sus cicatrices y cuando esta distraído retomo las caricias y termino con mi trabajo sintiendo como su cuerpo se tensa y se sacude un par de veces. Al sentir la humedad en mi mano y muslos lo miro a los ojos y veo como siguen cerrados.

Ahora mismo podría vengarme de todas esas veces que no me dejaba ni respirar cuando ya estaba dentro de mi otra vez, pero no, hoy no seré como él, lo dejaré para otra ocasión.

— Eso estuvo increíble —susurra entre jadeos— no sabía que mi Luna sería capaz de hacer eso, pero aún sigo deseando estar dentro de tu preciosa boca.

— No sabes muchas cosas cariño, dejaremos eso para otra ocasión —susurro en su oído y beso sus labios con fiereza. No voy a soportar otro segunda mas sin el.

Cuando la situación ha regresado a temperatura me deshago de mi ropa interior deprisa.

Al estar a ahorcajadas sobre el me restriego contra su cuerpo y al escuchar sus gemidos levanto las caderas dejándome caer sobre su miembro, el escozor desaparece cuando comienzo a moverme de atrás hacia adelante montandolo. Sentir nuestros cuerpos unidos es la mejor sensación de todo el maldito mundo.

— Alysa —gruñe Evan tomando de mis caderas, enterrando sus dedos en mi piel haciéndome gemir. Dios, ¿en que sádica me he convertido? El dolor me acaba de causar placer, Evan provoca esto en mi y no creo que sea bueno.

Después de gritos, jadeos, gemido y extraños sonidos provenientes de Evan llegamos al orgasmo y detuve mis movimientos al sentir los últimos espasmos de nuestro encuentro.

— Te juro que ha sido la mejor noche de mi vida y todo gracias a ti —jadea— Tus movimientos me dejan sin aliento y me encuentro en el maldito paraíso cuando estoy dentro de ti.

— Esa primera frase sonaría mejor después una cita —rio— sobre lo otro, te lo agradezco pero lamento decepcionarte, eso era todo —finalizo y me recuesto sobre su pecho.

— Pero no hemos terminado, la noche es joven, llévame alto preciosa —susurra en mi oído— te prometo mucha diversión.

— Me encantaría pero quiero que respondas algo primero —digo y levanto mi rostro para verlo— según lo que me han dicho a los hombres lobo no les agrada la idea de que su compañera no sea virgen cuando llegan a ellos así que ¿Por qué no dijiste nada? No es que quiera que lo hagas, estoy muy bien así, solo tengo curiosidad.

— Bueno —ríe— estaba furioso, el no haber sido el primero hirió mi ego pero estaba en celo y solo quería tomarte, admito que estuve por perder el control y dejar que mi lobo tomara control de la situación, pero decidí tomarlo por el lado excitante y olvidarme de eso, tal vez no fui el primero, pero si sería el primero en hacerte llegar al cielo. Ademas de que si lo tomaba de esa manera era bueno saber que no serías una principiante y eso nos traería a ambos mejores experiencias —responde y me abraza— justo como la de hace poco o esa vez en el sofá después del desayuno.

— Gracias por responder —rio— pero no creo que sea bueno recordar esos momentos señor Alpha.

— ¿Por qué no? —pregunta tomando mis manos.

— Esta teniendo problemas haya abajo—susurro haciéndolo reír.

— ¿No le gustaría ayudarme a solucionar esos problemas, Luna? —pregunta con una sonrisa de lado.

— Con mucho gusto lo ayudaré, Alpha —respondo y muerdo suavemente su barbilla.

Solo espero poder caminar bien mañana...

— Espera, ¿el cachorro esta bien? —pregunta de inmediato— otras veces que lo hemos intentado no hemos podido por el, ¿sigue vivo?

— Esta bien y sigue vivo —respondo— solo ha estado tranquilo, nada malo le ha pasado a nuestro bebe.

— Tengo miedo —suspira— sabes como soy hablando de estos temas y no quiero un día perder el control y perderlo.

— Estaremos bien cariño —beso delicadamente sus labios y le dedico una sonrisa— prometo que si siento que esta en peligro haré que te detengas.