All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One Direction

VII

[Punto de Vista Judith]

Louis se presentó en mi casa a las seis en punto y con una sonrisa en el rostro.

- Hola, rubia -me saludó como lo había hecho el día anterior y, de nuevo, me besó en la mejilla.

En esta ocasión le devolví el beso. Seis días después de verle por primera vez ya no me ponía tan nerviosa su presencia.

Aunque no sabía si algún día podría acostumbrarme al azul de sus ojos. Ni a su sonrisa.

Vestía sus clásicos pantalones negros con Vans, una camiseta blanca y cazadora. Iba guapísimo, para variar.

- Hola, Louis.

- ¿Estás preparada?

- Depende, ¿voy bien así vestida?

Me había dicho que su sorpresa tenía que ver con el fútbol, así que no me había arreglado mucho. En cierto modo, nos parecíamos ese día en cuanto al vestuario. Me había decantado por unos pantalones vaqueros bastante ajustados, y que me permitían moverme con facilidad, por lo que pudiera pasar, además de mis adoradas converse bajas. Le veía capaz de llevarme al parque con un balón. Totalmente capaz.

- Estás guapísima -sonrió-. ¿Vamos?

Asentí y salimos de casa. Había aparcado el coche en doble fila, como si no le importara nada.

- Estás atrancando la calle.

- De eso nada. Señorita -dijo, en un perfecto español, mientras me guiñaba un ojo. Me paré en seco, sonriente-. Venga, entra, anda.

- ¿A dónde vas a llevarme? –Pregunté una vez que estuvimos dentro.

- Es un secreto.

- ¿Está muy lejos?

- No mucho.

- Estaba convencida de que ibas a llevarme al parque a jugar al fútbol –me miró divertido-. ¿Qué? Me espero cualquier cosa de ti.

- Así me gusta. Mejor que estés preparada para todo cuando se trata de mí –rió.

Y entonces pensé en todo lo que había estado dando vueltas el día anterior, y supe que era el momento para preguntárselo. Por alguna razón, pese a no conocerle, me sentía muy cómoda con él, como si pudiéramos hablar de cualquier cosa sin vergüenzas o miedos.

- Oye, Louis…

- ¿Mmm?

- Ya sé que lo hablamos la otra noche pero quiero volver a dejarlo claro. Tú me caes muy bien, pero tengo novio, y cualquier otra cosa que no sea ser amigos no me interesa.

No modificó la expresión de su rostro, y continuó con los ojos puestos en la carretera. Incluso aprecié que curvaba un poco sus labios.

- Ya te dije que sólo quiero ser tu amigo.

- Sí, pero si me susurras al oído que estás loco por mí me descolocas un poco.

Rió.

- Es que me encanta ponerte nerviosa.

- Pues deja de hacerlo, por favor. Porque entonces no podremos ser amigos -me miró abriendo la boca con teatralidad y reí-. ¿Ves? Me haces reír. No quiero que eso se acabe.

Sonrió y volvió a mirar al frente.

- No va a acabarse. Es verdad que me gustas, no te lo voy a negar, ni tampoco te lo voy a ocultar porque es una realidad. Y quiero que lo tengas presente cuando lo dejes con el capullo.