XCIII

4.8K 162 12
                                    

[Punto de Vista Louis]
Judith saltó de la cama, deshaciendo nuestro abrazo, y comenzó a buscar su ropa por el suelo. Contemplé divertido, aún tumbado, cómo se vestía con rapidez mientras murmuraba una serie de cosas que escapaban a mi entendimiento. Reí.
- ¿Qué te pasa? -La pregunté.
- Estoy intentando recordar dónde tengo mi camiseta de Gerrard. Por casa tiene que estar, eso está claro, pero de ahí a saber su localización exacta... -Suspiró.
Me levanté de la cama y caminé hasta ella, que ya estaba completamente vestida.
- Mi pequeño desastre... -Susurré. Me acarició la mejilla con la mayor de las sonrisas e imité su gesto-. En realidad no vamos a Liverpool -obviamente, su expresión cambió-. Te veo un poco desconectada de fútbol, ¿eh? El Liverpool juega este fin de semana en Cardiff.
- ¿Vamos a Cardiff?
- Sí -me miró durante unos instantes-. Da igual, ¿no? El resultado es el mismo. Me vas a dejar por Gerrard en cuanto le veas...
Se abalanzó sobre mí y juntó nuestros labios, sin llegarlos a rozar, pasando su mano por mi nunca.
- No te voy a dejar nunca por nadie -me besó y se echó hacia atrás, sonriendo al ver mi sonrisa de completo idiota mirando a la chica a la que quería-. Y sí, es igual, es increíble igualmente, Lou -hundió sus manos en mi pelo y acarició mi nariz con la suya.
- Otro día te llevaré a Liverpool, te lo prometo.
- Mmm, no, otro día te llevo yo -se señaló- a ti -puso su mano en mi pecho- a Liverpool.
- En tus manos estoy -levanté los brazos efusivamente y se abrazó a mí.
- Eres el mejor.
La rodeé yo también e inspiré la colonia que se desprendía de su cuello. Luché contra muchas cosas para conseguir romper el abrazo y separarme de ella.
- El partido terminará tarde y es mejor que no conduzcamos de noche, cuando estemos cansados, así que si no te importa busco un hotel y te invito a pasar la noche allí.
- Vale, pero nada de invitarme.
- Es mi viaje -llené mi gesto de seriedad.
- Louis... -Trató de protestar pero la callé colocando mi dedo índice sobre sus labios.
- Cuando sea tu viaje, tú decides -se mordió el labio inferior y tiré de él para después besarla reprimiendo el profundo deseo que se había apoderado de mí con ese simple gesto-. Voy a meter algunas cosas en una maleta pequeña.
- Bueno... -Abrió los ojos exageradamente y suspiró-. No salimos de aquí en todo el día -dijo sonriente. Caminó hasta la cama y se sentó, con las piernas cruzadas-. Voy a cronometrar cuánto tardas.
- Te estás convirtiendo en una graciosilla y eso no vale. Aquí el gracioso soy yo.
- Te estoy desbancando -se encogió de hombros.
Me coloqué frente a ella y crucé mis brazos, enarcando una ceja.
- El gracioso, el guapo, el inteligente y el fuerte de la pareja soy yo. Y tú eres... -Torcí el gesto-. Judith, simplemente.
Rió con fuerza y me incliné para besarla, sujetando con fuerza su cara.
- Vale, vale, don perfecto -dijo entre risas.
- Así me gusta.
Me dirigí hacia el armario pensando en qué ropa sería adecuada para mañana. ¿Qué tiempo haría en Cardiff?
En realidad... Eso no importaba mucho. Íbamos a estar todo el día de mañana en un lugar cerrado...
Miré de reojo como jugueteaba con el desayuno que la había preparado y sonreí.
No se imaginaba lo más mínimo la sorpresa que tenía para ella.

[Punto de Vista Rosa]
Llamé a Niall a media mañana y tardó poco más de media hora en venir hasta casa. He de admitir que estaba un poco nerviosa; lo que menos quería era otra discusión con él. Pero estaba decidida a contárselo. Era mi novio. Tenía derecho a saberlo.
No sería excesivamente cruel con Alex. Primero, porque el no recordar qué me había dicho exactamente ayudaba bastante a que no estuviera tan enfadada con él. Segundo, porque no llevaba a ninguna parte que Niall y él estuvieran enfrentados. Y tercero... Porque sí. Porque siempre había tendido a huir de los problemas y lo que menos me apetecía era generar uno. Simplemente quería ser sincera.
- Hola, Ni -le abrí la puerta sonriente y sostuvo mi mentón para darme un suave beso.
- Buenos días, princesa -me abrazó con fuerza y me perdí durante unos instantes en él.
Tiempo después, su presencia seguía produciéndome el mismo cosquilleo en el estómago.
- ¿Y Ana y Alba? -Preguntó, cogiendo mi mano, mientras andábamos hacia el salón.
- A la compra.
- Y tú te libras... Qué morro tienes -chistó mientras negaba con la cabeza y después sonrió.
- Siempre puedo irme con ellas y abandon...
- ¡¡No, no, no!! -Dijo sin darme tiempo a terminar la frase, abrazándome de nuevo mientras se reía-. Lo que has hecho está muy bien hecho, sí, sí, tu deber es sólo estar conmigo.
- Ah, bueno, creía...
Nos sentamos en el sofá más grande, girándonos ligeramente para poder mirarnos con facilidad. Tenía los ojos más bonitos que había visto en mi vida.
- Tienes los ojos más preciosos que he visto -dijo, de pronto, haciendo que mi corazón diera un vuelco.
- Niall... -Dije con un hilillo de voz.
Esas cosas entre nosotros nunca dejarían de sorprenderme. Cuando comencé a escucharles, cuando empecé a ver sus videos, sus conciertos... Puede que mi favorito fuera Harry, pero desde luego siempre había pensado que Niall era increíblemente parecido a mí. Era una extraña sensación la que tenía con él, porque aun sin conocerle, sabía que teníamos un pensamiento muy parecido; quizá demasiado. Incluso las chicas bromeaban con ello mucho tiempo atrás, cuando no podía siquiera imaginarme que llegaría a estar donde estaba, como estaba y con quien estaba.
- ¿Qué te pasa? -Se acercó más a mí, sonriente.
- Que estaba pensando exactamente lo mismo.
- ¿Que tienes unos ojos preciosos? Qué creída... -Pasó su mano por mi mejilla y curvé los labios.
- No, tonto, que tú los tienes.
Asintió con la cabeza riendo.
- A veces me das miedo. Somos iguales, ¿eh? Nos falta hablar a la vez.
Sonreí con amplitud ante su comentario, que era exactamente lo que había estado pensando segundos atrás. Eramos tan parecidos que asustaba; me asustaba.
Y me encantaba a la vez.
- Tenías algo que contarme, ¿no? -Preguntó, sacándome de mis pensamientos.
- Eh... Sí.
- Soy todo oídos.
- Vale, Ni, pero... No quiero que haya problemas, ¿vale? Por favor... -Prácticamente supliqué-. Te lo cuento porque quiero que veas que soy sincera contigo -hice una pausa observando cómo le cambiaba la expresión de la cara-. He estado dándole vueltas al hecho de contártelo o no, porque me da miedo que todo se estropee de nuevo, pero quiero hacerlo porque somos una pareja, y quiero que veas que esto me importa de verdad y que no te oculto nada.
- Vale, Rosa, pero me estoy poniendo un poco nervioso, si pudieras... -Carraspeó.
Decidí ir al grano, que era justo lo que él me había pedido.
- El día de la fiesta de despedida a Jud, cuando fui al baño porque creía que mi vida estaba llegando a su fin... -Levanté una ceja pensando en lo mal que me encontraba esa noche-. No fui sola. Me acompañó Alex, y si te digo la verdad no me acuerdo de casi nada de lo que hablamos, sólo me acuerdo de que me besó.
Resopló, mirando hacia donde estaba la televisión, mientras negaba con la cabeza.
- No fue mi culpa -añadí-. Créeme.
Dirigió su mirada hacia mí de nuevo y sonrió levemente.
- Te creo.
Suspiré aliviada.
- Ayer volvió a besarme.
- ¿¡Cuándo!? -Exclamó.
- Una vez, fuimos juntos a la cocina a coger la bebida para todos y...
- ¿¡Te besó conmigo aquí fuera!? -Su tono de voz fue aún más fuerte.
Escuchamos cómo se abría la puerta y dirigió su mirada hacia el suelo.
- Vamos a mi habitación...
Comencé a levantarme, imaginando que eran Ana y Alba, cuando sentí las estridentes voces de Louis y Judith detrás de mí.
- ¡¡Nos vamos a Cardiff!! -Dijo mi amiga, con una evidente euforia.
- ¿Y eso? -La miré sonriente.
- A que me deje por Steven Gerrard -Louis negó con la cabeza y después la miró.
- ¿A que te dejo de verdad? -Preguntó mi amiga desafiante.
Tommo la señaló con la boca abierta y después nos miró a Niall y a mí.
- Un día me ha durado el amor.
Judith rompió a reír y le cogió de la mano.
- Vamos, anda. Vamos a por algo de ropa, nos quedamos esta noche allí a dormir -comentó, mirándonos.
- Vale -dijimos Niall y yo al unísono.
- ¿Entonces me vas a dejar o no? -Louis pasó un brazo por el cuello de Judith y andaron hacia la habitación mientras seguían discutiendo sobre quién dejaba a quién.
Cuando miré a Niall, comprendí que les observaba igual que yo. Embobado por la felicidad que desprendían. Pero en seguida su rostro se volvió serio de nuevo y sus ojos se clavaron en mí.
- Ese tío es un cabrón -dijo sin más.
- Espero que no te estés refiriendo a Louis... -Traté de bromear pero me omitió.
- ¿Cómo tiene el valor de besarte, presentarse al día siguiente como si nada, y por si no fuera poco volver a besarte conmigo al lado? -Rio, por pura incredulidad, supuse-. ¿Y me estás diciendo que no quieres problemas? Si no fuera porque mañana saldría en todos los periódicos iría ahora mismo y le partiría la cara.
Mentiría si no dijera que su comentario provocó en mi una sensación... ¿De excitación?
Sí, podría ser eso. Niall diciendo que haría eso por mí... Mmm...
Pero no, obviamente, no podía hacerlo.
- No, Ni, no lo harías -me deslicé en el sofá hasta quedar a unos centímetros de su rostro y le cogí las manos-. No lo harías porque eres la persona más buena que he conocido y porque, como yo, no quieres problemas. No por quién eres, sino por cómo eres. No me hace ni pizca de gracia volverle a ver, de verdad, porque es un capullo, pero es amigo de Judi, y no tiene a nadie más aquí.
- ¿Judith sabe esto? -Asentí-. ¿Y por qué sigue siendo su amiga?
- Judith está enfadada con él, pero supongo que sigue siendo su amiga porque Alex también tiene cosas buenas.
- ¿Y tú le ves esas cosas buenas? -Su tono fue bastante acusatorio.
- Ni, por favor, no lo hagas...
- Vale, lo siento -recapacitó al instante y me besó-. No tienes culpa de esto pero... No puedo creerme que tenga que volver a verle la cara a ese tío.
- Intentaré que no sea así, ¿vale? Y en el caso de que no pueda, no te pido que estés con él como si nada, sólo te pido que... Lo ignores. Porque para mí no tuvo importancia, se lo he dejado bastante claro, así que para ti tampoco tiene que tenerla.
- Trataré de ignorarlo si es lo que quieres, pero Rosa, si veo algo que... -Cogió aire y después dejó escapar una risa-. Si intenta algo contigo no sé qué soy capaz de hacer -traté de decir algo pero continuó hablando-. Por ti, y por seguir teniéndote, me veo capaz de cualquier cosa -nos miramos durante unos segundos-. ¿Ha sonado a loco?
Reí.
- Un poco.
- Lo estoy. Por ti.
Le besé con fuerza y me correspondió al instante. Bajó sus manos hasta mi cintura, llevándome hacia él y nuestros torsos quedaron completamente pegados mientras nuestro beso se prolongaba llenándose de intensidad.
- ¡¡Pero bueno!! -La voz de Louis nos hizo separarnos y le miré al instante. Estaba tapándole los ojos a Judith-. Que hay niños delante.
- ¡¡Lou!! -Protestó ella.
- ¡Nos vamos yaaaa! -Siguió andando hacia la puerta sin destapar los ojos de mi amiga, que seguía protestando-. Ya podéis hacer lo que queráis, pero os aconsejo la cama, que es más cómoda que el sofá.
Su voz se fue perdiendo conforme avanzaba y cuando oímos la puerta cerrarse nos reímos.
- Ese si que está loco... -Comenté.
- Bastante más que yo. Pero... Digo yo que... Aunque esté loco... -Entrelazó los dedos de sus manos con los míos y me miró-. Podemos seguir su consejo, ¿no? -Se mordió el labio durante un breve segundo-. Mejor cama que sofá.
Volvimos a besarnos mientras nos incorporábamos, con bastante dificultad pero sin poder despegarnos el uno del otro. Tiró de mi camiseta hacia arriba y me la quitó, quedándose con ella en la mano. Hice lo propio con la suya. Le hice andar hacia atrás, esquivando el sofá y logrando llegar al pasillo que conducía a mi habitación. Nos tambaleamos ligeramente por la efusividad de nuestro beso y chocó con la pared, quedándose de espaldas. Dejó caer mi camiseta al suelo y apoyó sus manos en mis caderas, pegándome más a él. Sentí como el bulto en su pantalón crecía.
Rodeé su cuello con mis manos y por un momento pensé que nuestras lenguas, frenéticas, iban a ahogar al otro. El calor ascendió por todo mi cuerpo y se volvió más fuerte cuando trasladó sus labios a mi cuello, tanteando con sus manos mi sujetador. Subió la cabeza, de repente, y me miró con fuego en sus ojos.
- Habitación -dijo.
No hizo faltar más.
Cogió la camiseta del suelo y corrimos hacia allí. Cerró la puerta cuando entramos y se apoyó en ésta, tirando de mi brazo hacia él quedando exactamente en la misma postura en la que estábamos hacía tan solo unos segundos en el pasillo. Deslizó su mano derecha por mi muslo izquierdo, haciendo que elevara la pierna ligeramente, notando con más intensidad cómo su erección se pegaba a mí. No veía por qué teníamos que esperar más. Desabroché el botón de su pantalón y lo bajé con un rápido y fuerte movimiento que lo hizo caer al suelo, mientras él conseguía, finalmente, deshacerse de mi sujetador. Mordisqueó mis pechos, duros tras su contacto, y gemí, cómo no. Sus manos repasaban cada rincón de mi espalda provocando que mi piel se estremeciera a su paso. Mi pantalón hizo el mismo recorrido que el suyo para acabar en el suelo, y no tardó ni en segundo en repetir la operación con las medias y mi ropa interior.
Dirigí una mirada hacia sus boxers, observando como su deseo se mostraba imponente ante mí. Se lo acaricié por encima de la tela, satisfecha mientras contemplaba cómo suspiraba. Introduje mi mano por él y sus suspiros se transformaron en gemidos. Con su mano derecha buscó mi placer, acariciándome, jugando conmigo, sabiendo todo lo que provocaba en mí. Bajé sus boxers para poder acceder a él con más facilidad y moví mis manos con decisión; sabiendo, yo también, todo lo que provocaba en él.
Con un rápido movimiento, sujetándome por la cintura, cambió nuestras posturas de tal manera que fui yo quien quedó pegada a la puerta. Los dos gritamos por igual al sentir el contacto del otro. Pasó sus manos por detrás de mis piernas y me levantó del suelo sin dejar de mirarme con intensidad. Rodeé con mis piernas su , como estaba acostumbrada a hacer, y con una fuerte embestida se introdujo en mí.
Con Niall era imposible no alcanzar las estrellas.

[Punto de Vista Judith]
Tres horas encerrada en un coche no eran nada si ese coche era el de Louis y si esas tres horas las pasaba con él. Jamás me hubiera imaginado que se tardaba tanto en llegar a Cardiff, pero realmente, a su lado, se pasó volando.
Quedaba poco para llegar cuando le vi moverse en el asiento de una manera un tanto extraña, como si estuviera bailando, y reí.
- ¿Tienes culebritas por el cuerpo que te hacen cosquillitas?
- Sí, verás luego cuando me desnude que culebra tengo -reí a carcajadas ante su comentario y me tendió el móvil sin mirarme, pero con una sonrisa en el rostro-. Toma, anda, mira a ver quién es que me está vibrando mucho.
- Mamá -dije al mirar a la pantalla-. Te llama.
Me miró durante un instante.
- ¿Es mi madre?
- Aham.
- Cógelo y dile que estamos llegando.
- ¿¡Qué!? No, no, la primera vez que hable con tu madre espero que sea de un tema más profundo, como lo malo que eras de pequeño o lo malo que sigues siendo ahora. No va a ser para decirle que estamos llegando.
Rió.
- Vale, mándala un mensaje entonces, por favor -desbloqueé el móvil y me dispuse a escribir-. Nos quedan unos diez minutos.
- ¿Vamos directamente al estadio?
- Vamos al hotel a dejar las cosas y luego, si quieres, podemos dar un paseo hasta allí. Está bastante cerca.
Enarqué una ceja. Pasear. Con Louis Tomlinson. ¿Sería eso posible?
Probablemente no. Pero me daba igual. Pasear con mi Louis sí era posible; y pensaba hacerlo.
- Vale -sonreí-. ¿Cuándo has reservado en el hotel?
- Aún no lo he hecho.
- ¿Y vas a poder?
- Con estos ojos podría gobernar el mundo.
- ¿Pero por qué tienes que ser así de creído?
- Judith... -Tosió ligeramente-. "Ay, Louis, qué ojos tan bonitos tienes" -imitó mi voz y reí-. "Jo, Louis, regálamelos". "Louis, por favor, mírame un poco". "Ay, cari, qué azules" -reí a carcajadas.
- Yo no te llamo cari.
- Bueno, pero el resto sí lo dices. Pues así cómo quieres que no me lo crea, a ver. ¡¡Si es que soy una víctima en todo esto!!
Me incliné para acariciarle el pelo y me guiñó un ojo.
No existía nadie más fascinante que él.
Obviamente, no hubo ningún problema para reservar una de las mejores habitaciones en el hotel que él quería. La recepcionista, una chica que tendría unos cinco años más que yo, le miró de arriba a abajo con deseo. No la culpé. Cada día estaba más guapo. La barbita seguía presente en su rostro y no había palabras para describir como le quedaba; amén de su pelo. De todo, en general.
- ¿Qué piensas? -Preguntó al subir en el ascensor.
- En cómo te ha mirado esa chica.
- ¿Cómo me ha mirado?
- Te quería comer.
- Qué va...
- ¡Pero si lo sabes de sobra!
Rió.
- Yo sólo quiero que me comas tú -nos miramos durante unos segundos sin decir nada-. Si no fuéramos con el tiempo justo, te haría mía aquí mismo, en el ascensor, sin importar quién pudiera entrar -hizo una mueca y siguió mirándome de igual manera.
Yo también continué. No podía despegarme de sus ojos. El ascensor nos indicó que habíamos llegado a la planta deseada y cogió mi mano para salir y encaminarnos a nuestra habitación. Traté de olvidarme, como pude, de su insinuación anterior.
Comimos con cierta rapidez y, tal y como habíamos dicho, fuimos andando al estadio.
- ¿Tienes frío? -Preguntó al poco de salir del hotel.
- No, estoy bien.
Cogida de su mano siempre estaba bien. Me soltó para pasar su brazo por mi cuello y pegarme a él. Besó mi pelo y apoyó su cabeza en la mía mientras seguimos andando.
No eran demasiadas las personas que nos miraban, pero sí noté cómo algunas lo hacían. Sobre todo chicas jóvenes, claro.
Cuando ya estábamos detenidos frente al estadio oí varios "es Louis" a mi alrededor, pero únicamente dos chicas se atrevieron, imaginé, a acercarse a nosotros y pedirle una foto. Me miraron de una manera que no sabría descifrar: podía ser tanto admiración como gratitud... Como el más infinito asco hacia mi persona. Puede incluso que fuera una mezcla de todo ello.
Tampoco las culpé a ellas. Si no le tuviera, también le querría para mí.
Nos despedimos de ellas con una sonrisa y entramos al poco tiempo.
- ¿Estás bien? -Me preguntó, una vez dentro.
- Sí, ¿por qué?
Acarició mi rostro.
- Sé que esto no te resulta fácil.
Tomé aire.
- Me he dado cuenta de que hay algo que me preocupa mucho -me instó con la mirada a que continuara-. No quiero que tus fans me odien.
Rió.
- Judith, yo te quiero. Quien me quiera, te querrá a ti también -me besó con intensidad y cogió mi mano de nuevo-. Si quieres luego hablamos de esto, pero ahora tienes que disfrutar. ¡¡Vas a ver a Gerrard!! -Movió mi mano con rapidez mientras ambos reíamos.
Sin separar nuestros dedos entrelazados, me aferré a él con mi otro brazo y apoyé la cabeza en su hombro.
- No sé qué haría sin ti.
Pude sentir cómo sonreía aun sin verle.

[Punto de Vista Liam]
Me eché una buena siesta. Merecida no, porque no había hecho nada en todo el día, sólo vaguear, pero me sentó bastante bien. Recorrí la casa cuando desperté en busca de señales de Zayn o Niall, pero no estaban ninguno de los dos. Niall seguiría con Rosita e imaginé que Zayn habría decidido quedar con Perrie. Llevaba unos días bastante desganado con ella; a nadie se le escapaba que la marcha de Jud le había tocando muy hondo. Su marcha y todo lo que había pasado con ella.
Yo, y todos, queríamos mucho a la encantadora Perrie. Pero Jud estaba hecha para mi amigo. Probablemente todos tuviéramos una opinión parecida.
¿Cómo podíamos haber encontrado todos una chica para cada uno en el mismo grupo de amigas? Seguía sin poder creérmelo. Pero era una realidad. Zayn y Jud se veían muy bien juntos. Nada que decir de Niall y Rosa. Y Louis y Judith eran otro nivel.
Y Ana y yo...
Caminé hasta la mesa del salón y cogí el móvil. Me pareció una buena oportunidad para llamarla y que viniera a pasar el resto de la tarde aquí; sonreí sólo con pensar en verla.
Sabía que todo eso se me había escapado de las manos. Si en un principio sólo buscaba sexo con ella... Ya se me había olvidado por completo esa única intención. Ahora me importaba, de verdad, y me gustaba pasar tiempo con ella. Incluso aunque supiera que todo eso iba a acabarse en apenas un mes; incluso aunque supiera que no íbamos a llegar a más. Principalmente, porque yo ni me lo planteaba. Simplemente estaba a gusto con ella.
Busqué su número y me dispuse a llamar cuando sonó el timbre. ¿Sería ella?
Caminé con rapidez hasta la puerta y la abrí con una sonrisa pensando en esa posibilidad.
- ¿Qué haces aquí? -Pregunté con más confusión que otra cosa.
La sonrisa se había borrado de mi cara.
- Hola -dijo Sophia.

____________

@LookAfterYou28

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionWhere stories live. Discover now