XIII

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Escuché un pequeño ruido que me hizo saltar como un ratón asustado. Metí todo a la maleta tan rápido como pude, pero tratando de que todo quedara tal cual lo encontré para que nadie sospechara nada, la cerré y la escondí detrás de la cortina de nuevo, apagué las luces y salí de la oficina corriendo directo a mi habitación donde cerré la puerta y me acosté en mi cama.

Mi pecho subía y bajaba por la adrenalina del momento. Pero, aun así, después de un momento logré recuperar el ritmo de mi respiración y sol en ese momento las cosas volvieron a mi cabeza. Las miles de preguntas volvieron a rondarme como moscas encima de comida.

Algo definitivamente estaban escondiéndome esos tres y definitivamente, después de haber visto aquel cuchillo ensangrentado, sé que es algo malo, lo único que no sé, es ¿Para quién? ¿Quién de todos nosotros es el verdadero villano en todo esto? ¿De quién debo tener cuidado? Incluso dudaba de mi misma.

Durante toda la noche no pude cerrar los ojos ni un momento, por más que intentaba dormir, mi cabeza volvía a hacerme despertar con sus teorías, una más aterradora que la otra, una más simple que la otra, pero al final, teorías que no me dejaron descansar.

Terminé por resignarme y solo sentarme en la cama hasta que dieron las 10 de la mañana y Eunwoo entró a la habitación con una mesa de madera llena de comida, misma que puso sobre mis piernas.

Ni siquiera lo miré, simplemente fijé mis ojos sobre los platillos. Un plato con fruta picada, un plato más grande con waffles y miel más una taza humeante de café.

—En dos días... nos iremos

—¿A dónde? –tomé el tenedor y el cuchillo para cortar los waffles

—Nueva Zelanda, conseguí una pequeña casa en el campo, te encantará cuando la veas

Dejé los cubiertos y bajé las manos de la mesita.

—No quiero irme –susurré

—¿No era lo que querías? Me hiciste prometer que nos iríamos de aquí

—Pues ahora no quiero –lo miré –quiero quedarme aquí más tiempo

El tiempo que sea necesario como para descubrir lo que realmente está pasando.

—No podemos quedarnos –su tono de voz era tan autoritario que por un momento pensé en guardar silencio y simplemente aceptar e irnos, pero si lo hacía ¿Cuánto tiempo me tomaría en descubrir la verdad? Si es que yéndonos de aquí aún podía descubrirlo.

—¿Por qué? –volví a tomar los cubiertos –es nuestra casa ¿No? Podemos quedarnos cuanto tiempo queramos

Se quedó en silencio un momento, así que lo miré de reojo y pude ver como sus manos se volvían puños a los lados de su cuerpo.

—Pues lo lamento mucho –dijo –pero no te estoy preguntando, nos iremos en tres días, así que prepárate

Se dio la vuelta y con un azotón de la puerta, me dejó sola en la habitación.

No sé realmente porqué lloraba, pero simplemente lo hice, tenía ganas y simplemente me dejé ir en las lágrimas. Hice a un lado la comida y me recosté en la cama para llorar en silencio hasta que me quedé dormida de nuevo.

Creo que hasta ahora sentía como todo lo que había pasado se juntaba en mi interior. El accidente, mi memoria, las historias que ellos me contaban pero que no concordaban con los recuerdos que yo tenía, el cuchillo, el broche, el taller, las pinturas, el haberme encerrada en esa bodega oscura, haberme perdido en el bosque, que Eunwoo se haya molestado conmigo, todo eso lo había estado acumulando en mi interior hasta que no pude contenerlo más y terminé llorando como ahora.

Me sentía confundida con muchas cosas, me sentía sola en todo esto, sentía que todos a mi alrededor sabían algo que yo no y eso no me gustaba, me hacia sentir mal de muchas maneras.

Cuando desperté de nuevo, el sol aún no se ocultaba, aún era de día y según el reloj de muñeca, eran ya las cinco de la tarde, había dormido bastante tiempo. Supongo que mi cerebro estaba bastante cansado como para hacerme dormir todo este tiempo, pero aún después de dormir mucho, me seguía sintiendo un tanto cansada, no tanto, pero sí lo sentía aún.

Me levanté de la cama sentándome a la orilla y miré hacia el suelo donde había dejado la mesa con el desayuno, no había probado ningún bocado porque no tenia hambre, pero ahora sí. Creo que Eunwoo o Helen vinieron y se lo llevaron en algún momento en el que yo estaba dormida, haciendo tanto silencio que yo no me di cuenta en qué momento fue.

Me puse los zapatos y salí de mi habitación. No estaba segura si quería encontrarme con alguien o simplemente quería pasar desapercibida hasta la cocina, comer algo y volver a mi habitación sin que nadie me molestara. Probablemente, si me encontraba con Eunwoo ahora, terminaríamos peleando de nuevo y sinceramente ahora mismo no tengo la energía suficiente para pelear. Así que es mejor que no me encuentre con nadie.

Caminé por el pasillo para ir a la cocina, la cual, afortunadamente estaba sola así que pude moverme a mis anchas. Me moví rápido por todos lados, sacando los ingredientes para hacerme un sándwich y un poco de juego. Prefería llevarlo a mi habitación que arriesgarme a encontrarme con alguien. Puse, además, un poco de galletas en mi plato y con eso listo, estaba preparada para irme, pero el olor a quemado llegó a mi nariz como un suave golpe que poco a poco se fue intensificando.

No olía al característico aroma de la madera quemada, no. Olía a plástico quemado, lo que era asqueroso, el olor a plástico siendo quemado nunca me gustó.

Encima del lavaplatos había una pequeña ventana cuadrada que daba a la parte trasera de la casa, directo al bosque, así que, siendo la única opción cercana, me acerqué a ella para ver si podía encontrar el origen de aquel horrendo olor.

No estaban exactamente enfrente de la ventana, tuve que moverme lo más que pude hacia un lado y aún así no pude ver del todo bien, pero las dos siluetas paradas dándome la espalda mientras ellas miraban hacia donde la gran nube de humo tenia su origen, me dijeron que ellos eran los responsables.

Están quemando la maleta.

Eran Helen y Callahan mirando como la maleta era consumida poco a poco por las llamas del fuego.

Necesito salir de aquí. 

Eris (ChaEunWoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora