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Glasgow, Escocia, 1858

Han pasado 139 años desde que Caroline murió y el dolor de su ausencia sigue siendo el mismo que el primer día. Helen me ha dicho varias veces que he cambiado, lo sé, lo he notado, pero sin darme cuenta me perdí y no sé cómo volver a encontrarme, simplemente vivo el día a día sin emoción, tampoco es como que el final sea algo que vea cerca, soy eterno, fui maldecido con la eternidad.

Desde hace cinco años vivimos en Escocia, habíamos comprado algunos negocios aquí y nos manteníamos en el país por puro gusto. La fortuna de cada uno había aumentado considerablemente gracias a todos esos años de inversiones.

Una noche, mientras estaba en mi oficina, dejé un momento la silla de mi escritorio y me moví al sofá cerca de la chimenea, estaba apagada porque afuera hacia calor, simplemente la miraba en la oscuridad de mi oficina como un punto que se cruzó entre mis pensamientos y yo, nada especial así que terminé quedándome dormido en algún momento. No estoy seguro cuánto tiempo me quedé dormido, pero al despertar lo hice con un salto, con la respiración agitada y un poco desubicado.

Llevé mi mano a mi pecho al sentir una extraña calidez emanar repentinamente. La ultima vez que sentí esto fue... cuando conocí a Caroline.

Imágenes vinieron a mi cabeza de repente como recuerdos, pero no eran recuerdos.

Una fiesta elegante.

Mujeres con vestidos.

Hombres con traje.

Voces.

Risas.

Música.

La bandera de Portugal.

La fachada de la catedral de Oporto.

Una fiesta de cumpleaños.

¿No crees que ella ya es muy vieja como para casarse? -se burló una mujer que le susurraba a otra

Sus padres deberían estar apenados de ella en lugar de festejarle una fiesta de cumpleaños como esta -sonrieron

Su padre debería tomar esta oportunidad y venderla a alguien de más dinero que ellos

¿Quién va a quererla? Con 27 años, no podrá dar a luz a hijos fuertes

Rostros de personas desconocidas y al final, todo se detuvo en una chica. Hermosa, de cabello negro como la noche, largo y ondulado, piel suave, labios gruesos y rojos y unos ojos grandes, brillantes y hermosos que me miraban fijamente.

Feliz cumpleaños, Elizh

Una hermosa sonrisa se formó en sus labios.

Ella volvió.

Caroline volvió.

Salté del sofá y corrí por el pasillo hasta la habitación de Helen para golpear su puerta hasta que me abrió.

—¿Qué sucede?

—Caroline volvió

—¿Qué?

—Hoy es su cumpleaños número 27 y por eso reactivo la entiansis, lo sé, la sentí ¡La vi, Helen! ¡Ella volvió!

—¿Dónde la viste? ¿Dónde está?

—Esta en Oporto en Portugal, se llama Elizh

—Eso es... increíble -susurró 

—Debo ir con ella, ahora

—Eunwoo -me tomó de la muñeca antes de que pudiera alejarme de ella 

Pensé que me diría algo como que esperara o algo parecido, pero en su lugar, me sonrió.

—Prepara tus cosas, le diré a alguien que se adelante para comprarte un boleto de algún barco que vaya a Portugal y le pediré al chofer que te espere afuera ¿De acuerdo?

—Gracias

—Corre

Y así fue, en unos cuantos días estaba pisando el territorio de Oporto, Portugal.

Jamás había estado aquí, así que no tenia ninguna propiedad y terminé quedándome en uno de los hoteles del centro de la ciudad.

Lo primero que tenia que hacer era encontrarla. Con lo poco que había visto sé cómo luce, sé que se llama Elizh y probablemente, por la fiesta y los vestidos de alta costura, ella sea la hija de algún hombre adinerado, por eso, probablemente se mueve en fiestas de la alta sociedad. Lo segundo era ¿Dónde se organizaría la siguiente fiesta de la alta sociedad? No sabia nada de esta ciudad, pero lo que sí sabia, era que, si iba un momento al bar de este hotel, los hombres que probablemente estuvieran ahora ahí, me lo dirían y eso fue lo que hice.

Dejé mi habitación y bajé al bar de caballeros, tomé un periódico de los muchos que había sobre una pequeña mesa en la entrada y me senté en un sofá de piel donde en cuestión de segundos un mesero tomó mi orden y me dejó a solas para ir por mi pedido. No me importaba pasar el rato o leer lo que había en el periódico, solo lo usaba para no verme fuera de lugar con todos los demás hombres solitarios que había aquí, pero mis oídos estaban atentos a las conversaciones de los caballeros que me rodeaban.

Llevaba cuatro horas aquí, dos vasos de Ginjinha y dos idas al baño para vomitarlo, pero no había conseguido la información que quería, hasta que después de mi tercer vaso de Ginjinha, dos hombres se sentaron en la mesa detrás de mi y comenzaron a hablar sobre un banquete que sería en casa de un hombre llamado Belmonte, no sé a qué se dedicaba el hombre, pero sé que haría una gran fiesta en su casa, una mascarada, por pura diversión, al parecer.

Eso era lo único que necesitaba, había conseguido en unos pocos minutos el lugar, la fecha, la hora y el código de vestimenta.

Lo tercero en la lista, era conseguir un traje apropiado y un antifaz a juego, eso era lo más fácil, simplemente tenia que pedir mandarlo y listo.

El cuarto punto en la lista, esperar el gran día. El baile sería el viernes a las ocho de la noche en casa de los Belmonte, no sé dónde quedaba ese lugar, pero, probablemente simplemente tenia que dar el apellido al chofer y él sabría dónde es eso.

Hoy era miércoles, pero estaba demasiado ansioso porque fuera viernes, así que lo único que pudo calmar un poco mi ansiedad fue salir a dar un paseo por la ciudad, jamás había estado aquí, así que aproveché para conocer un poco. Aunque no sirvió mucho, en mi cabeza solo estaba ella y las mil maneras en las que podría acercarme a Caroline... Elizh, sin asustarla. 

Eris (ChaEunWoo)Where stories live. Discover now