All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One Direction

LXV

[Punto de Vista Niall]

Save you tonight sonó a todo volumen y me di la vuelta para abrazar a Rosa. Ya estaba acostumbrado a su tono de alarma, que éramos nosotros cantando básicamente, a un volumen estridente, así que ya no causaba ningún efecto en mí. Sentí cómo movía el brazo y se estiraba para detener la alarma, mientras bostezaba. Me abracé a ella con más fuerza.

- Buenos días, princesa.

- Buenos días, Ni…

La besé el pelo con delicadeza.

- ¿Cómo has dormido?

- Poco, pero muy bien.

Era un hecho. Después de mi maravilloso plan de meterme con todas las “chicas perfectas”, que para mí no lo eran, Rosa no había dejado de sonreír ni un instante. Y no había nada que pudiera hacerme más feliz. Habíamos pasado una noche fantástica el uno en brazos de otro, y quise estar convencido de que, por fin, sus inseguridades se habrían marchado. O al menos la permitirían volver a ser quien siempre había sido conmigo.

- Te diría que nos ducháramos juntos pero probablemente tardaremos más que si lo hacemos por separado, así que… ¿Quieres ser la primera?

- Mmm… -Se dio la vuelta hasta que nuestros ojos chocaron, completamente adormilada. Pasó su dedo índice por mi pecho, deteniéndose en la parte de arriba, dibujando formas imaginarias.

- Vale, dormilona, lo haré yo y así te doy unos minutos más para que te despiertes –me acerqué a ella y la besé en los labios como había deseado hacer desde el primer momento en que la vi.

- Gracias, rubio, estoy muerta de sueño…

- No hace falta que lo jures –sonreí y la besé de nuevo-. Ahora vengo.

Despertarse a su lado era una sensación maravillosa; una sensación que nunca antes había experimentado. Me sentía completo cuando estaba a su lado.

[Punto de Vista Louis]

- A ver, cuáles son las cosas que tienes que recordar para el día de hoy... -Judith puso los ojos en blanco pero rió-. Hasta que no me las digas no te dejaré bajar del coche.

- Tú verás, publico en Twitter que estás aquí y en menos de medio minuto tienes a cuarenta chicas rodeando tu precioso coche. Destrozándolo –elevó las cejas y su sonrisa se volvió más amplia. Y malvada.

Reí, inevitablemente.

- Me gusta que juegues con eso…

- ¿Con qué? –Me preguntó sin entender.

- Con la posibilidad de publicar en Twitter que estás aquí, conmigo –me deslicé en el asiento para poder abrazarla-. Que juegues con la posibilidad de que destrocen mi coche no me gusta, eso no –hice una mueca.

- Ah, no, yo diría que estás aquí, solito, mirando a la nada. Twittearía y saldría corriendo del coche. No quiero que me relacionen contigo.

La hice cosquillas y se revolvió entre mis brazos.

- No digas eso que me duele.

- ¡Si sabes que es broma! –Ladeó su cabeza hasta que nuestros labios quedaron a apenas cinco centímetros y me besó con fugacidad-. Tengo que irme o llegaré tarde.

- Te lo he dicho antes, o me dices las cosas que tienes que…

- Vale, vale –me cortó. Pasó una mano por mi mejilla y se detuvo cerca de mis ojos. Los inspeccionó como solía hacer; como adoraba que hiciera-. Tengo que mandarte un mensaje si me dicen la nota del examen de ayer…