CII

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[Punto de Vista Rosa]
Llegamos quince minutos tarde al partido de fútbol pero, por lo demás, todo fue perfecto. Como siempre al lado de Niall. Decidimos dormir juntos en su casa y hablamos horas y horas del viaje inminente. En dos días estaría volando hacia Irlanda. En dos días, conocería a la familia de Niall. En dos días, lo nuestro se volvería aun más serio y más oficial y más todo. Y me encantaba. También me asustaba: iban a ser demasiadas emociones, demasiadas novedades en mi vida, pero... Estaba deseando que llegara. Sólo podía pensar en pasar esos diez días junto a él.
- Lo que me preocupa -dijo mientras se pasaba una mano por el pelo- es que se entere demasiada gente antes de llegar allí. Una vez allí no me importa en exceso, además es inevitable, pero si pudiéramos tener algo de tranquilidad aunque fuera un par de días... -Torcí el gesto y sonrió-. ¿Qué te pasa?
- Que si es difícil para ti, podemos dejarlo para otra ocasión o...
- ¡No! -Rió-. En absoluto. Seguirá siendo difícil más adelante, no va a cambiar nada. Además, no soy yo quien me preocupa, eres tú.
- ¿Yo?
- Sí, no quiero que te sientas incómoda.
- No estaré incómoda. Lo prometo. Sólo quiero disfrutar de ti. También quiero algo de tranquilidad y de descanso, claro, pero teniéndote al lado no necesito más.
Se aproximó a mí y me estrechó entre sus brazos.
- No lo sabe nadie, ¿no?
- Lo sabe mi familia y las chicas.
- Genial, entonces no habrá ningún problema.
Se inclinó para buscar mis labios y nos besamos con lentitud.
- Deberíamos irnos a dormir, mañana pensaba ir a clase...
- Descarta ese pensamiento porque no pienso dejarte dormir.
Se abalanzó sobre mí en el sofá y reí a carcajadas; al menos lo hice hasta que me besó con fuerza y sus palabras cobraron sentido. No parecía muy dispuesto a dejarme dormir.
Acaricié su pelo y se tumbó aún más sobre mí, separándome las piernas y haciéndose hueco entre ellas. Sus labios se posaron en mi cuello y mantuve los ojos cerrados tratando de disfrutar al máximo de todas esas sensaciones que me provocaba. Sus manos se movieron con lentitud sobre mis piernas, de arriba a abajo, deteniéndose en la cara interna de mis muslos, sabiendo que era allí donde más anhelaba su contacto.
Separó nuestros rostros con la respiración agitada y me miró sonriente.
- ¿Sigues queriendo ir a clase?
- Sí -respondí como pude-. Pero ya no me importa no dormir.
Sonrió más ampliamente y yo también lo hice hasta que se lanzó a devorar mis labios de nuevo.

[Punto de Vista Louis]
Cogimos un vuelo temprano y a eso de las doce de la mañana estábamos en Londres. Estaba inquieto. Muy intranquilo. Como si sintiera que algo iba mal incluso aunque Judith me hubiera asegurado un millón de veces que no era así.
Había quedado a comer con ella, en mi casa. No hizo falta presionar a Harry para que nos dejara solos, fue él mismo quien lo propuso y convenció a Zayn para ir a comer a un italiano del que le habían hablado muy bien. Me di una ducha rápida y al poco de salir llamaron al timbre. Prácticamente corrí hasta la puerta, abrí y, en cuanto lo hice, agarré uno de sus brazos y la atraje hacia mí con fuerza, abrazándome a ella mientras reía.
- Pero Louis... -Dijo sin dejar de reír.
La separé ligeramente de mí, cerré la puerta y cogí su cara para besarla. Ella también apoyó sus manos en mis mejillas y me devolvió el beso con dulzura, mientras una indescriptible sensación recorría todo mi cuerpo. Era increíble cómo me hacía sentir.
- Qué ganas tenía de verte... -Dije en un susurro.
- Y yo de verte a ti.
La abracé una vez más y cogí su mano para caminar hasta el salón.
- ¿Qué me has preparado de comer? -Preguntó sonriente.
- A Louis Tomlinson.
La cogí en volandas, haciendo que cayera al suelo el bolso que siempre llevaba a la universidad. Rodeó mi cintura con sus piernas y caminé hasta el sofá sin dejar de besarla. La dejé con cuidado sobre él y me senté a su lado con intención de hablar, pero, con una mano en mi cuello, juntó nuestras cabezas de nuevo y sus labios se movieron con rapidez sobre los míos. Se sentó sobre mí, apoyó sus manos en mi pecho y trasladó su boca a mi cuello, mordiéndolo levemente. Suspiré.
- Judith...
No obtuve respuesta. Cogí sus hombros y la obligué a echarse hacia atrás y a detener sus besos sabiendo que, si no lo hacía en esos momentos, en pocos segundos no tendría fuerza de voluntad para pararla.
- Vamos a hablar, por favor...
- No quiero hablar -comentó riendo, provocando que yo también lo hiciera.
- Sé que te resulto muy atractivo e increíblemente irresistible... Así soy yo -rió-. Pero hasta que no hablemos no me quedaré tranquilo.
Se mordió el labio inferior, suspiró, juntó nuestras frentes y me besó en los labios una vez más antes de sentarse a mi lado, dejando cierto espacio entre nosotros. Entrelacé nuestras manos y la miré.
- Está todo bien, Louis. No hay nada de que hablar, ya me has explicado lo que pasó.
- Necesitaba que me dijeras eso mismo mirándome a la cara.
- Pues ya lo he hecho... -Murmuró. Sonreí y nos besamos de nuevo.
De pronto, se movió de una manera extraña y se separó de mí.
- ¿Qué haces?
- Me llaman.
- ¿Y por qué te mueves como una culebrilla? -Enarqué una ceja.
- Porque vibra mucho, ¿vale? -Me sacó la lengua y se levantó-. Es de la redacción, ahora vengo.
Asentí y la vi andar hacia la cocina. Sonreí de nuevo pensando en que realmente lo había conseguido, confiaba en mí y lo hacía de verdad. Saqué yo también el móvil del bolsillo y decidí mirar Twitter, por hacer algo mientras esperaba.
Fue un error.
A veces pensaba que era muy propenso a enfadarme, ¿¡pero cómo no iba a enfadarme!?
- ¡Mierda! -Lancé el móvil al otro lado del sofá y me pasé las manos por la cara.
- ¿Qué pasa? -Preguntó Judith. La miré casi asustado; no me había dado cuenta de que había vuelto-. ¿Por qué tiras así el móvil? ¿Qué te pasa?
Se pegó completamente a mí y acarició mi cara.
- Nada -sonreí ligeramente-, no te preocupes.
- Claro que me preocupo, ¿cómo no voy a preocuparme? ¿Qué ocurre?
La besé varias veces, con rapidez, apenas rozando sus labios.
- Sabes que te quiero, ¿verdad?
Curvó sus labios.
- Claro -colocó unos mechones de pelo que caían por mi frente y después buscó mis ojos-. Pero dime qué pasa. ¿Han dicho algo por Twitter? ¿Es eso?
- No es nada nuevo. Es...
Me detuve. En realidad, no quería hablar de ello.
- Dímelo.
- No es necesario.
- Sí, ¡sí lo es! -Volvió a sentarse sobre mí y aferró mi rostro con sus manos, forzándome a mirarla-. Si algo te preocupa, y esto lo hace, es necesario que me lo cuentes. Te lo ordeno, vamos.
Reí.
- Es Harry...
- ¿Qué ha hecho?
- Nada, él nada.
Me miró con confusión, pero después pareció comprenderlo todo. Entreabrió la boca y agachó la cabeza, negando con ésta.
- No deberías dar importancia a lo que dicen de vosotros -se tiró sobre mí, descansando su cabeza en mi hombro.
- Me duele lo que dicen, ¿por qué no lo entienden? -Pasó su mano por mi espalda y me estrujó contra ella con firmeza. Realmente, lo que más me preocupaba no era que me doliera a mí-. ¿A ti te duele?
- Si a ti te duele, a mí me duele.
- No me refiero a eso...
- Louis -deshizo el abrazo y me miró fijamente-, a mí me da igual. De verdad. Sólo me duele el daño que puedan causarte a ti, yo estoy aprendiendo a convivir con ello.
Cogí su cara y la acerqué de nuevo a mí.
- No sé cómo protegerte de todo esto...
- No puedes. Pero no me importa; ya no. Sólo quiero que estés conmigo, así me proteges -acarició mis labios y sonrió-. Te quiero, Louis.
Sonreí con amplitud y la besé delicadamente.
Nadie se imaginaba cuánto la quería.

[Punto de Vista Liam]
Supongo que, esa tarde, casi sin darme cuenta, ya había elegido.
Llamé a Ana a eso de las cuatro y media. Quería saber cómo estaba y, para qué engañarnos, quería oír lo que sabía que me iba a decir. Quería hacerlo. Por eso, cuando me propuso quedar algo más tarde, sonreí pensando en todo lo que podía disfrutar a su lado. Y realmente quería hacerlo, quería verla. Desde un primer momento había marcado diferencias en mí, era algo evidente, y no había dejado de ser especial en todo ese tiempo. Por eso quería verla, porque era especial para mí, no podía negarlo.
Pero había algo que deseaba más.
Por eso le dije a Ana que lo sentía mucho, pero que esa tarde ya tenía planes. La prometí vernos al día siguiente y me juré a mí mismo hablar con ella y contarla toda la verdad.
Después llamé a Sophia. Porque, sí, lo deseaba más.
Probablemente fue en ese momento cuando elegí entre las dos, casi sin planteármelo. No me dije a mí mismo "quédate con Sophia". No. Simplemente, hice lo que me apetecía y después caí en la cuenta de ello.
La había elegido.
No descartaba estar equivocándome, pero no me veía capaz de hacer otra cosa.

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Me haríais tan feliz si todos los que leéis esto pudiérais decirme qué os parece... No se tarda ni un minuto :)

Gracias Ana <3

Y gracias Nerea! :) Van a pasar unas mil cosas... Ya veréis, ya :P

@LookAfterYou28

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora