LXXIII

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[Punto de Vista Judith]
Mi móvil vibró con fuerza y lo cogí por inercia, como si así fuera a callarse. Con los ojos más cerrados que abiertos leí el nombre de la pantalla y decidí cerrarlos de nuevo porque, definitivamente, estaba demasiado adormilada como para haber leído bien. No podía ser quien creía que era. Apagué la vibración y lo escondí entre las sábanas, abrazándome a Louis de nuevo, que seguía durmiendo sin enterarse de nada.
Quisé equipararme a él pero fue imposible. Habían perturbado mi sueño y algo me decía que ya no iba a haber manera de conciliarlo de nuevo. Así que busqué el móvil y miré la hora sin desbloquearlo. Apenas quedaban quince minutos para que mi alarma sonara así que en realidad era una tontería quedarme dormida. Por alguna razón, me fijé en la fecha. Lunes 10 de marzo. Era increíble cómo había pasado el tiempo.
Vibró una vez más y casi me hizo sobresaltarme. Esta vez era un mensaje. ¿Pero quién podía estar despierto a esas horas?
Me incorporé con demasiada fuerza cuando vi de quién se trataba y giré mi cabeza para asegurarme de que Louis seguía soñando. Así era. Me detuve un segundo en esa imagen. ¿Cómo podía ser tan tan guapo?
En cualquier caso, tenía que volver al móvil. La persona que me había escrito, y que anteriormente me había llamado, no era otra que Max. Sí, Max. Abrí los ojos como platos cuando leí su mensaje y enarqué una ceja. Después otra. Ni siquiera sabía qué contestar.
"Perdona que te haya llamado a estas horas, pero es cuando me he decidido y sino sabía que no lo iba a hacer nunca. Me arrepiento de muchas cosas que te dije y necesito pedirte perdón, Judith. ¿Podemos vernos?"
Lo leí al menos cinco veces. Jamás me hubiera esperado que Max fuera a escribirme algo así. ¡¡Max!! Que me había llamado de todo y me había echado prácticamente a patadas de su casa.
Max. A quien había hecho mucho daño.
Me tumbé de nuevo y suspiré.
¿Y si era una trampa y lo que quería era matarme?
Desde luego, del Max que conocí al principio me esperaba detalles tan agradables como ese, pero del Max de los últimos días... A ese Max le pegaba más lo del asesinato.
Yo tenía parte de culpa, sí, pero le pegaba más.
Suspiré de nuevo.
Y me decidí.
"Vale. ¿Dónde quieres que nos veamos?"
Su respuesta llegó de inmediato.
"Pásate por mi casa a eso de las siete, si te viene bien".
Definitivamente quería matarme.
Pero acepté. No sé bien por qué, pero acepté.
Dejé el móvil sobre la mesa y, como me sobraba tiempo, me di una ducha de agua caliente más duradera de lo normal. Me llevé la ropa al cuarto de baño y así podría vestirme sin molestar a Louis, que parecía no haberse enterado de nada. Después tendría tiempo para contárselo.
Cuando regresé a la habitación, tenía las manos cubriéndose el rostro y dejé escapar una risita. Me miró con un ojo cerrado.
- Vuelve a dormirte -susurré-, es muy pronto.
-¿Ya te vas? -Se giró colocándose de lado y extendió un brazo.
- Sí -dije acercándome a él. Me agaché y le di un tierno beso-. Luego hablamos, ¿vale?
- Vale. Dame otro beso... -Acaricié sus mejillas y le besé sonriendo.
- Adiós, ojazos.
- ¡Eh! -Exclamó antes de que me diera tiempo a levantarme de la cama-. Otro, que va a ser mucho tiempo sin ellos...
Reí.
Y le besé.
Cinco veces más.
Y eran pocas.

[Punto de Vista Rosa]
Me sentía ignorada en clase de Historia. Esa asignatura la compartía con Judith y, de repente, sólo parecía tener ojos para el móvil.
- ¡¡Pero quieres hacerme caso!! Como estés hablando con Max...
- ¡Que no! -Me dijo por novena vez, poniendo los ojos en blanco.
- Entonces con quién hablas, a ver.
- Con nadie, estoy mirando Twitter.
- ¡Pero serás mentirosa! ¡Si estás escribiendo!
Puso los ojos en blanco de nuevo y me dio en el brazo.
- Tú coge apuntes y punto.
- A mí no me hables así. Borde.
- Borde tú.
Me giré y escuché su risita a mi lado. No me hacía mucha gracia, la verdad. Nos había contado a Alba y a mí lo de Max y era de todo menos divertido. No pensaba que fuera a asesinarla, tal y como ella había bromeado, pero tampoco me esperaba nada bueno de ese chico. Lo último que quería es que Judith volviera a casa llorando por su culpa, otra vez.
Y es que seguro que estaba hablando con él. Si fuera Louis, ya me lo hubiera dicho.
Cuando, por fin, terminó la clase, Judith tenía una extraña sonrisa.
- ¿Pero eres idiota? -La pregunté, provocando que me mirara.
- ¿Por qué?
- De verdad espero que esa sonrisa no sea por el tonto de Max...
- Igual la idiota eres tú, eh -me empujó y choqué contra la pared-. ¡¡Que no pasa nada con Max!!
- Pues vas a quedar con él...
- Ay, ¡Rosa! No me agobies. Sabes que no me gusta acabar mal con la gente, eso es todo, no hay más. No va a pasar nada con él. ¿Cómo va a pasar algo con él? ¿Hola? De verdad, eres idiota. ¿Te crees que voy a fijarme en otro chico teniendo a Louis al lado? -Su última frase me convenció, la verdad. Estaba loca por Louis-. Vamos por la puerta de atrás, que he quedado allí con Alba.
- ¿Allí? ¿Por qué?
- Porque tenía prácticas en el otro edificio y me ha dicho que salía un poco tarde y que si la podíamos esperar allí.
Caminé sin rechistar. Y más tranquila. Puede que con quien estuviera hablando fuera con Alba y sólo quisiera picarme...
Nos sentamos en uno de los bancos de la acera del otro edificio y Judith se abrazó a sí misma.
- Qué frío, espero que tarde poco.
- Tratándose de Alba, estaremos aquí tres horas -se rio de pronto y miró más allá de mí, a algo que tenía detrás-. ¿Qué? ¿Qué tengo? ¿Tengo un bicho?
- No, que ya está aquí.
Me giré y...
Oh, Dios.
Niall caminaba hacia nosotras, con gafas de sol y bastante abrigado, con las manos metidas en los bolsillos. La gente que pasaba por su lado no reparaba de él y a mí, sin embargo, me parecía que de pronto no existía nada más.
- Hola, preciosa -me besó en la mejilla y me abracé a él.
No me lo esperaba. Para nada.
Rió y nos separó. Después guiñó un ojo a Judith.
- Gracias.
- De nada, rubio -mi amiga me taladró con la mirada-. ¡¡Con él hablaba, pesada!! Me voy, que he quedado con Alba en nuestro sitio habitual -sonrió-. Pasadlo bien, parejita.
Colocó su mano en mi hombro durante unos segundos y yo también la sonreí.
Todavía no era capaz de creerme eso.
- He aparcado el coche por ahí -me señaló con la mano hacia nuestra derecha-. ¿Vamos?
- ¿Qué haces aquí? -Pregunté, incrédula.
- Darte una sorpresa.
- Pero... ¿Por qué?
- Porque quiero hacerte feliz. ¿Te vale? -Sonrió y asentí-. Vamos.
Me había preparado una comida en su casa aprovechando que ni Liam ni Zayn estaban. Según me había dicho, se había pasado toda la mañana cocinando.
Para mí. Niall cocinando para mí.
- Eres el mejor... -Le abracé por detrás mientras servía el primer plato y le escuché reírse.
- Así te quiero ver siempre -se dio la vuelta, cogió mi mentón y me besó-. ¡A comer que hay hambre!
Probablemente fue uno de los momentos más perfectos que había vivido en mi vida. Niall y yo estábamos completamente relajados, tranquilos, hablando el uno con el otro como si no existiera nada más. Riéndonos de cualquier tontería. Besándonos por todo.
- Pues a mí me gustaba Mou. ¡Viva Mou! -Dijo, alzando el puño.
- No se lo digas a Judi que te mata. Le odia.
- ¿Y tú?
- Un pelín. Pero físicamente... -Levanté las cejas para picarle.
- ¿Mejor que yo?
- Mmm...
- Sé sincera.
- Mmm...
- Rosa, quiero sinceridad.
Reí.
- Mejor que tú no.
- ¡¡Bien!!
- Mira que estás tonto.
- Tú me haces estar tonto.
- No, Horan, siempre has sido así...
- Uy, ahí te ha salido tu vena fan, eh -asentí. Llevaba toda la razón del mundo-. ¿Sabes? El otro día un amigo me preguntó qué se sentía al estar saliendo con una fan. Y yo le dije que... Pss, que estaba saliendo contigo. Y que me sentía genial. Y que tenía que conocerte porque eras la mejor.
- Eres un pelota...
- Es que quiero que me hagas el amor... -Me dijo con una sonrisa cargada de picardía.
En diez minutos los platos pasaron a estar en el suelo y nosotros encima de la mesa.

Niall me llevó a casa cuando terminamos de... Comernos el postre. Podía haberme pasado toda la tarde con él, pero había quedado con unos amigos a los que llevaba mucho sin ver así que accedí a separarme de él.
A regañadientes. En esos momentos no me apetecía otra cosa que no fuera estar con él.
- Espero que hayas disfrutado de la comida, Rosita, la he preparado con todo mi amor -me dijo en el coche, aparcado en frente de casa, sin apagar el motor.
- Se nota, estaba ríquisima... Y tú más aún -le sonreí y me devolvió la sonrisa.
- Ven aquí -alargó su mano y la apoyó sobre mi cuello. Nos besamos durante un buen rato. Definitivamente, no quería que se fuera-. Tengo algo para ti -sus palabras me pillaron por sorpresa y fruncí el ceño. Abrió la guantera y sacó una pequeña caja que parecía... De una joyería. Me la tendió-. Ábrela-. Lo hice y me encontré con una preciosa pulsera de plata. Con un trébol de tres hojas en medio-. Sé que no sueles llevar pulseras pero me gustaría mucho que cada vez que mires esta te acuerdes de mí...
- Ni, ¡¡es preciosa!! -Me abalancé sobre él con la cajita en la mano y me abracé con fuerza a su cuello-. Me encanta, de verdad, es preciosa. ¡¡Me encanta!!
- Así me gusta, con entusiasmo.
Nos separamos y lo besé con fuerza.
- Es preciosísima.
- Pues como tú.
- No tenías por qué...
- Me apetecía regalarte algo.
Le miré con un nudo en la garganta. ¿De verdad eso estaba pasando? ¿De verdad tenía a Niall de esa manera?
- No tengo palabras para ti -dije al fin mientras le abrazaba de nuevo.
Me hacía sentir como nadie me había hecho sentir nunca.

[Punto de Vista Judith]
Crucé la carretera hasta el portal con una gran sonrisa. Las cosas con Max habían ido más que bien. Ni un reproche, ni una sola voz, ni una sola mara cara. Habíamos hablado tranquilamente las cosas y los dos habíamos reconocido nuestra parte de culpa. Volví a ver nuevamente al Max agradable, simpático y divertido que había conocido y me alegré mucho, mucho, de que hubiéramos podido solucionar aquello.
Es verdad que no había pensado excesivamente en él en los últimos días, pero cada vez que lo hacía... Me daba mucha rabia que todo eso hubiera acabado de esa manera.
Subí las escaleras casi corriendo. Imaginé que las chicas, sobre todo Alba y Rosa que eran las que habían vivido todo aquello, estarían pendientes. Abrí la puerta de casa gritando.
- ¡¡Chicas!! Ya estoy aquí. Podéis dejar de marcar el número de la policía que ha ido todo bien. Max estab...
Detuve mis palabras cuando vi a Louis sentado en uno de sus sofás. Me miraba fijamente. Y por primera vez en todo este tiempo vi auténtica seriedad en su rostro y... Probablemente enfado.
Tragué saliva y pasé la lengua por mis labios.
Dejé las llaves sobre la mesa del salón, sin decir una palabra. Sabía que todas nos estaban mirando y después iba a matarlas a las cuatro por decirle a Louis dónde estaba antes de que yo misma pudiera hacerlo.
Se levantó y bordeó uno de los sofás, salvando la distancia entre nosotros. Y evitando mirarme.
- ¿Hablamos? -Preguntó.
- Sí, claro.
Caminó hasta la habitación sin esperarme y miré a las chicas. Todas tenían una mueca en la cara.
- Qué genial todo... -Susurré.
Después comencé a andar.
¿La había cagado?

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@LookAfterYou28

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionМесто, где живут истории. Откройте их для себя